Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Juan 20


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1El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.2Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».3Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.4Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.5Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.6Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo,7y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.8Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.9Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.10Los discípulos regresaron entonces a su casa.11María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro12y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.13Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».14Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.15Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».16Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!».17Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes».18María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.19Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!».20Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.21Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes»22Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo.23Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».24Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.25Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré».26Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!».27Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe».28Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!.29Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».30Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro.31Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.