Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Juan 12


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1Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado.2Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.3María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.4Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo:5«¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?».6Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.7Jesús le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura.8A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre».9Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado.10Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro,11porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús a causa de él.12Al día siguiente, la gran multitud que había venido para la fiesta, se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén.13Y, tomando hojas de palmera, salieron a su encuentro y lo aclamaban diciendo: «¡Hosana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel!».14Al encontrar un asno, Jesús montó sobre él, conforme a lo que está escrito:15"No temas, hija de Sión; ya viene tu rey, montado sobre la cría de una asna".16Al comienzo, sus discípulos no comprendieron esto. Pero cuando Jesús fue glorificado, recordaron que todo lo que le había sucedido era lo que estaba escrito acerca de él.17La multitud que había estado con Jesús cuando ordenó a Lázaro que saliera del sepulcro y lo resucitó, daba testimonio de él.18Por eso la gente salió a su encuentro, porque se enteraron del signo que había realizado.19Los fariseos se dijeron unos a otros: «¿Ven que no adelantamos nada? Todo el mundo lo sigue».20Entre los que había subido para adorar durante la fiesta, había unos griegos21que se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: «Señor, queremos ver a Jesús».22Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos se lo dijeron a Jesús.23El les respondió: «Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.24Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.25El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.26El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.27Mi alma ahora está turbada, ¿Y qué diré: «Padre, líbrame de esta hora? ¡Sí, para eso he llegado a esta hora!28¡Padre, glorifica tu Nombre!». Entonces se oyó una voz del cielo: «Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar».29La multitud que estaba presente y oyó estas palabras, pensaba que era un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel».30Jesús respondió: «Esta voz no se oyó por mí, sino por ustedes.31Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera;32y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí».33Jesús decía esto para indicar cómo iba a morir.34La multitud le respondió: «Sabemos por la Ley que el Mesías permanecerá para siempre. ¿Cómo puedes decir: «Es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto»? ¿Quién es ese Hijo del hombre?».35Jesús les respondió: «La luz está todavía entre ustedes, pero por poco tiempo. Caminen mientras tengan la luz, no sea que las tinieblas los sorprendan: porque el que camina en tinieblas no sabe a dónde va.36Mientras tengan luz, crean en la luz y serán hijos de la luz». Después de hablarles así, Jesús se fue y se ocultó de ellos.37A pesar de los muchos signos que hizo en su presencia, ellos no creyeron en él.38Así debía cumplirse el oráculo del profeta Isaías, que dice: "Señor, ¿quién ha creído en nuestra palabra? ¿A quién fue revelado el poder del Señor"?39Ellos no podían creer, porque como dijo también Isaías:40"El ha cegado sus ojos y ha endurecido su corazón, para que sus ojos no vean y su corazón no comprenda, para que no se conviertan ni yo los cure".41Isaías dijo esto, porque vio la gloria de Jesús y habló acerca de él.42Sin embargo, muchos creyeron en él, aun entre las autoridades, pero a causa de los fariseos no lo manifestaron, para no ser expulsados de la sinagoga.43Preferían la gloria de los hombres a la gloria de Dios.44Jesús exclamó: «El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió.45Y el que me ve, ve al que me envió.46Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.47Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo.48El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día.49Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar;50y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó».