Scrutatio

Giovedi, 16 maggio 2024 - San Simone Stock ( Letture di oggi)

2 Reyes 4


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 La mujer de uno de la comunidad de profetas imploró a Eliseo, diciendo: «Tu servidor, mi marido, ha muerto, y tú sabes que era un hombre temeroso del Señor. Pero ahora ha venido un acreedor para llevarse a mis dos hijos como esclavos».1 Una de las mujeres de la comunidad de los profetas clamó a Eliseo diciendo: «Tu siervo, mi marido, ha muerto; tú sabes que tu siervo temía a Yahveh. Pero el acreedor ha venido a tomar mis dos hijos para esclavos suyos».
2 Eliseo le dijo: «¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en tu casa». Ella le respondió: «Tu servidora no tiene en su casa nada más que un frasco de aceite».2 Eliseo dijo: «¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa». Respondió ella: «Tu sierva no tiene en casa más que una orza de aceite».
3 Eliseo le dijo: «Ve y pide prestados a tos tus vecinos unos recipientes vacíos; cuántos más sean, mejor.3 Dijo él: «Anda y pide fuera vasijas a todas tus vecinas, vasijas vacías, no te quedes corta.
4 Luego entra y enciérrate con tus hijos; echa el aceite en todos esos recipientes, y cuando estén llenos, colócalos aparte».4 Entra luego y cierra la puerta tras de ti y tras de tus hijos, y vierte sobre todas esas vasijas, y las pones aparte a medida que se vayan llenando».
5 Ella se fue y se encerró con sus hijos; estos le presentaban los recipientes, y ella los iba llenando.5 Se fue ella de su lado y cerró la puerta tras de sí y tras de sus hijos; éstos le acercaban las vasijas y ella iba vertiendo.
6 Cuando todos estuvieron llenos, ella dijo a su hijo: «Alcánzame otro recipiente». Pero él respondió: «Ya no quedan más». Entonces dejó de correr el aceite.6 Cuando las vasijas se llenaron, dijo ella a su hijo: «Tráeme otra vasija». El dijo: «Ya no hay más». Y el aceite se detuvo.
7 Ella fue a informar al hombre de Dios, y este le dijo: «Ve a vender el aceite y paga la deuda; después, tú y tus hijos podrán vivir con el resto».7 Fue ella a decírselo al hombre de Dios, que dijo: «Anda y vende el aceite y paga a tu acreedor, y tú y tus hijos viviréis de lo restante».
8 Un día, Eliseo pasó por Sunam. Había allí una mujer pudiente, que le insistió para que se quedara a comer. Desde entonces, cada vez que pasaba, él iba a comer allí.8 Un día pasó Eliseo por Sunem; había allí una mujer principal y le hizo fuerza para que se quedara a comer, y después, siempre que pasaba, iba allí a comer.
9 Ella dijo a su marido: «Mira, me he dado cuenta de que ese que pasa siempre por nuestra casa es un santo hombre de Dios.9 Dijo ella a su marido: «Mira, sé que es un santo hombre de Dios que siempre viene por casa.
10 Vamos a construirle una pequeña habitación en la terraza; le pondremos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, y así, cuando él venga, tendrá donde alojarse».10 Vamos a hacerle una pequeña alcoba de fábrica en la terraza y le pondremos en ella una cama, una mesa, una silla y una lámpara, y cuando venga por casa, que se retire allí».
11 Un día Eliseo llegó por allí, se retiró a la habitación de arriba y se acostó.11 Vino él en su día, se retiró a la habitación de arriba, y se acostó en ella.
12 Después dijo a Guejazí, su servidor: «Llama a esa buena sunamita». El servidor la llamó, y ella se presentó ante él.12 Dijo él a Guejazí su criado: «Llama a esta sunamita». La llamó y ella se detuvo ante él.
13 Eliseo dijo entonces a Guejazí: «Dile: Realmente tú te has desvivido por nosotros: ¿qué se puede hacer por ti? ¿Necesitas una recomendación para el rey o el jefe del ejército?». Ella respondió: «Me siento muy bien donde estoy, en medio de mi gente».13 El dijo a su criado: «Dile: Te has tomado todos estos cuidados por nosotros, ¿qué podemos hacer por ti?, ¿quieres que hablemos en tu favor al rey o al jefe del ejército?» Ella dijo: «Vivo en medio de mi pueblo».
14 Pero Eliseo insistió: «Entonces, ¿qué se puede hacer por ella?». Guejazí respondió: «Lamentablemente, no tiene un hijo y su marido es viejo».14 Dijo él: «¿Qué podemos hacer por ella?» Respondió Guejazí: «Por desgracia ella no tiene hijos y su marido es viejo».
15 «Llámala», dijo Eliseo. Cuando la llamó, ella se quedó junto a la puerta,15 Dijo él: «Llámala». La llamó y ella se detuvo a la entrada.
16 y Eliseo le dijo: El año próximo, para esta misma época, tendrás un hijo en tus brazos». Ella exclamó: «No, señor, por favor; tú eres un hombre de Dios, no engañes a tu servidora».16 Dijo él: «Al año proximo, por este mismo tiempo, abrazarás un hijo». Dijo ella: «No, mi señor, hombre de Dios, no engañes a tu sierva».
17 Pero la mujer concibió, y dio a luz un hijo al año siguiente, para esa misma época, como se lo había dicho Eliseo.17 Concibió la mujer y dio a luz un niño en el tiempo que le había dicho Eliseo.
18 El niño creció. Y un día en que había ido a ver a su padre, que estaba con los segadores,18 Creció el niño y un día se fue donde su padre junto a los segadores.
19 le dijo: «¡Ay, mi cabeza! ¡Ay, mi cabeza!». El padre dijo al servidor: «Llévaselo a su madre».19 Dijo a su padre: «¡Mi cabeza, mi cabeza!» El padre dijo a un criado: «Llévaselo a su madre».
20 El lo tomó y se lo llevó a su madre. El niño estuvo en la falda de su madre hasta el mediodía y luego murió.20 Lo tomó y lo llevó a su madre. Estuvo sobre las rodillas de ella hasta el mediodía y murió.
21 Entonces ella subió, lo acostó en la cama del hombre de Dios, cerró la puerta y salió.21 Subió y le acostó sobre el lecho del hombre de Dios, cerró tras el niño y salió.
22 Después mandó llamar a su marido y le dijo: «Envíame, por favor, a uno de los servidores con un asna; voy corriendo a ver al hombre de Dios, y en seguida vuelvo».22 Llamó a su marido y le dijo: «Envíame uno de los criados con una asna. Voy a salir donde el hombre de Dios y volveré».
23 El le preguntó: «¿Por qué vas a verlo hoy, si no es día de luna nueva ni sábado?». Pero ella le dijo: «No te preocupes».23 Dijo él: «¿Por qué vas donde él? No es hoy novilunio ni sábado». Pero ella dijo: «Paz».
24 Luego hizo ensillar el asna y dijo a su servidor: «Toma la rienda y camina. No me detengas por el camino, a no ser que yo te lo diga».24 Hizo aparejar el asna y dijo a su criado: «Guía y anda, no me detengas en el viaje hasta que yo te diga».
25 Así partió y llegó adonde estaba el hombre de Dios, en el monte Carmelo. Cuando el hombre de Dios la divisó a lo lejos, dijo a Guejazí, su servidor: «Ahí viene nuestra sunamita.25 Fue ella y llegó donde el hombre de Dios, al monte Carmelo. Cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a su criado Guejazí: «Ahí viene nuestra sunamita.
26 Corre a su encuentro y dile: ¿Cómo estás? ¿Cómo están tu marido y tu hijo?». Ella respondió: «Todos bien».26 Así que corre a su encuentro y pregúntale: ¿Estás bien tú? ¿Está bien tu marido? ¿Está bien el niño?» Ella respondió: «Bien».
27 Y al llegar junto al hombre de Dios, en la montaña, se abrazó a sus pies. Guejazí se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: «Déjala, porque está muy apenada, y el Señor me lo tuvo oculto, no me manifestó nada».27 Llegó donde el hombre de Dios, al monte, y se abrazó a sus pies; se acercó Guejazí para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: «Déjala, porque su alma está en amargura y Yahveh me lo ha ocultado y no me lo ha manifestado».
28 Entonces ella dijo: «¿Le pedí yo un hijo a mi señor? ¿No te dije que no me ilusionaras?».28 Ella dijo: «¿Acaso pedí un hijo a mi señor? ¿No te dije que no me engañaras?»
29 Eliseo dijo a Guejazí: «Cíñete el cinturón, toma mi bastón y vete. Si encuentras a alguien por el camino no lo saludes, y si alguien te saluda no le respondas. Coloca mi bastón sobre el rostro del muchacho».29 Dijo a Guejazí: «Ciñe tu cintura, toma mi bastón en tu mano y vete; si te incuentras con alguien no le saludes, y y si alguien te saluda no le respondas, y pon mi bastón sobre la cara del niño».
30 Pero la madre replicó: «Juro por la vida del Señor y por tu propia vida que no te dejaré». Entonces Eliseo se levantó y fue detrás de ella.30 Pero la madre del niño dijo: «Vive Yahveh y vive tu alma, que no te dejaré». El pues, se levantó y se fue tras ella.
31 Mientras tanto, Guejazí se les había adelantado y había puesto el bastón sobre el rostro del muchacho, pero este no dio señales de vida. Volvió entonces a presentarse ante Eliseo y le comunicó: «El muchacho no se ha despertado».31 Guejazí había partido antes que ellos y había colocado el bastón sobre la cara del niño, pero no tenía voz ni señales de vida, de modo que se volvió a su encuentro y le manifestó: «El niño no se despierta».
32 Cuando Eliseo llegó a la casa, vio que el muchacho estaba muerto, tendido sobre su lecho.32 Llegó Eliseo a la casa; el niño muerto estaba acostado en su lecho.
33 En seguida entró, se encerró sólo con el muchacho y oró al Señor.33 Entró y cerró la puerta tras de ambos, y oró a Yahveh.
34 Luego subió a la cama, se acostó sobre el niño y puso su boca, sus ojos y sus manos sobre la boca, los ojos y las manos del niño; permaneció recostado sobre él y la carne del niño entró en calor.34 Subió luego y se acostó sobre el niño, y puso su boca sobre la boca de él, sus ojos sobre los ojos, sus manos sobre las manos, se recostó sobre él y la carne del niño entró en calor.
35 Se puso a caminar por la casa de un lado a otro, se levantó y se recostó sobre él hasta siete veces. Entonces el muchacho estornudó y abrió los ojos.35 Se puso a caminar por la casa de un lado para otro, volvió a subir y a recostarse sobre él hasta siete veces y el niño estornudó y abrió sus ojos.
36 Eliseo llamó a Guejazí y le ordenó: «Llama a la sunamita». Cuando la llamó, ella vino y Eliseo le dijo: «Toma a tu hijo».36 Llamó a Guejazí y le dijo: «Llama a la sunamita». La llamó y ella llegó donde él. Dijo él: «Toma tu hijo».
37 Ella entró y cayó a los pies de Eliseo con el rostro en tierra. Después levantó a su hijo y salió.37 Entró ella y, cayendo a sus pies, se postró en tierra y salió llevándose a su hijo.
38 Eliseo volvió a Guilgal, cuando el hambre se hacía sentir en la región. Mientras la comunidad de profetas estaba sentada delante de él, dijo a su servidor: «Coloca sobre el fuego la olla grande y prepara un caldo para la comunidad de profetas».38 Cuando Eliseo se volvió a Guilgal había hambre en el país. La comunidad de los profetas estaba sentada ante él y dijo a su criado: «Toma la olla grande y pon a cocer potaje para los profetas».
39 Uno de ellos salió al campo para recoger algunas hierbas. Encontró una especie de viña silvestre, de la que recogió los frutos salvajes hasta llenar su manto. Al volver, los cortó en pedazos y los echó a la olla del caldo, porque nadie sabía lo que eran.39 Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas comestibles; encontró una viña silvestre y recogió una especie de calabazas silvestres hasta llenar su vestido; fue y las cortó en pedazos en la olla del potaje, pues no sabía lo que era.
40 Luego sirvieron la comida a los hombres, pero apenas probaron el caldo, se pusieron a gritar: «¡La muerte está en esa olla, hombre de Dios!» Y no pudieron comer.40 Lo sirvieron después para que comieran los hombres y, cuando estaban comiendo, comenzaron a gritar diciendo: «¡La muerte en la olla, hombre de Dios!» Y no pudieron comer.
41 Eliseo dijo: «Traigan harina». El la arrojó en la olla y agregó: «Sírvele a esta gente, para que coman». Y ya no había nada malo en la olla.41 El dijo: «Traedme harina», y la echó en la olla. Dijo: «Repartid entre la gente». Comieron y no había nada malo en la olla.
42 Llegó un hombre de Baal Salisá, trayendo al hombre de Dios pan de los primeros frutos: veinte panes de cebada y grano recién cortado, en una alforja. Eliseo dijo: «Dáselo a la gente para que coman».42 Vino un hombre de Baal Salisa y llevó al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco en espiga; y dijo Eliseo: «Dáselo a la gente para que coman».
43 Pero su servidor respondió: «¿Cómo voy a servir esto a cien personas?». «Dáselo a la gente para que coman, replicó él, porque así habla el Señor: Comerán y sobrará».43 Su servidor dijo: «¿Cómo voy a dar esto a cien hombres?» El dijo: «Daselo a la gente para que coman, porque así dice Yahveh: Comerán y sobrará».
44 El servidor se lo sirvió: todos comieron y sobró, conforme a la palabra del Señor.44 Se lo dio, comieron y dejaron de sobra, según la palabra de Yahveh.