Scrutatio

Domenica, 19 maggio 2024 - San Celestino V - Pietro di Morrone ( Letture di oggi)

1 Samuel 25


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Mientras tanto, murió Samuel. Todo Israel se reunió y estuvo de duelo por él, y lo sepultaron en su casa, en Ramá, David, por su parte, bajó al desierto de Parán.1 Samuel murió. Todo Israel se congregó para llorarle y lo sepultaron en su heredad, en Ramá. David se levantó y bajó al desierto de Maón.
2 Había en Maón un hombre que tenía su hacienda en Carmel. Era un hombre muy rico; tenía tres mil ovejas y mil cabras, y estaba esquilando su rebaño en Carmel.2 Había un hombre en Maón que tenía su hacienda en Carmelo. Era un hombre muy rico; poseía 3.000 ovejas y mil cabras. Estaba entonces en Carmelo, esquilando su rebaño.
3 Su nombre era Nabal, del clan de Caleb, y su mujer se llamaba Abigail. La mujer era inteligente y atractiva, pero él era rudo y de mal carácter.3 El hombre se llamaba Nabal y su mujer se llamaba Abigaíl; ella era muy prudente y hermosa, pero el hombre era duro y de mala conducta. Era calebita.
4 David oyó en el desierto que Nabal estaba esquilando su rebaño,4 Supo David en el desierto que Nabal estaba esquilando su rebaño
5 y envió a diez jóvenes con este encargo: «Suban a Carmel, preséntense a Nabal, y salúdenlo de mi parte.5 y mandó diez muchachos diciéndoles: «Subid a Carmelo y llegad donde Nabal y le saludáis en mi nombre,
6 Díganle: «¡Salud! ¡Paz para ti, paz para tu casa y para todos tus bienes!6 y hablad así a mi hermano; Salud para tí, salud para tu casa y salud para todo lo tuyo.
7 Acabo de oír que te están esquilando el rebaño. Ahora bien, cuando tus pastores estuvieron con nosotros, nunca los hemos molestado, ni se les perdió nada durante todo el tiempo que estuvieron en Carmel.7 He sabido que estás de esquileo; pues bien, tus pastores han estado con nosotros y nunca les hemos molestado ni han echado en falta nada de lo suyo mientras estuvieron en Carmelo.
8 Pregunta a tus servidores y ellos te informarán. Que estos muchachos reciban de ti una buena acogida, ya que llegamos en un día de fiesta. Dales, te lo ruego, lo que tengas a mano, para tus servidores y para tu hijo David».8 Pregunta a tus criados y ellos te lo dirán. Que estos muchachos encuentren, pues gracia a tus ojos, ya que hemos venido en un día de fiesta, y dales lo que tengas a mano para tus siervos y tu hijo David.”»
9 Los jóvenes fueron a decir a Nabal todas estas cosas de parte de David, y se quedaron esperando.9 Llegaron los muchachos de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David y se quedaron esperando.
10 Pero Nabal respondió a los servidores de David: «¿Quién es David y quién es el hijo de Jesé? Hoy en día hay muchos esclavos que se evaden de su dueño.10 Pero Nabal respondió a los servidores de David: «¿Quién es David y quién es el hijo de Jesé? Abundan hoy en día los siervos que andan huídos de sus señores.
11 ¿Voy a tomar mi pan, mi agua y los animales que maté para mis esquiladores, y se los voy a dar a gente que ni siquiera sé de dónde viene?».11 ¿Voy a tomar acaso mi pan y mi vino y las reses que he sacrificado para los esquiladores y se las voy a dar a unos hombres que no sé de dónde son?»
12 Los jóvenes de David reanudaron la marcha y se fueron de vuelta. Al llegar, transmitieron a David todas estas palabras.12 Los muchachos de David dieron la vuelta y se volvieron por su camino, y en llegando le conmunicaron todas estas palabras.
13 Entonces David dijo a sus hombres: «Que cada uno se ciña su espada». Ellos se ciñeron cada uno su espada, y también David se ciñó la suya. Luego, unos cuatrocientos hombres subieron detrás de David, y los otros doscientos se quedaron con el equipaje.13 David dijo a sus hombres: «Que cada uno ciña su espada». Todos ciñeron su espada. También David se ciñó su espada. Subieron detrás de David unos cuatrocientos hombres, quedándose doscientos con el bagaje.
14 Uno de sus servidores le avisó a Abigail, la esposa de Nabal: «Mira que David envió a unos emisarios desde el desierto, para saludar a nuestro patrón, y él se abalanzó sobre ellos.14 Uno de los servidores avisó a Abigaíl, mujer de Nabal, diciendo: «Mira que David ha enviado mensajeros desde el desierto para saludar a nuestro amo, y se ha lanzado contra ellos.
15 Sin embargo, esos hombres han sido muy buenos con nosotros. Nunca nos molestaron, ni perdimos nada durante todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estábamos en campo abierto.15 Sin embargo, esos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nada echamos en falta mientras anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo.
16 Ellos fueron para nosotros una muralla, de día y de noche, mientras estuvimos con ellos apacentando el rebaño.16 Fueron nuestra defensa noche y día todo el tiempo que estuvimos con ellos guardando el ganado.
17 Ahora piensa bien lo que debes hacer, porque es cosa decidida la ruina de nuestro patrón y de toda su casa. En cuanto a él, ¡no es más que un miserable, al que ni siquiera se le puede hablar!».17 Date cuenta y mira lo que debes hacer, porque ya está decretada la ruina de nuestro amo y de toda la casa, y es un necio al que nada se puede decir.
18 Sin pérdida de tiempo, Abigail tomó doscientos panes, dos odres de vino, cinco carneros adobados, cinco bolsas de grano tostado, cien racimos de pasas de uva y doscientas tortas de higo, y los cargó sobre unos asnos.18 Tomó Abigaíl a toda prisa doscientos panes y dos ordres de vino, cinco carneros ya preparados, cinco arrobas de trigo tostado, cien racimos de uvas pasas y doscientos panes de higos secos, y lo cargó sobre unos asnos,
19 Luego dijo a sus servidores; «Adelántense ustedes, y yo iré detrás». Pero no le avisó nada a su esposo Nabal.19 diciendo a sus servidores: «Pasad delante de mí, que yo os sigo». Pero nada dijo a su marido Nabal.
20 Mientras Abigail, montada en su asno, bajaba por un recodo de la montaña, David y sus hombres bajaban en dirección a ella.20 Cuando bajaba ella, montada en el asno, por lo cubierto de la montaña, David y sus hombres bajaban en dirección contraria y se tropezó con ellos.
21 Entre tanto, David pensaba: «En vano he protegido todo lo que este tenía en el desierto, sin que se le perdiera ninguno de sus bienes. El me ha devuelto mal por bien.21 David se decía: «Muy en vano he guardado en el desierto todo lo de este hombre para que nada de lo suyo le faltase, pues me devuelve mal por bien.
22 ¡Que Dios castigue a David una y otra vez, si dejo con vida hasta el alba a uno solo de sus hombres!».22 Esto haga Dios a David y esto otro añada si para el alba dejo con vida ni un solo varón de los de Nabal».
23 Apenas vio a David, Abigail bajó inmediatamente del asno, y cayó ante él con el rostro en tierra.23 Apenas vio a David, se apresuró Abigaíl a bajar del asno y cayendo ante David se postró en tierra, y
24 Y postrada a sus pies, exclamó: «¡Que la falta recaiga sobre mí, señor! ¡Pero permite que tu servidora hable en tu presencia! ¡Escucha sus palabras!24 arrojándose a sus pies le dijo: «Caiga sobre mí la falta, señor. Deja que tu sierva hable a tus oídos y eschucha las palabras de tu sierva.
25 Que mi señor no le haga caso a ese miserable de Nabal, porque su nombre dice lo que él es: él se llama Nabal, que significa "insensato", y la insensatez lo acompaña. Pero yo, tu servidora, no había visto a los jóvenes que había enviado mi señor.25 No haga caso mi señor de este necio de Nabal; porque le va bien el nombre: necio se llama y la necedad está con él; yo, tu sierva, no vi a los siervos que mi señor había enviado.
26 Y ahora, ¡por la vida del Señor y por tu propia vida! es el mismo Señor el que te impide derramar sangre y hacerte justicia por tu mano. ¡Que tus enemigos y todos los que tratan de hacerte mal corran la misma suerte que Nabal!26 Ahora, mi señor, por Yahveh y por tu vida, por Yahveh que te ha impedido derramar sangre y tomarte la justicia por tu propia mano, que sean como Nabal tus enemigos y los que buscan la ruina de mi señor.
27 Con respecto a este obsequio que le he traído a mi señor, que lo repartan entre tus seguidores.27 Cuanto a este presente que tu sierva ha hecho traer para mi señor, que sea entregado a los muchachos que marchan en pos de mi señor.
28 Perdona, te lo ruego, la falta de tu servidora. Porque el Señor te hará seguramente una casa perdurable, ya que tú has combatido en las guerras del Señor y en toda tu vida no se encuentra en ti nada malo.28 Perdona, por favor, la falta de tu sierva, ya que ciertamente hará Yahveh una casa permanente a mi señor, pues mi señor combate las batallas de Yahveh y no vendrá mal sobre ti en toda tu vida.
29 Y si un hombre se alza para perseguirte y atentar contra tu vida, la vida de mi señor estará bien guardada en la bolsa de los vivientes, junto al Señor, tu Dios, mientras que él revoleará con su honda la vida de tus enemigos.29 Y aunque se alza un hombre para perseguirte y buscar tu vida, la vida de mi señor está encerrada en la bolsa de la vida, al lado de Yahveh tu Dios, mientras que la vida de los enemigos de mi señor la volteará en el hueco de la honda.
30 Cuando el Señor te haga todo el bien que te ha prometido y te ponga como jefe en Israel,30 Cuando haga Yahveh a mi señor todo el bien que te ha prometido y te haya establecido como caudillo de Israel,
31 que no tengas que sentir turbación ni remordimiento de conciencia, por haber derramado sangre sin motivo y por haberte hecho justicia por ti mismo. Y cuando el Señor te colme de bienes, acuérdate de tu servidora».31 que no haya turbación ni remordimiento en el corazón de mi señor por haber derramado sangre inocente y haberse tomado mi señor la justicia por su mano; y cuando Yahveh haya favorecido a mi señor. acuérdase de tu sierva».
32 Entonces David dijo a Abigail: «¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, que hoy te envía a mi encuentro!32 David dijo a Abigaíl: «Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro.
33 ¡Bendito sea tu buen tino, y bendiga también tú, que hoy me has impedido derramar sangre y hacerme justicia por mí mismo!33 Bendita sea tu prudencia y bendita tú misma que me has impedido derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano.
34 ¡Por la vida del Señor, el Dios de Israel, que me ha impedido hacerte daño, si no te hubieras apresurado a venir a mi encuentro, juro que antes de brillar el alba no le habría quedado vivo a Nabal ni un solo hombre!».34 Pero con todo, vive Yahveh, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal, que de no haberte apresurado a venir a mi encuentro, no le hubiera quedado a Nabal, al romper el alba, ni un solo varón».
35 Luego David tomó lo que la mujer le había traído y le dijo: «Sube a tu casa en paz. He escuchado tu demanda y la tendré en cuenta».35 Tomó David de mano de ella lo que le traía y le dijo: «Sube en paz a tu casa; mira, he escuchado tu voz y he accedido a tu petición».
36 Cuando Abigail llegó a su casa, Nabal estaba celebrando un regio banquete. Nabal desbordaba de alegría; y como estaba completamente borracho, ella no le dijo ni una sola palabra antes del alba.36 Cuando Abigaíl llegó donde Nabal, estaba celebrando en su casa un banquete regio; estaba alegre su corazón y completamente borracho. No le dijo una palabra, ni grande ni pequeña, hasta el lucir del día.
37 Pero a la mañana, cuando a Nabal ya se le había pasado la embriaguez, su mujer lo puso al tanto de lo sucedido. Entonces él tuvo un ataque al corazón y quedó paralizado.37 Pero a la mañana, cuando se le pasó el vino a Nabal, le contó su mujer lo sucedido; el corazón se le murió en el pecho y se le quedó como una piedra.
38 Al cabo de unos diez días, el Señor hizo morir a Nabal.38 Al cabo de unos diez días hirió Yahveh a Nabal y murió.
39 Cuando David supo que Nabal había muerto, exclamó: «¡Bendito sea el Señor, que ha defendido mi causa contra la afrenta que recibí de Nabal y ha preservado del mal a su servidor! ¡El Señor hizo que la maldad de Nabal recayera sobre él mismo!».39 Oyó David que Nabal había muerto y dijo: «Bendito sea Yahveh que ha defendido mi causa contra la injuria de Nabal y ha preservado a su siervo de hacer mal. Yahveh ha hecho caer la maldad de Nabal sobre su cabeza». Envió David mensajeros para proponer a Abigaíl que fuera su mujer.
40 Los servidores de David se presentaron a Abigail en Carmel y le dijeron: «David nos ha mandado a verte para tomarte por esposa».40 Llegaron los mensajeros de David a casa de Abigaíl en Carmelo y le hablaron diciendo: «David nos envía a ti para tomarte por mujer».
41 Ella se puso de pie, se postró con el rostro en tierra, y respondió: «Aquí está tu esclava dispuesta a lavar los pies de los servidores de mi señor».41 Se levantó ella y se postró rostro en tierra diciendo: «Tu sierva es una esclava para lavar los pies de los siervos de mi señor».
42 Abigail se levantó rápidamente y montó en un asno, seguida de cinco de sus esclavas. Luego partió detrás de los enviados de David y él la tomó por esposa.42 Se levantó Abigaíl apresuradamente, montó en su asno y, seguida de cinco de sus siervas, se fue tras los enviados de David y fue su mujer.
43 David también se había casado con Ajinóam de Izreel, y tuvo a las dos por esposas.43 David había tomado también por mujer a Ajinoam de Yizreel y las dos fueron mujeres suyas.
44 Saúl, por su parte, había dado a su hija Mical, la esposa de David, a Paltí, hijo de Lais, que era de Galím.44 Saúl había dado su hija Mikal, mujer de David, a Paltí, hijo de Layis, de Gallim.