Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

1 Samuel 1


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1Había un hombre de Ramataim, un sufita de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná, hijo de Ierojam, hijo de Eliú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita.2El tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.3Este hombre subía cada año desde su ciudad, para adorar y ofrecer sacrificios al Señor en Silo. Allí eran sacerdotes del Señor, Jofni y Pinjás, los dos hijos de Elí.4El día en que Elcaná ofrecía su sacrificio, daba a su esposa Peniná, y a todos sus hijos e hijas, porciones de la víctima.5Pero a Ana le daba una porción especial, porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril.6Su rival la afligía constantemente para humillarla, por el Señor la había hecho estéril.7Así sucedía año tras año cada vez que ella subía a la Casa del Señor, la otra la afligía de la misma manera. Entonces Ana se ponía a llorar y no quería comer.8Pero Elcaná, su marido, le dijo: «Ana, ¿por qué lloras y no quieres comer? ¿Por qué estas triste? ¿No valgo yo para ti más que diez hijos?».9Después que comieron y bebieron en Silo, Ana se levantó. Mientras tanto, el sacerdote Elí estaba sentado en su silla a la puerta del Templo del Señor.10Entonces Ana, con el alma llena de amargura, oró al Señor y lloró desconsoladamente.11Luego hizo este voto: «Señor de los ejércitos, si miras la miseria de tu servidora y te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu servidora y le das un hijo varón, yo lo entregaré al Señor para toda su vida, y la navaja no pasará por su cabeza».12Mientras ella prolongaba su oración delante del Señor, Elí miraba atentamente su boca.13Ana oraba en silencio; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz. Elí pensó que estaba ebria,14y le dijo: «¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Ve a que se te pase el efecto del vino!».15Ana respondió: «No, mi señor; yo soy una mujer que sufre mucho. No he bebido vino ni nada que pueda embriagar; sólo me estaba desahogando delante del Señor.16No tomes a tu servidora por una mujer cualquiera; si he estado hablando hasta ahora, ha sido por el exceso de mi congoja y mi dolor».17«Vete en paz, le respondió Elí, y que el Dios de Israel te conceda lo que tanto le has pedido».18Ana le dijo entonces: «¡Que tu servidora pueda gozar siempre de tu favor!». Luego la mujer se fue por su camino, comió algo y cambió de semblante.19A la mañana siguiente, se levantaron bien temprano y se postraron delante del Señor; luego regresaron a su casa en Ramá, Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella.20Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: «Se lo he pedido al Señor».21El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto.22Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: «No iré hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré, y el se presentará delante del Señor y se quedará allí para siempre».23Elcaná, su marido, le dijo: «Puedes hacer lo que mejor te parezca. Quédate hasta que lo hayas destetado, y ojalá que el Señor cumpla su palabra». La mujer se quedó, y crió a su hijo hasta que lo destetó.24Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño.25Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí.26Ella dijo: «Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor.27Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía.28Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él; para toda su vida queda cedido al Señor». Después se postraron delante del Señor.