Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Santiago 1


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1Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de la Dispersión.2Hermanos, alégrense profundamente cuando se vean sometidos a cualquier clase de pruebas,3sabiendo que la fe, al ser probada, produce la paciencia.4Y la paciencia debe ir acompañada de obras perfectas, a fin de que ustedes lleguen a la perfección y a la madurez, sin que les falte nada.5Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos generosamente, sin exigir nada en cambio.6Pero que pida con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar levantadas y agitadas por el viento.7El que es así no espere recibir nada del Señor,8ya que es un hombre interiormente dividido e inconstante en su manera de proceder.9Que el hermano de condición humilde se gloríe cuando es exaltado,10y el rico se alegre cuando es humillado, porque pasará como una flor del campo:11apenas sale el sol y calienta con fuerza, la hierba se seca, su flor se marchita y desaparece su hermosura. Lo mismo sucederá con el rico en sus empresas.12Feliz el hombre que soporta la prueba, porque después de haberla superado, recibirá la corona de Vida que el Señor prometió a los que lo aman.13Nadie, al ser tentado, diga que Dios lo tienta: Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie,14sino que cada uno es tentado por su propia concupiscencia, que lo atrae y lo seduce.15La concupiscencia es madre del pecado, y este, una vez cometido, engendra la muerte.16No se engañen, queridos hermanos.17Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y desciende del Padre de los astros luminosos, en quien no hay cambio ni sombra de declinación.18El ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las primicias de su creación.19Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos.20La ira del hombre nunca realiza la justicia de Dios.21Dejen de lado, entonces, toda impureza y todo resto de maldad, y reciban con docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de salvarlos.22Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos.23El que oye la Palabra y no la practica, se parece a un hombre que se mira en el espejo,24pero en seguida se va y se olvida de cómo es.25En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de la Ley, será feliz al practicarla.26Si alguien cree que es un hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a sí mismo y su religiosidad es vacía.27La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no contaminarse con el mundo.