Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Juan 8


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1Jesús fue al monte de los Olivos.2Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a el. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.3Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos,4dijeron a Jesús: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.5Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?».6Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.7Como insistían, se enderezó y les dijo: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra».8E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.9Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,10e incorporándose, le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?».11Ella le respondió: «Nadie, Señor». «Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante».12Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida».13Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale».14Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.15Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie,16y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.17En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido.18Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí».19Ellos le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?». Jesús respondió: «Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre».20El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.21Jesús les dijo también: «Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir».22Los judíos se preguntaban: «¿Pensará matarse para decir: «Adonde yo voy, ustedes no pueden ir»?23Jesús continuó: «Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo.24Por eso les he dicho: "Ustedes morirán en sus pecados". Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados».25Los judíos le preguntaron: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo.26De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo».27Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre.28Después les dijo: «Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó.29El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada».30Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.31Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:32conocerán la verdad y la verdad los hará libres».33Ellos le respondieron: «Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: "Ustedes serán libres"»?.34Jesús les respondió: «Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.35El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre.36Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres.37Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.38Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre».39Ellos le replicaron: «Nuestro padre es Abraham». Y Jesús les dijo: «Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él.40Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso.41Pero ustedes obran como su padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios». Jesús prosiguió:42«Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.43¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje? Es porque no pueden escuchar mi palabra.44Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira.45Pero a mí no me creen, porque les digo la verdad.46¿Quién de ustedes probará que tengo pecado? Y si les digo la verdad. ¿por qué no me creen?47El que es de Dios escucha las palabras de Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no son de Dios».48Los judíos le replicaron: «¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que estás endemoniado?». Jesús respondió:49«Yo no estoy endemoniado, sino que honro a mi Padre, y ustedes me deshonran a mí.50Yo no busco mi gloria; hay alguien que la busca, y es él el que juzga.51Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás».52Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: «El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás».53¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?»54Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman «nuestro Dios»,55y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: «No lo conozco», sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.56Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría».57Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham».58Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy».59Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.