Scrutatio

Domenica, 28 aprile 2024 - San Luigi Maria Grignion da Montfort ( Letture di oggi)

Juan 5


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1Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén,2Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos.3Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua.4[Porque el Angel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal.]5Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años.6Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres curarte?».7El respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes».8Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina».9En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado,10y los Judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla».11El les respondió: «El que me curó me dijo: «Toma tu camilla y camina».12Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: «Toma tu camilla y camina?».13Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.14Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: «Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía».15El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.16Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.17el les respondió: «Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo».18Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.19Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: «Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo.20Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados.21Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere.22Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo,23para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.24Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida.25Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.26Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella,27y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre.28No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz29y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio.30Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.31Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría.32Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero.33Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.34No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.35Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz.36Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado.37Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro,38y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió.39Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí,40y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida.41Mi gloria no viene de los hombres.42Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes.43He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van a recibir.44¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de Dios?45No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza.46Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí.47Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo les digo?».