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Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Salmos 69


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1Del maestro de coro. Según la melodía de «Los lirios». De David.
2¡Sálvame, Dios mío,

porque el agua me llega a la garganta!
3Estoy hundido en el fango del Abismo

y no puedo hacer pie;

he caído en las aguas profundas,

y me arrastra la corriente.
4Estoy exhausto de tanto gritar,

y mi garganta se ha enronquecido;

se me ha nublado la vista

de tanto esperar a mi Dios.
5Más numerosos que los cabellos de mi cabeza

son los que me odian sin motivo;

más fuertes que mis huesos,

los que me atacan sin razón.

¡Y hasta tengo que devolver

lo que yo no he robado!

6Dios mío, tú conoces mi necedad,

no se te ocultan mis ofensas.
7Que no queden defraudados por mi culpa

los que esperan en ti, Señor del universo;

que no queden humillados por mi causa

los que te buscan, Dios de Israel.
8Por ti he soportado afrentas

y la vergüenza cubrió mi rostro;
9me convertí en un extraño para mis hermanos,

fui un extranjero para los hijos de mi madre:
10porque el celo de tu Casa me devora,

y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.
11Cuando aflijo mi alma con ayunos,

aprovechan para insultarme;
12cuando me visto de penitente,

soy para ellos un motivo de risa;
13los que están a la puerta murmuran contra mí,

y los bebedores me hacen burla con sus cantos.
14Pero mi oración sube hasta ti, Señor,

en el momento favorable:

respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,

sálvame, por tu fidelidad.

15Sácame del lodo para que no me hunda,

líbrame de los que me odian

y de las aguas profundas;
16que no me arrastre la corriente,

que no me trague el Abismo,

que el Pozo no se cierre sobre mí.
17Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor,

por tu gran compasión vuélvete a mí;
18no te ocultes el rostro a tu servidor,

respóndeme pronto, porque estoy en peligro.
19Acércate a mi y rescátame,

líbrame de mis enemigos:

20tú conoces mi afrenta, mi vergüenza y mi deshonra,

todos mis enemigos están ante ti.
21La vergüenza me destroza el corazón,

y no tengo remedio.

Espero compasión y no la encuentro,

en vano busco un consuelo:

22pusieron veneno en mi comida,

y cuando tuve sed me dieron vinagre.

23Que su mesa se convierta en una trampa,

y sus manjares, en un lazo;
24que se nuble su vista y no vean

y sus espaldas se queden sin fuerza.
25Descarga sobe ellos tu indignación,

que los alcance el ardor de tu enojo;
26que sus poblados se queden desiertos

y nadie habite en sus carpas.

27Porque persiguen al que tú has castigado

y aumentan los dolores del que tú has herido.
28Impútales una culpa tras otra,

no los declares inocentes;

29bórralos del Libro de la Vida,

que no sean inscritos con los justos.

30Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,

que tu ayuda me proteja:
31así alabaré con cantos el nombre de Dios,

y proclamaré su grandeza dando gracias;

32esto agradará al Señor más que un toro,

más que un novillo con cuernos y pezuñas.
33Que lo vean los humildes y se alegren,

que vivan los que buscan a Dios:

34porque el Señor escucha a los pobres

y no desprecia a sus cautivos.

35Que lo alaben el cielo, la tierra y el mar,

y todos los seres que se mueven en ellos;

36porque Dios salvará a Sión

y volverá a edificar las ciudades de Judá:

37el linaje de sus servidores la tendrá como herencia,

y los que aman su nombre morarán en ella.