Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Salmos 18


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1Del maestro de coro. De David, el servidor del Señor, que dirigió al Señor las palabras de este canto, cuando él lo libró de todos sus enemigos y de las manos de Saúl.
2Dijo:

Yo te amo, Señor, mi fuerza,
3Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador,

mi Dios, el peñasco en que me refugio,

mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
4Invoqué al Señor, que es digno de alabanza

y quedé a salvo de mis enemigos.

5Las olas de la Muerte me envolvieron,

me aterraron los torrentes devastadores,
6me cercaron los lazos del Abismo,

las redes de la Muerte llegaron hasta mí,
7Pero en mi angustia invoqué al Señor,

grité a mi Dios pidiendo auxilio,

y él escuchó mi voz desde su Templo,

mi grito llegó hasta sus oídos.
8Entonces tembló y se tambaleó la tierra;

vacilaron los fundamentos de las montañas, y

se conmovieron a causa de su furor;

9de su nariz se alzó una humareda,

de su boca, un fuego abrasador,

y arrojaba carbones encendidos.
10El Señor inclinó el cielo, y descendió

con un espeso nubarrón bajo sus pies;

11montó en el Querubín y emprendió vuelo,

planeando sobre las alas del viento.
12Se envolvió en un manto de tinieblas;

un oscuro aguacero y espesas nubes

lo cubrían como un toldo;
13las nubes se deshicieron en granizo y centellas

al fulgor de su presencia.
14El Señor tronaba desde el cielo,

el Altísimo hacía oír su voz;
15arrojó sus flechas y los dispersó,

multiplicó sus rayos y sembró la confusión.
16Al proferir tus amenazas, Señor,

al soplar el vendaval de tu ira,

aparecieron los cauces del mar

y quedaron a la vista los cimientos.
17El tendió su mano desde lo alto y me tomó,

me sacó de las aguas caudalosas;
18me libró de mi enemigo poderoso,

de adversarios más fuertes que yo.

19Ellos me enfrentaron en un día nefasto,

pero el Señor fue mi apoyo:
20me sacó a un lugar espacioso,

me libró, porque me ama.

21El Señor me recompensó por mi justicia,

me retribuyó por la inocencia de mis manos:

22porque seguí fielmente los caminos del Señor,

y no me aparté de mi Dios, haciendo el mal;
23porque tengo presente todas sus decisiones

y nunca me alejé de sus preceptos.

24Tuve ante él una conducta irreprochable

y me esforcé por no ofenderlo.
25El Señor me premió, porque yo era justo

y mis manos eran inocentes a sus ojos.

26Tú eres bondadoso con los buenos

y eres íntegro con el hombre intachable;

27eres sincero con los que son sinceros

y te muestras astuto con los falsos.
28Porque tú salvas al pueblo oprimido

y humillas los ojos altaneros;

29tú eres mi lámpara, Señor;

Dios mío, tú iluminas mis tinieblas.

30Contigo puedo asaltar una muralla;

con mi Dios, puedo escalar cualquier muralla.

31El camino de Dios es perfecto,

la promesa del Señor es digna de confianza.

El Señor es un escudo para los que se refugian en él,
32porque ¿quién es Dios fuera del Señor?

¿y quién es la Roca fuera de nuestro Dios?
33El es el Dios que me ciñe de valor

y hace intachable mi camino;

34el que me da la rapidez de un ciervo

y me afianza en las alturas;

35el que adiestra mis manos para la guerra

y mis brazos para tender el arco de bronce.
36Me entregaste tu escudo victorioso

y tu mano derecha me sostuvo:

me engrandeciste con tu triunfo,

37me hiciste dar largos pasos,

y no se doblaron mis tobillos.

38Perseguí y alcancé a mis enemigos,

no me volví hasta que fueron aniquilados;

39los derroté y no pudieron rehacerse,

quedaron abatidos bajo mis pies.

40Tú me ceñiste de valor para la lucha,

doblegaste ante mí a mis agresores;

41pusiste en fuga a mis enemigos,

y yo exterminé a mis adversarios.

42Imploraron, pero nadie los salvó;

gritaban al Señor, pero no les respondía.

43Los deshice como polvo barrido por el viento,

los pisé como el barro de las calles.

44Tú me libraste de un ejército incontable

y me pusiste al frente de naciones:

pueblos extraños son mis vasallos.

45Gente extranjera me rinde pleitesía;

apenas me oyen nombrar, me prestan obediencia.

46Los extranjeros palidecen ante mí

y, temblando, abandonan sus refugios.

47¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!

¡Glorificado sea el Dios de mi salvación,

48el Dios que venga mis agravios

y pone a los pueblos a mis pies!

49Tú me liberas de mis enemigos,

me haces triunfar de mis agresores

y me libras del hombre violento.

50Por eso te alabaré entre las naciones

y cantaré, Señor, en honor de tu Nombre.

51El concede grandes victorias a su rey

y trata con fidelidad a su Ungido,

a David y a su descendencia para siempre.