Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

2 Macabeos 1


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1Los hermanos judíos de Jerusalén y los del territorio de Judea saludan a los hermanos judíos de Egipto, deseándoles paz y felicidad.2Que Dios los colme de bienes y se acuerde de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob, sus fieles servidores.3Que les dé a todos ustedes un corazón dispuesto a adorarlo y a cumplir su voluntad con magnanimidad y generosidad.4Que él les abra el corazón a su Ley y a sus preceptos, y les conceda la paz.5Que él escuche sus plegarias y se reconcilie con ustedes, y no los abandone en la adversidad.6Esto es lo que ahora suplicamos por ustedes.7Ya en el año setenta y nueve del reinado de Demetrio, nosotros, los judíos, les escribimos: «En medio de la tribulación y de la crisis que soportamos durante estos años, desde que Jasón y sus partidarios traicionaron la Tierra santa y el reino,8incendiaron la puerta del Templo y derramaron sangre inocente, nosotros suplicamos al Señor y fuimos escuchados. Ofrecimos un sacrificio con la mejor harina, encendimos las lámparas y presentamos los panes».9Ahora también les escribimos, para que celebren la fiesta de las Chozas en el mes de Quisleu.10En el año ciento ochenta y ocho. Los habitantes de Jerusalén y los de Judea, el Consejo de los ancianos y Judas, saludan y desean prosperidad a Aristóbulo, preceptor de rey Tolomeo, del linaje de los sacerdotes consagrados, y a los judíos que están en Egipto.11Salvados por Dios de grandes peligros, le damos fervientes gracias por habernos defendido contra el rey.12Porque fue Dios quien expulsó a los que combatían contra la Ciudad santa.13Su jefe, en efecto, al llegar a Persia con un ejército aparentemente invencible, fue descuartizado en el templo de Nanea, gracias a un ardid de los sacerdotes de la diosa.14Con el pretexto de desposarse con la diosa, Antíoco se presentó allí con sus Amigos, a fin de recibir inmensas riquezas a título de dote.15Los sacerdotes del templo de Nanea habían expuesto esas riquezas con motivo de la visita que Antíoco debía hacer al recinto sagrado, acompañado de unas pocas personas. Pero apenas entró Antíoco, cerraron el templo,16abrieron la puerta secreta del techo y aplastaron con piedras al rey y a los otros. Luego los descuartizaron, les cortaron la cabeza y las arrojaron a los que estaban afuera.17¡Sea siempre bendito nuestro Dios, que entregó a la muerte a los impíos!18Estando a punto de celebrar –el día veinticinco de Quisleu– la purificación del Templo, nos ha parecido conveniente informarles para que también ustedes celebren la fiesta de las Chozas y la del Fuego, el fuego que apareció cuando Nehemías, después de haber reconstruido el Templo y el altar, ofreció sacrificios.19Porque, cuando nuestros padres fueron deportados a Persia, los sacerdotes piadosos de entonces, tomando secretamente el fuego del altar, lo ocultaron en el fondo de un pozo seco, donde quedó tan bien resguardado que el lugar fue ignorado por todos.20Al cabo de muchos años, cuando Dios así lo dispuso, Nehemías, enviado por el rey de Persia, mandó a los descendientes de aquellos sacerdotes que habían ocultado el fuego que fueran a buscarlo.21Ellos le comunicaron que no habían encontrado fuego, sino un líquido espeso, y él les mandó que lo sacaran y lo trajeran. Cuando el sacrificio estuvo dispuesto, Nehemías ordenó a los sacerdotes que rociaran con ese líquido la leña y todo lo que había sobre ella.22Una vez cumplida esta orden, y pasado algún tiempo, el sol, oculto antes detrás de las nubes, volvió a brillar y se encendió una hoguera tan grande que todos quedaron maravillados.23Mientras se consumía el sacrificio, los sacerdotes recitaban una plegaria: Jonatán entonaba, y los demás respondían junto con Nehemías.24La oración era la siguiente: «Señor, Señor Dios, creador de todas las cosas, temible y poderoso, justo y misericordioso, el único Rey, el único bueno,25el único generoso, justo, omnipotente y eterno; tú que salvas a Israel de todo mal, tú que elegiste a nuestros padres y los santificaste:26acepta este sacrificio por todo tu pueblo Israel, conserva a tu herencia y santifícala.27Reúne a aquellos de nosotros que están dispersos, concede la libertad a los que están esclavizados entre las naciones, mira con bondad a los desheredados y despreciados, para que los paganos reconozcan que tú eres nuestro Dios.28Castiga a los que nos oprimen y nos ultrajan con arrogancia.29Planta a tu pueblo en tu lugar santo, conforme a lo que dijo Moisés».30Los sacerdotes entonaban himnos,31y cuando el sacrificio quedó consumido, Nehemías mandó derramar el resto del líquido sobre unas grandes piedras.32Entonces se encendió una llamarada, que fue absorbida por el resplandor que brillaba en el altar.33Cuando se divulgó lo sucedido y se comunicó al rey de los persas que en el sitio donde los sacerdotes deportados habían escondido el fuego, había aparecido un líquido con el que los sacerdotes de Nehemías hicieron arder las víctimas del sacrificio,34el rey, después de cerciorarse del asunto, dio orden de cercar el lugar, declarándolo sagrado.35El rey sacó de allí grandes ganancias y las repartía a los que quería favorecer.36Nehemías y sus compañeros llamaron a ese líquido «neftar», que significa «purificación», pero la mayoría lo llamaba «nafta».