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Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Éxodo 8


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1Luego el Señor dijo a Moisés: «Da esta orden a Aarón: «Extiende tu mano y tu bastón sobre los ríos, los canales y los pantanos, para que las ranas invadan el territorio de Egipto».2Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y las ranas subieron hasta cubrir el país.3Pero los magos de Egipto, valiéndose de sus artes secretas, hicieron otro tanto y atrajeron una invasión de ranas sobre el territorio de Egipto.4El Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: «Rueguen al Señor que aleje las ranas de mi y de mis súbditos, y yo me comprometo a dejar que el pueblo vaya a ofrecer sacrificios al Señor».5Moisés respondió al Faraón: «Dígnate indicarme el momento en que debo rogar por ti, por tus servidores y por tu pueblo para que las ranas se aparten de ti y de tus casas, y queden solamente en el Nilo».6«Mañana», dijo el Faraón. Entonces Moisés añadió: «Que suceda conforme a tus palabras. Así sabrás que no hay nadie como el Señor, nuestro Dios.7Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus servidores y de tu pueblo, y quedarán únicamente en el Nilo».8Cuando Moisés y Aarón se separaron del Faraón, Moisés rogó al Señor para que alejara las ranas con que había castigado al Faraón,9y el Señor accedió el pedido de Moisés. Las ranas quedaron muertas en las casas, en los patios y en los campos.10Las juntaron en grandes montones, y se extendió por todas partes un olor pestilente.11Pero el Faraón, al ver que la situación mejoraba, se obstinó y no escuchó a Moisés y a Aarón, como el Señor lo había predicho.12El Señor dijo a Moisés: «Da esta orden a Aarón: «Extiende tu bastón y golpea el polvo del suelo, para que se transforme en mosquitos a lo largo de todo Egipto».13Aarón extendió la mano empuñando su bastón, golpeó el polvo del suelo, y en seguida, nubes de mosquitos se lanzaron contra la gente y los animales. Todo el polvo del suelo se transformó en mosquitos, a lo largo de todo el país.14Los magos intentaron producir mosquitos, valiéndose de sus artes secretas, pero no lo consiguieron. Los mosquitos atacaron a los hombres y animales.15Entonces dijeron al Faraón: «Aquí está el dedo de Dios» A pesar de esto, el Faraón persistió en su obstinación y no los escuchó, como el Señor había predicho.16El Señor dijo a Moisés: «Mañana temprano, cuando el Faraón salga para ir al río, preséntate ante él y dile: «Así habla el Señor: Deja que mi pueblo vaya a rendirme culto.17Porque si te niegas a dejarlo partir, yo enviaré contra ti, contra tus servidores, tu pueblo y tus casas, una invasión de tábanos. Las casas de los egipcios y el suelo donde ellos habitan quedarán atestados de tábanos.18Pero al mismo tiempo, haré una excepción con la región de Gosen, donde reside mi pueblo. Allí no habrá tábanos, para que sepas que yo, el Señor, estoy en medio de este país.19Yo haré una distinción entre mi pueblo y el tuyo. Este signo sucederá mañana».20Así lo hizo el Señor, y una gran cantidad de tábanos se precipitó sobre el palacio del Faraón y sobre las casas de sus servidores; y todo el territorio de Egipto fue devastado por los tábanos.21Entonces el Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: «Pueden ir a ofrecer sacrificios a su Dios, pero que sea dentro del país».22Moisés respondió: «Eso no puede ser. Porque los sacrificios que nosotros ofreceremos al Señor, nuestro Dios, son una abominación para los egipcios. Y si nos ven ofrecer sacrificios que ellos consideran abominables, nos matarán a pedradas.23Haremos una marcha de tres días por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios al Señor, nuestro Dios, conforme a lo que él nos diga».24El Faraón dijo: «Les permitiré que vayan a ofrecer sacrificios al Señor, su Dios, en el desierto, con tal de que no se alejen demasiado. De paso, rueguen por mí.»25«En cuanto salga, respondió Moisés, rogaré al Señor, y mañana los tábanos se apartarán de ti, de tus servidores y de tu pueblo; pero deja de una vez por todas de burlarte de nosotros, y no impidas que el pueblo vaya a ofrecer sacrificios al Señor.26Luego Moisés se alejó de la presencia del Faraón, y oró al Señor.27El Señor hizo lo que Moisés le había pedido, y los tábanos se apartaron del Faraón, de sus servidores y de su pueblo. No quedó ni siquiera uno.28Pero a pesar de eso, el Faraón se obstinó una vez más, y no dejó partir al pueblo.