Scrutatio

Domenica, 12 maggio 2024 - Santi Nereo e Achilleo ( Letture di oggi)

2 Crónicas 34


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén.1 Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén.
2 Hizo lo que es recto a los ojos del Señor y siguió los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.2 Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, siguiendo los caminos de su padre David; sin apartarse a derecha ni a izquierda.
3 En el octavo año de su reinado, cuando todavía era joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David, y en el año duodécimo comenzó a purificar a Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los postes sagrados y de los ídolos esculpidos o de metal fundido.3 El año octavo de su reinado, siendo todavía joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el año doce empezó a purificar a Judá y Jerusalén de los altos, de los cipos, de las estatuas y de los ídolos fundidos.
4 Fueron derribados en su presencia los altares de los Baales, e hizo pedazos los incensarios que había encima de ellos; destrozó los postes sagrados y los ídolos esculpidos o de metal fundido, los redujo a polvo, y lo esparció sobre las tumbas de los que les habían ofrecido sacrificios.4 Derribaron en su presencia los altares de los Baales, hizo arrancar los altares de aromas que había sobre ellos, y rompió los cipos, las imágenes y los ídolos fundidos reduciéndolos a polvo, que esparció sobre las sepulturas de los que les habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y así purificó a Jerusalén y a Judá.5 Quemó los huesos de los sacerdotes sobre los altares y purificó a Judá y Jerusalén.
6 En las ciudades de Manasés, de Efraím, de Simeón, e incluso de Neftalí, en todas sus plazas,6 En las ciudades de Manasés, de Efraím y de Simeón, y hasta en Neftalí y en los territorios asolados que las rodeaban,
7 derribó los altares, destruyó los postes sagrados y los ídolos hasta reducirlos a polvo, y destrozó todos los incensarios en todo el país de Israel. Luego regresó a Jerusalén.7 derribó los altares, demolió los cipos y las estatuas y las redujo a polvo, y abatió los altares de aromas en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.
8 El año decimoctavo de su reinado, una vez que purificó el país y la Casa, Josías envió a Safán, hijo de Asalías, y a Ioáj, hijo de Ioajaz, el archivista, a reparar la Casa del Señor, su Dios.8 El año dieciocho de su reinado, mandó a Safán, hijo de Asalías, a Maasías, comandante de la ciudad, y a Yoaj, hijo de Yoajaz, heraldo, que reparasen la Casa de Yahveh su Dios para purificar la tierra y la Casa.
9 Ellos se presentaron a Jilquías, el sumo sacerdote, y le entregaron el dinero recaudado para la Casa de Dios, que los levitas guardianes del umbral habían recogido de Manasés, de Efraím y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén.9 Fueron ellos donde el sumo sacerdote Jilquiás y le entregaron el dinero traído a la Casa de Dios, que los levitas y porteros habían recibido de Manasés y de Efraím y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.
10 Luego ese dinero se puso en manos de los que dirigían los trabajos, de los encargados de supervisar la Casa del Señor, y ellos lo entregaron a los que ejecutaban las obras que se hacían en la Casa del Señor, para restaurar y reparar el edificio.10 Lo pusieron en manos de los que hacían el trabajo, los encargados de la Casa de Yahveh, y éstos se lo dieron a los obreros para reparar y restaurar la Casa.
11 También se lo dieron a los carpinteros y albañiles, a fin de comprar piedras talladas y madera para el armazón y las vigas de las construcciones, que los reyes de Judá habían dejado deteriorarse.11 Lo dieron a los carpinteros y obreros de la construcción para comprar piedras de cantería y madera y vigas de trabazón para el maderamen de los edificios destruidos por los reyes de Judá.
12 Estos hombres realizaban su trabajo a conciencia. Como encargados al frente de ellos estaban los levitas Iájat y Abdías, de los hijos de Merarí, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Quehat, que dirigían las obras. Los levitas, que sabían tocar instrumentos musicales,12 Estos hombres ejecutaban los trabajos honradamente. Estaban bajo la vigilancia de Yájat y Abdías, levitas de los hijos de Merarí, y de Zacarías y Mesúllam, de los hijos de Quehat, que les dirigían, y de otros levitas; todos ellos maestros en tañer instrumentos músicos.
13 acompañaban a los que llevaban las cargas y dirigían a todos los obreros, cualquiera fuera su oficio. Otros levitas eran escriba, inspectores y porteros.13 Dirigían también a los peones de carga y a todos los que trabajaban en la obra, en los distintos servicios. Entre los levitas había además, escribas, notarios y porteros.
14 Mientras retiraban el dinero recaudado para la Casa del Señor, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la Ley promulgada por Moisés.14 Cuando estaban sacando el dinero traído a la Casa de Yahveh, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la Ley de Yahveh dada por Moisés;
15 Entonces Jilquías tomó la palabra y dijo a Safán, el secretario: «He encontrado el libro de la Ley en la Casa del Señor». Jilquías entregó el libro a Safán,15 y Jilquías tomó la palabra y dijo al secretario Safán: «He encontrado el libro de la Ley en la Casa de Yahveh»; y Jilquías entregó el libro a Safán.
16 y este se lo llevó al rey, cuando fue a darle cuenta, diciendo: «Tus servidores hicieron todo lo que les habías encomendado:16 Safán llevó el libro al rey, y le rindió cuentas diciendo: «Tus siervos están haciendo todo lo que les ha sido encargado.
17 han volcado la plata que se encontraba en la Casa del Señor y se le entregaron a los encargados y a los que ejecutan los trabajos».17 Han fundido el dinero traído a la Casa de Yahveh y lo han entregado a los encargados y a los que trabajan en la obra».
18 Luego el secretario Safán anunció al rey: «Jilquías, el sacerdote, me ha dado un libro». Y Safán lo leyó delante del rey.18 El secretario Safán anunció al rey: «El sacerdote Jilquías me ha entregado un libro». Y Safán leyó una parte en presencia del rey.
19 Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras,19 Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestidos,
20 y dio esta orden a Jilquías, a Ajicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Micá, a Safán, el secretario, y a Asaías, el servidor del rey:20 y ordenó a Jilquías, a Ajicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Miká, a Safán, secretario, y a Asaías, servidor del rey:
21 «Vayan a consultar al Señor por mí y por el resto de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que ha sido encontrado. Porque es grande el furor del Señor que se ha derramado sobre nosotros, ya que nuestros padres no han observados la palabra del Señor y no han obrado conforme a todo lo que está escrito en este libro».21 «¡Id!; consultad a Yahveh por mí y por el resto de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que ha sido encontrado, porque grande es la cólera de Yahveh que se derrama sobre nosotros; pues nuestros padres no han guardado la palabra de Yahveh haciendo conforme a todo lo escrito en este libro».
22 Jilquías y los que habían sido designados por el rey fueron a ver a la profetisa Julda, esposa de Salúm, hijo de Tocat, hijo de Jasrá, el encargado del vestuario. Ella habitaba en Jerusalén, en el barrio nuevo. Y una vez que le expusieron el caso,22 Jilquías y los enviados del rey fueron donde la profetisa Juldá, mujer de Sallum, hijo de Toqhat, hijo de Jasrá, encargado del vestuario; vivía ella en Jerusalén, en la ciudad nueva; y ellos le hablaron conforme a lo indicado;
23 les dijo: «Así habla el Señor, el Dios de Israel: Díganle al hombre que los ha enviado:23 ella les respondió: «Así habla Yahveh, el Dios de Israel: Decid al hombre que os ha enviado a mí:
24 Así habla el Señor: Yo voy a traer una desgracia sobre este lugar y sobre sus habitantes, cumpliendo así todas las maldiciones escritas en el libro que han leído ante el rey de Judá.24 Así habla Yahveh: Voy a traer el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes; todas las maldiciones escritas en el libro que se ha leído delante del rey de Judá;
25 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocando mi indignación con todas las obras de sus manos, mi furor se derramará sobre este lugar, y no se extinguirá.25 porque ellos me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, irritándome con todas las obras de sus manos; mi cólera se ha derramado sobre este lugar y no se apagará.
26 Pero al rey de Judá que los envía a consultar al Señor, le dirán: Así habla el Señor, el Dios de Israel: En lo que respecta a las palabras que tú has escuchado...26 Y al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Yahveh, le diréis: Así dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de las palabras que has oído...
27 Porque tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Dios al oír sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; porque te has humillado delante de mí, has rasgado tus vestiduras y has llorado en mi presencia, también yo he escuchado –oráculo del Señor–.27 Porque tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Dios al oír sus palabras contra este lugar y sus habitantes, y porque te has humillado ante mí, has rasgado tus vestidos y has llorado ante mí, por eso yo, a mi vez, he oído, oráculo de Yahveh.
28 Yo voy a reunirte con tus padres: serás sepultado en paz y tus ojos no verán nada de la desgracia que atraeré sobre este lugar». Ellos llevaron la respuesta al rey.28 Voy a reunirte con tus padres y serás recibido en paz en tu sepulcro; y no verán tus ojos ninguno de los males que voy a traer sobre este lugar y sus moradores». Ellos llevaron la respuesta al rey.
29 El rey mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.29 Entonces el rey hizo reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30 Luego subió a la Casa del Señor, acompañado de todos los hombres de Judá y de los habitantes de Jerusalén –los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el más grande al más pequeño– y les leyó todas las palabras del libro de la Alianza, que había sido hallado en la Casa del Señor.30 Subió el rey a la Casa de Yahveh con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y los levitas, y todo el pueblo desde el mayor hasta el menor, y leyó a sus oídos todas las palabras del libro de la alianza que había sido encontrado en la Casa de Yahveh.
31 Después, de pie sobre su estrado, el rey selló delante del Señor la alianza que obliga a seguir al Señor y a observar sus mandamientos, sus testimonios y sus preceptos, de todo corazón y con toda el ama, poniendo en práctica las palabras de la alianza escritas en aquel libro.31 Y puesto en pie junto a la columna, hizo el rey alianza en presencia de Yahveh, para andar tras de Yahveh y guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus preceptos, con todo su corazón y con toda su alma, cumpliendo las palabras de la alianza escritas en aquel libro.
32 El hizo que se comprometieran todos los que se encontraban en Jerusalén y en Benjamín, y los habitantes de Jerusalén obraron conforme a la alianza de Dios, el Dios de sus padres.32 Hizo que la aceptaran cuantos se hallaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme a la alianza de Dios, el Dios de sus padres.
33 Josías hizo desaparecer todas las abominaciones de los territorios pertenecientes a los israelitas, y obligó a todos los que se encontraban en Israel a servir al Señor, su Dios. Durante toda su vida, ellos no dejaron de seguir al Señor, el Dios de sus padres.33 Josías hizo desaparecer todas las abominaciones de todas las regiones de los israelitas, y obligó a todos los que se hallaban en Israel a servir a Yahveh su Dios. Y mientras él vivió no se apartaron de Yahveh, el Dios de sus padres.