Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

2 Reyes 2


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1Esto es lo que sucedió cuando el Señor arrebató a Elías y lo hizo subir al cielo en el torbellino. Elías y Eliseo partieron de Guilgal,2y Elías dijo a Eliseo: «Quédate aquí, porque el señor me ha enviado hasta Betel». Pero Eliseo respondió: «Juro por la vida del Señor y por tu propia vida que no te dejaré». Y bajaron a Betel.3La comunidad de profetas que había en Betel salió a recibir a Eliseo, y le dijeron: «¿Sabes que hoy el Señor va a arrebatar a tu maestro por encima de tu cabeza?». El respondió: «Claro que lo sé; ¡no digan nada!».4Elías le dijo: «Quédate aquí, Eliseo, porque el Señor me ha enviado a Jericó». Pero él respondió: «Juro por la vida del Señor y por tu propia vida que no te dejaré». Y llegaron a Jericó.5La comunidad de profetas que había en Jericó se acercó a Eliseo y le dijeron: «¿Sabes que hoy el Señor va a arrebatar a tu maestro por encima de tu cabeza?». El respondió: «Claro que lo sé; ¡no digan nada!».6Elías le dijo: «Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán». Pero Eliseo respondió: «Juro por la vida del Señor y por tu propia vida que no te dejaré». Y se fueron los dos.7Cincuenta hombres de la comunidad de profetas fueron y se pararon enfrente, a una cierta distancia, mientras los dos estaban de pie a la orilla del Jordán.8Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó las aguas. Estas se dividieron hacia uno y otro lado, y así pasaron los dos por el suelo seco.9Cuando cruzaban, Elías dijo a Eliseo: «Pide lo que quieres que haga por antes de que sea separado de tu lado». Eliseo respondió: «¡Ah, si pudiera recibir las dos terceras partes de tu espíritu!».10«¡No es nada fácil lo que pides!, dijo Elías; si me ves cuando yo sea separado de tu lado, lo obtendrás; de lo contrario, no será así».11Y mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos también de fuego, los separó a uno del otro, y Elías subió al cielo en el torbellino.12Al ver esto, Eliseo gritó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!». Y cuando no lo vio más, tomó sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos.13Luego recogió el manto que se le había caído a Elías de encima, se volvió y se detuvo al borde del Jordán.14Después, con el manto que se le había caído a Elías, golpeó las aguas, pero estas no se dividieron. Entonces dijo: «¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?». El golpeó otra vez las aguas; estas se dividieron hacia uno y otro lado, y Eliseo cruzó.15El grupo de profetas de Jericó, que lo habían visto de enfrente, dijeron: «¡El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo!». En seguida fueron a su encuentro, se postraron hasta el suelo delante de él,16y le dijeron: «Hay aquí, entre tus servidores, cincuenta hombres valientes. Deja que vayan a buscar a tu señor; tal vez el espíritu del Señor se lo llevó y lo arrojó sobre alguna montaña o en algún valle». El replicó: «No envíen a nadie».17Pero ellos lo presionaron tanto, que terminó por decir: «¡Envíenlos de una vez!». Así enviaron a cincuenta hombres, que lo buscaron durante tres días, pero no lo encontraron.18Cuando regresaron junto a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo: «¿No les había dicho que no fueran?».19La gente de la ciudad dijo a Eliseo: «El sitio donde está emplazada la ciudad es bueno, como mi señor puede ver; pero el agua es malsana y la tierra estéril».20Eliseo dijo: «Tráiganme un plato nuevo y pongan en él un poco de sal». Cuando se lo trajeron,21Eliseo se dirigió al manantial y echó allí la sal, diciendo: «Así habla el Señor: Yo saneo estas aguas; ya no saldrá de aquí muerte ni esterilidad».22Y las aguas quedaron saneadas hasta el día de hoy, conforme a la palabra pronunciada por Eliseo.23Desde allí subió a Betel. Mientras iba subiendo por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: «¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!».24El se dio vuelta, los vio y los maldijo en nombre del Señor. Entonces salieron del bosque dos osos, que despedazaron a cuarenta y dos de esos jóvenes.25Desde allí se dirigió al monte Carmelo, y luego volvió a Samaría.