Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Hebreos 12


font

1Por lo tanto, ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta.2Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se les ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.3Piensen en aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento.4Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.5Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: "Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes.6Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo".7Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre?8Si Dios no los corrigiera, como lo hace con todos, ustedes serían bastardos y no hijos.9Después de todo, nuestros padres carnales nos corregían, y no por eso dejábamos de respetarlos. Con mayor razón, entonces, debemos someternos al Padre de nuestro espíritu, para poseer la Vida.10Porque nuestros padres sólo nos corrigen por un breve tiempo y de acuerdo con su criterio. Dios, en cambio, nos corrige para nuestro bien, a fin de comunicarnos su santidad.11Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella.12Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean.13Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga, sino que se cure.14Busquen la paz con todos y la santificación, porque sin ella nadie verá al Señor.15Estén atentos para que nadie sea privado de la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz venenosa capaz de perturbar y contaminar a la comunidad.16Que no haya ningún impúdico ni profanador, como Esaú, que vendió su derecho a la primogenitura por un plato de comida.17Recuerden que después, cuando quiso heredar la bendición de su padre fue rechazado, y por más que la imploró con lágrimas, no pudo obtener un cambio de decisión.18Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad,19sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando.20Porque no podrían soportar esta prescripción: Cualquiera que toque la montaña será apedreado, incluso los animales.21Este espectáculo era tan terrible, que Moisés exclamó: Estoy aterrado y tiemblo.22Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne,23a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección,24a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.25Tengan cuidado de no desoír al que habla. Porque si los que rehusaron escuchar al que promulgaba oráculos en la tierra, no pudieron escapar al castigo, ¿cómo podremos escapar nosotros si volvemos las espaldas al que habla desde el cielo?26Aquel que en esa ocasión hizo temblar la tierra con su voz, ahora nos ha hecho esta promesa: Una vez más haré temblar no sólo la tierra, sino también el cielo.27Estas palabras una vez más quieren decir que las cosas que se conmueven van a cambiar –porque son creadas– para que permanezcan las que son inconmovibles.28Así, habiendo recibido la posesión de un Reino inconmovible, aferrémonos a esta gracia, y con piedad y temor, tributemos a Dios un culto que le sea agradable,29porque nuestro Dios es un fuego devorador.