Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Josué 11


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1Cuando Iabín, rey de Jasor, se enteró de lo que había sucedido, envió mensajeros al rey Iobab de Madón, al rey Simrón y al de Acsaf;2a los reyes que estaban al norte, en la zona montañosa, y en la Arabá, al sur de Genesaret, en la región baja y sobre las alturas del Dor, hacia el oeste.3Los cananeos se encontraban al este y al oeste; los amorreos, los jivitas, los perizitas y los jebuseos, en la Montaña; y los hititas al pie del Hermón, en el territorio de Mispá.4Los cinco reyes salieron con todas sus tropas –que formaban una multitud tan numerosa como la arena que está a la orilla del mar– y con una enorme cantidad de carros de guerra y caballos.5Y una vez reunidos en el lugar fijado, fueron a acampar todos juntos cerca de las aguas de Meróm, para combatir contra Israel.6Pero el Señor dijo a Josué: «No les tengas miedo, porque mañana, a esta misma hora, yo haré que estén todos muertos delante de Israel. Tú mutilarás sus caballos y quemarás sus carros de guerra».7Entonces Josué, con todos sus combatientes, marchó contra ellos hasta las aguas de Meróm, atacándolos sorpresivamente.8El Señor los puso en manos de Israel, que los derrotó y los persiguió hasta Sidón –la Grande– y hasta Misrefort Maim; y por la parte oriental, hasta el valle de Mispá. La derrota que les infligió Israel fue tal que no dejaron ningún sobreviviente.9Y Josué los trató como el Señor se lo había mandado: mutiló a sus caballos y quemó sus carros de guerra.10En aquel tiempo, Josué volvió atrás, se apoderó de Jasor y mató a su rey con la espada, porque Jasor había sido antiguamente la cabeza de todos aquellos reinos.11También pasó al filo de la espada a todos los seres vivientes que había en ella, consagrándolos al exterminio total. No quedó nada con vida, y Jasor fue incendiada.12Josué tomó asimismo todas las ciudades de aquellos reyes, y a estos últimos los capturó y los pasó al filo de la espada, consagrándolos al exterminio, como Moisés, el servidor del Señor, se lo había ordenado.13Pero Israel no quemó ninguna de las ciudades que ahora vuelven a alzarse sobre sus ruinas, a excepción de Jasor, que fue la única incendiada por Josué.14El botín de estas ciudades, incluido el ganado, se lo repartieron los israelitas; a las personas, en cambio, las pasaron al filo de la espada, hasta acabar con todos. No dejaron a nadie con vida.15Josué se atuvo exactamente a las órdenes que le había dado Moisés –el servidor del Señor– órdenes que este, a su vez, había recibido del Señor. Y al ejecutarlas, no descuidó nada de lo que el Señor había ordenado a Moisés.16Así Josué conquistó todo este territorio, la Montaña, todo el Négueb, toda la región de Gosen, la Sefelá, la Arabá, la montaña de Israel y sus estribaciones,17desde la montaña Desnuda que sube hacia Seir, hasta Baal Gad, en el valle del Líbano, al pie del Hermón, Josué capturó a sus reyes y los mandó matar.18El tuvo que combatir mucho tiempo contra estos reyes;19y como ninguna ciudad, excepto los jivitas que habitan en Gabaón, quiso hacer las paces con los israelitas, estos tuvieron que conquistarlas a todas por la fuerza.20Pero el designio del Señor era que ellos se obstinaran en hacer la guerra contra Israel, a fin de que fueran consagrados sin piedad al exterminio y así fueran aniquilados, como el Señor había ordenado a Moisés.21En aquel tiempo, Josué hizo una campaña contra los anaquitas y los exterminó de la Montaña: de Hebrón, de Debir, de Anab, en una palabra, de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel. Los consagró al exterminio con todas sus ciudades,22y no quedó un solo anaquita en territorio de Israel. Sólo quedaron algunos en Gaza, en Gad y en Asdod.23Así Josué se apoderó de todo el país, de acuerdo con lo que el Señor le había dicho a Moisés, y lo entregó como propiedad hereditaria a cada una de las tribus de Israel. Y ya no hubo más guerra en el país.