Scrutatio

Mercoledi, 8 maggio 2024 - Madonna del Rosario di Pompei ( Letture di oggi)

Lucas 24


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado.1 El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado.
2 Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro2 Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro,
3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4 Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes.4 No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes.
5 Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?5 Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
6 No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea:6 No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo:
7 «Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día».7 “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. “»
8 Y las mujeres recordaron sus palabras.8 Y ellas recordaron sus palabras.
9 Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás.9 Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás.
10 Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles,10 Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas.
11 pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron.11 Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les creían.
12 Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.12 Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido.
13 Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén.13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén,
14 En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado.
15 Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos;
16 Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
17 El les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante triste,17 El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!».18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?»
19 «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo,19 El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo;
20 y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron.20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron.
21 Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas.21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.
22 Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro,
23 y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les había aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía.
24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron».24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron».
25 Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!25 El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas!
26 ¿No será necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?»26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?»
27 Y comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él.27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
28 Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante.
29 Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos.29 Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos.
30 Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio.30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
31 Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado.
32 Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
33 En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos,33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos,
34 y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!».34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!»
35 Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
36 Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes».36 Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros».
37 Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,37 Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu.
38 pero Jesús les preguntó: «¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?38 Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón?
39 Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo».39 Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo».
40 Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.40 Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies.
41 Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: «¿Tienen aquí algo para comer?».41 Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?»
42 Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;42 Ellos le ofrecieron parte de un pez asado.
43 él lo tomó y lo comió delante de todos.43 Lo tomó y comió delante de ellos.
44 Después les dijo: «Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos».44 Después les dijo: «Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: “Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí.”»
45 Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,45 Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras,
46 y añadió: «Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día
47 y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.47 y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
48 Ustedes son testigos de todo esto.48 Vosotros sois testigos de estas cosas.
49 Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto».49 «Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto».
50 Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo.50 Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo.
51 Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.51 Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
52 Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría,52 Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo,
53 y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.53 y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.