Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Marcos 11


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1Cuando se aproximaban a Jerusalén, estando ya al pie del monte de los Olivos, cerca de Betfagé y de Betania, Jesús envió a dos de sus discípulos,2diciéndoles: «Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo;3y si alguien les pregunta: «¿Qué están haciendo?», respondan: «El Señor lo necesita y lo va a devolver en seguida».4Ellos fueron y encontraron un asno atado cerca de una puerta, en la calle, y lo desataron.5algunos de los que estaban allí les preguntaron: «¿Qué hacen? ¿Por qué desatan ese asno?».6Ellos respondieron como Jesús les había dicho y nadie los molestó.7Entonces le llevaron el asno, pusieron sus mantos sobre él y Jesús se montó.8Muchos extendían sus mantos sobre el camino; otros, lo cubrían con ramas que cortaban en el campo.9Los que iban delante y los que seguían a Jesús, gritaban: «¡Hosana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!10¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David! ¡Hosana en las alturas!».11Jesús llegó a Jerusalén y fue al Templo; después de observarlo todo, como ya era tarde, salió con los Doce hacia Betania.12Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre.13Al divisar de lejos una higuera cubierta de hojas, se acercó para ver si encontraba algún fruto, pero no había más que hojas; porque no era la época de los higos.14Dirigiéndose a la higuera, le dijo: «Que nadie más coma de tus frutos». Y sus discípulos lo oyeron.15Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas,16y prohibió que transportaran cargas por el Templo.17Y les enseñaba: «¿Acaso no está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones».18Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza.19Al caer la tarde, Jesús y sus discípulos salieron de la ciudad.20A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz.21Pedro, acordándose, dijo a Jesús: «Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado».22Jesús respondió: «Tengan fe en Dios.23Porque yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: «Retírate de ahí y arrójate al mar», sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá.24Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán.25Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas».26(Pero si no perdonan, tampoco el Padre que está en el cielo los perdonará a ustedes)27Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él28y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?».29Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.30Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?».31Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: "Del cielo", él nos dirá: "¿Por qué no creyeron en él"?.32¿Diremos entonces: "De los hombres"?». Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta,33respondieron a Jesús: «No sabemos». Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas».