Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Mateo 12


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1En aquel tiempo, Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas.2Al ver esto, los fariseos le dijeron: «Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado».3Pero él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre,4cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes?5¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta?6Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo.7Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes.8Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado.9De allí, Jesús fue a la sinagoga de los fariseos,10donde se encontraba un hombre que tenía una mano paralizada. Para poder acusarlo, ellos le preguntaron: «¿Está permitido curar en sábado?».11El les dijo: «¿Quién de ustedes, si tiene una sola oveja y esta cae a un pozo en sábado, no la va a sacar?12¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer una buena acción en sábado».13Entonces dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió, y la mano enferma quedó tan sana como la otra.14En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él.15Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos.16Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer,17para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:18"Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones.19No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas.20No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia;21y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre".22Entonces, le llevaron a un endemoniado ciego y mudo, y Jesús lo curó, devolviéndole el habla y la vista.23La multitud, asombrada, decía: «¿No será este el Hijo de David?».24Los fariseos, oyendo esto, dijeron: «Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios».25Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina; y una ciudad o una familia dividida no puede subsistir.26Ahora bien, si Satanás expulsa a Satanás, lucha contra sí mismo; entonces, ¿cómo podrá subsistir su reino?27Y si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.28Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.29¿Acaso alguien puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar sus cosas, si primero no lo ata? Sólo así podrá saquear la casa.30El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.31Por eso les digo que todo pecado o blasfemia se les perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.32Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el futuro.33Supongan que el árbol es bueno: el fruto también será bueno. Supongan que el árbol es malo: el fruto también será malo. Porque el árbol se conoce por su fruto.34Raza de víboras, ¿cómo pueden ustedes decir cosas buenas, siendo malos? Porque la boca habla de la abundancia del corazón.35El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro de bondad; y el hombre malo saca cosas malas de su tesoro de maldad.36Pero les aseguro que en el día del Juicio, los hombres rendirán cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado.37Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».38Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas ver un signo».39El les respondió: «Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.40Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.41El día de Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.42El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón.43Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo,44piensa: «Volveré a mi casa, de donde salí». Cuando llega, la encuentra vacía, barrida y ordenada.45Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; vienen y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio. Así sucederá con esta generación malvada».46Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.47Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte».48Jesús le respondió: «¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?».49Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos.50Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».