Scrutatio

Domenica, 28 aprile 2024 - San Luigi Maria Grignion da Montfort ( Letture di oggi)

Habacuc 3


font

1Oración del profeta Habacuc, en el tono de las lamentaciones.2¡Señor, yo he oído tu renombre! ¡He visto tu obra, Señor! ¡En el curso de los años, hazla revivir, en el curso de los años, manifiéstala; pero en la conmoción, acuérdate de tener piedad!3Dios viene de Temán, y el Santo, del monte Parán. Su majestad cubre los cielos, y su alabanza cubre los cielos, y su alabanza llena la tierra.4Su resplandor es como la luz, brotan rayos de sus manos, y allí está el secreto de su fuerza.5Delante de él avanza la Peste, y la Fiebre sigue sus pasos.6El se detiene, y hace vacilar la tierra, mira, y hace estremecer a las naciones. ¡Se desmoronan las montañas eternas, se hunden las colinas antiguas, sus caminos de siempre!7Yo he visto anonadados a los campamentos de Cusán, se conmueven las carpas del país de Madián.8¿Arde la ira del Señor contra los ríos? ¿Tu cólera se enciende contra los ríos y tu furor contra el mar, para que montes en tus caballos, en tus carros de guerra victoriosos?9Tú pones al desnudo tu arco y sacias de flechas su cuerda. Abres la tierra, y brotan torrentes.10Te ven las montañas y se espantan, pasa una lluvia torrencial, y el océano hace oír su voz y levanta sus manos en alto.11El sol y la luna se detienen en su morada, a la luz de tus flechas que vuelan, al resplandor del centelleo de lanza.12Con furia recorres la tierra, con ira pisoteas las naciones.13Has salido para salvar a tu pueblo, para salvar a tu Ungido; has abatido el techo de la casa del impío, has descubierto sus cimientos hasta la roca.14Has traspasado con tus flechas la cabeza de sus jefes, que se lanzaban tempestuosamente para destrozarme, entre gritos de alegría, como quien devora a un pobre ocultamente.15Con tus caballos has surcado el mar, entre el bullir de las aguas caudalosas.16Al oírlo, se conmovieron mis entrañas, ante el fragor, balbucean mis labios; la caries penetra en mis huesos y debajo de mí tiemblan mis pasos. Espero tranquilo el día de la angustia, que le sobrevendrá al pueblo que nos ataca.17Porque la higuera no florece, ni se recoge nada en las viñas; fracasa la cosecha del olivo y los campos no dan alimento; las ovejas desaparecerán del corral y no hay bueyes en los establos.18Pero yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en Dios, mi Salvador.19El Señor, mi Señor, es mi fortaleza: él da a mis pies la agilidad de las gacelas y me hace caminar por las alturas.