Scrutatio

Mercoledi, 15 maggio 2024 - Sant'Isidoro agricoltore ( Letture di oggi)

Ester 5


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Al tercer día, Ester se puso sus vestiduras reales y llegó hasta el patio interior del palacio, frente a la sala del rey. El rey estaba sentado en su trono, en la sala real, frente a la puerta de entrada.1 Al tercer día (*Ester 5:1-a) y una vez acabada su oración, se despojó de sus vestidos de orante y se revistió de reina. Recobrada su espléndida belleza, invocó a Dios, que vela sobre todos y los salva, y tomando a dos siervas, se apoyó blandamente en una de ellas, mientras la otra la seguía alzando el ruedo del vestido. (*Ester 5:1-b) Iba ella resplandeciente, en el apogeo de su belleza, con rostro alegre como de una enamorada, aunque su corazón estaba oprimido por la angustia. (*Ester 5:1-c) Franqueando todas las puertas, llegó hasta la presencia del rey; estaba el rey sentado en el trono real, revestido de las vestiduras de las ceremonias públicas, cubierto de oro y piedras preciosas y con aspecto verdaderamente impresionante. (*Ester 5:1-d) Alzando su rostro, resplandeciente de gloria, lanzó una mirada tan colmada de ira que la reina se desvaneció; perdió el color y apoyó la cabeza sobre la sierva que la precedía. (*Ester 5:1-e) Mudó entonces Dios el corazón del rey en dulzura, angustiado se precipitó del trono y la tomó en sus brazos y en tanto ella se recobraba, le dirigía dulces palabras, (*Ester 5:1-f) diciendo: «¿Qué ocurre, Ester? Yo soy tu hermano, ten confianza. No morirás, pues mi mandato alcanza sólo al común de las gentes. Acércate».
2 Al ver a la reina Ester, que estaba de pie en el patio, el rey la miró con benevolencia y extendió hacia ella el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.2 Y tomando el rey el cetro de oro, lo puso sobre el cuello de Ester, y la besó, diciendo: «Háblame». (*Ester 5:2-a) Ella respondió: «Te he visto, señor, como a un ángel de Dios y mi corazón se turbó ante el temor de tu gloria. Porque eres admirable, señor, y tu rostro está lleno de dignidad». (*Ester 5:2-b) Y en diciendo esto, se desmayó de nuevo. El rey se turbó,, y todos sus cortesanos se esforzaron por reanimarla.
3 El rey dijo a Ester: «¿Qué tienes, reina Ester? ¿Qué es lo que quieres? ¡Incluso la mitad de mi reino te será concedida!».3 El rey le preguntó: «¿Qué sucede, reina Ester? ¿Qué deseas? Incluso la mitad del reino te será dada».
4 Ester respondió: «Si al rey le parece bien, venga hoy con Amán al banquete que he preparado en su honor».4 Respondió Ester: «Si al rey le place, venga hoy el rey, con Amán, al banquete que le tengo preparado».
5 Entonces el rey ordenó: «¡Avisen inmediatamente a Amán que acepte la invitación de Ester!». El rey fue con Amán al banquete preparado por Ester5 Respondió el rey: «Avisad inmediatamente a Amán para que se cumpla el deseo de Ester». El rey y Amán fueron al banquete preparado por Ester,
6 y, en el momento de brindar, le dijo: «¿Qué es lo que pides, Ester? Lo que sea, te será concedido. ¿Qué es lo que quieres? Aunque sea la mitad de mi reino, lo tendrás».6 y durante el banquete, dijo el rey a Ester: «¿Qué quieres pedir?, pues se te dará. ¿Qué deseas? Hasta la mitad del reino te será concedida».
7 Ester respondió: «¿Sabes cuál es mi petición y mi deseo?7 Ester respondió: «¿Mi petición y mi deseo?
8 Si el rey me ha concedido su favor, y si a él le parece bien acceder a mi pedido y complacer mi deseo, que venga con Amán al banquete que les voy a preparar, y mañana responderé a la pregunta del rey».8 Si he hallado gracia a los ojos del rey, y si al rey le place escuchar mi petición y cumplir mi deseo, que vengan mañana el rey y Amán al banquete que he preparado para ellos. Y haré entonces lo que el rey me pide».
9 Amán había salido aquel día contento y de buen humor. Pero al ver en la puerta real a Mardoqueo, que no se levantaba ni temblaba ante él, se llenó de furor.9 Salió aquel día Amán contento y con alegre corazón; pero al ver a Mardoqueo en la Puerta Real, que no se levantaba, ni siquiera se movía ante él, se llenó Amán de ira contra Mardoqueo,
10 Sin embargo, se contuvo y se fue a su casa. Luego mandó buscar a sus amigos y a Zeres, su mujer,10 pero se dominó, y yéndose a su casa, mandó venir a sus amigos y a su mujer Zeres,
11 y les estuvo hablando del esplendor de sus riquezas, de sus muchos hijos y de lo que el rey había hecho para engrandecerlo, elevándolo por encima de los demás ministros y servidores de la corte.11 y les habló de su gloria y sus riquezas, de sus muchos hijos y de cómo el rey le había encumbrado, elevándole por encima de los jefes y servidores del rey.
12 Luego Amán añadió: «Además, la reina Ester preparó un banquete y me invitó a mí solo junto con el rey. Y también mañana seré su invitado en compañía del rey.12 Y añadió: «Más aún; la reina Ester me ha invitado a mí sólo, junto con el rey, a un banquete que ha preparado; también para mañana estoy invitado por ella, junto con el rey.
13 Pero todo esto no significa nada para mí, mientras vea a ese judío Mardoqueo sentado en la puerta real».13 Pero todo esto nada significa para mí, mientras vea que el judío Mardoqueo, sigue sentado a la Puerta Real».
14 Entonces Zeres, su mujer, y todos sus amigos le dijeron: «Que hagan levantar un patíbulo de veinticinco metros, y mañana por la mañana le dirás al rey que cuelguen allí a Mardoqueo. Así irás contento al banquete con el rey». La propuesta agradó a Amán e hizo levantar el patíbulo.14 Su mujer Zeres y todos sus amigos le respondieron: «Manda preparar una horca de cincuenta codos de altura y mañana por la mañana pides al rey que cuelguen de ella a Mardoqueo; así podrás ir satisfecho al banquete con el rey». Agradó el consejo a Amán y mandó preparar la horca.