Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Judit 16


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1Judit dijo: «¡Entonen un canto a mi Dios con tamboriles, canten al Señor con címbalos; compongan en su honor un salmo de alabanza, glorifiquen e invoquen su Nombre!2Porque el Señor es un Dios que pone fin a las guerras: él estableció su campamento en medio del pueblo y me libró de mis perseguidores.3De las montañas del norte llegó Asiria, avanzó con un ejército innumerable: sus tropas obstruyeron los valles y su caballería cubrió las colinas.4Amenazó con incendiar mis territorios y pasar a mis jóvenes al filo de la espada, con estrellar a mis pequeños contra el suelo y entregar a mis niños como presa y a mis muchachas como botín.5¡Pero el Señor todopoderoso los eliminó por la mano de una mujer!6Su jefe no fue abatido por jóvenes guerreros, ni lo golpearon hijos de titanes, ni lo atacaron enormes gigantes: lo desarmó Judit, la hija de Merarí, con la hermosura de su rostro.7Ella se quitó su ropa de luto, para exaltar a los afligidos de Israel:8se ajustó el cabello con una diadema, se puso ropa de lino para seducirlo.9Sus sandalias deslumbraron los ojos del guerrero, su hermosura le cautivó el corazón... ¡y la espada le cortó la cabeza!10Los persas temblaron por su audacia y los medos se turbaron por su temeridad,11Entonces mi pueblo humillado gritó de alegría y los otros se llenaron de espanto; mis débiles lanzaron gritos de triunfo y ellos quedaron aterrados; mi pueblo alzó su voz y ellos se dieron a la fuga.12Hijos de jóvenes mujeres los traspasaron, los acribillaron como a esclavos fugitivos: ¡todos perecieron en el combate de mi Señor!13Cantaré a mi Dios un canto nuevo: ¡Señor, tú eres grande y glorioso, admirable por tu poder e invencible!14Que te sirvan todas las criaturas, porque tú lo dijiste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y él las formó, y nadie puede resistir a tu voz.15Las montañas y las aguas se sacudieron desde sus cimientos, las rocas se derretirán como cera en tu presencia, pero tú siempre te muestras propicio con aquellos que te temen.16Poco vale un sacrificio de aroma agradable y menos aún toda la grasa ofrecida en holocausto, pero el que teme al Señor será grande para siempre.17¡Ay de las naciones que se levantan contra mi pueblo! El Señor todopoderoso los castigará en el día del Juicio: pondrá en su carne fuego y gusanos, y gemirán de dolor eternamente».18Apenas llegaron a Jerusalén, todos adoraron a Dios y, una vez que el pueblo se purificó, ofrecieron sus holocaustos, sus ofrendas voluntarias y sus dones.19Judit dedicó todo el mobiliario de Holofernes, que el pueblo le había obsequiado, y consagró en homenaje a Dios el cortinado que ella misma había arrancado de su lecho.20El pueblo prolongó los festejos durante tres meses delante del Templo de Jerusalén, y Judit permaneció con ellos.21Pasado este tiempo, cada uno regresó a su herencia, Judit, por su parte, volvió a Betulia y siguió administrando sus bienes. Ella se hizo célebre en tu tiempo por todo el país.22Muchos la pretendieron como esposa, pero ella no volvió a casarse, después que su esposo Manasés murió y fue a reunirse con sus antepasados.23Su fama fue creciendo cada vez más, mientras envejecía en la casa de su esposo, hasta llegar a los ciento cinco años. Otorgó la libertad a su servidora, y murió en Betulia, siendo sepultada en la caverna de su esposo Manasés.24La casa de Israel estuvo de duelo por ella durante siete días. Antes de morir había repartido sus bienes entre los parientes de su esposo Manasés y entre sus propios parientes.25Nadie atemorizó a los israelitas mientras vivió Judit, y hasta mucho tiempo después de su muerte.