Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

1 Crónicas 29


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1El rey David dijo a toda la asamblea: «Mi hijo Salomón, el único elegido por Dios, es todavía joven e inexperto, mientras que la obra es grande, porque este palacio no es para los hombres, sino para Dios.2Por eso, con todas mis fuerzas he preparado para la Casa de mi Dios, oro para los objetos de oro, plata para los de plata, bronce para los de bronce, hierro para los de hierro, madera para los de madera; y también, piedras de ónix y de engaste, piedras brillantes y de varios colores, piedras preciosas de toda clase y alabastro en abundancia.3Más aún, lo que yo poseo personalmente en oro y plata, lo entrego por amor a la Casa de mi Dios, además de todo lo que he preparado para el Templo santo:4tres mil talentos de oro, en oro de Ofir, y siete mil talentos de plata finísima para recubrir las paredes de los edificios5y para hacer los objetos de oro y plata y todas las obras de orfebrería. ¿Quién de ustedes esta dispuesto a ofrecer sus dones al Señor con la misma generosidad?».6Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de mil y de cien hombres, y los encargados de las obras del rey, entregaron espontáneamente sus ofrendas,7y dieron para el servicio de la Casa de Dios cinco mil talentos de oro, diez mil dáricos, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce y cien mil talentos de hierro.8Los que tenían piedras preciosas, las entregaron en manos de Iejiel, el gersonita, para el tesoro de la Casa del Señor.9El pueblo se alegró por estas ofrendas voluntarias, porque las habían presentado al Señor de todo corazón. Y también el rey David se llenó de alegría.10Después David bendijo al Señor en presencia de toda la asamblea, diciendo: «¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre!11Tuya, Señor, es la grandeza, la fuerza, la gloria, el esplendor y la majestad; porque a ti pertenece todo lo que hay en el cielo y en la tierra. Tuyo, Señor, es el reino; tú te elevas por encima de todo.12De ti proceden la riqueza y la gloria; tú lo gobiernas todo, en tu mano están el poder y la fuerza, es tu mano la que engrandece y afianza todas las cosas.13Por eso, Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu Nombre glorioso.14Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que podamos presentarte estas ofrendas voluntarias? En realidad, todo viene de ti y de tu mano procede lo que te damos.15Nosotros somos extranjeros y peregrinos delante de ti, como lo fueron nuestros padres: nuestros días sobre la tierra pasan como una sombra, sin esperanza.16Señor, Dios nuestro, todas estas riquezas que hemos preparado para edificar una Casa a tu santo Nombre, proceden de tu mano y todo es tuyo.17Yo sé, Dios mío, que tú sondeas el corazón y amas la rectitud: por eso, con rectitud de corazón, te he ofrecido espontáneamente todas estas cosas, y ahora veo con alegría que el pueblo aquí presente te ofrece sus dones generosamente.18Señor, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac e Israel, conserva para siempre estos mismos pensamientos en el corazón de tu pueblo y dirige su corazón hacia ti.19Concede a mi hijo Salomón un corazón íntegro, para que observe y cumpla todos tus mandamientos, tus testimonios y tus leyes, y edifique el Templo que yo te he preparado».20Después David dijo a toda la asamblea: «¡Bendigan al Señor, su Dios!». Y toda la asamblea bendijo al Señor, el Dios de sus padres, y se postró delante del Señor y del rey.21Al día siguiente ofrecieron sacrificios y holocaustos al Señor: mil novillos, mil carneros y mil corderos, con sus libaciones, y un gran número de sacrificios por todo Israel.22Aquel día, comieron y bebieron con gran alegría en la presencia del Señor. Luego proclamaron como segundo rey a Salomón, hijo de David, y lo ungieron como príncipe del Señor. Sadoc fue ungido como sacerdote.23Salomón se sentó como rey en el trono del Señor, en lugar de su padre David. El prosperó y todo Israel le obedeció.24Todos los jefes y guerreros, lo mismo que todos los hijos del rey David, juraron fidelidad al rey Salomón.25El Señor engrandeció sobremanera a Salomón a los ojos de todo Israel, y le concedió un reinado glorioso como nunca había tenido ningún otro rey de Israel antes de él.26David, hijo de Jesé, había reinado sobre todo Israel.27Cuarenta años duró su reinado sobre Israel. Reinó siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.28Murió después de una dichosa vejez, lleno de años, de riqueza y de gloria, y le sucedió su hijo Salomón.29Los hechos del rey David, desde el primero hasta el último, están escritos en las Crónicas de Samuel, el vidente, en las de Natán, el profeta, y en las de Gad, el vidente,30con todo lo referente a su reinado y a sus hazañas, y a las vicisitudes que le sobrevinieron a él, a Israel y a todos los reinos de aquellas regiones.