SCRUTATIO

Jeudi, 3 Juillet 2025 - San Tommaso ( Letture di oggi)

Proverbios 8


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 ¿No está llamando la Sabiduría y no hace oír su voz la Inteligencia?1 ¿No está llamando la Sabiduría?
y la Prudencia, ¿no alza su voz?
2 En las cumbres más altas que bordean el camino, apostada en el cruce de los senderos,2 En la cumbre de las colinas que hay sobre el camino,
en los cruces de sendas se detiene;
3 al lado de las puertas, a la entrada de la ciudad, en los lugares de acceso, ella dice en alta voz:3 junto a las puertas, a la salida de la ciudad,
a la entrada de los portales, da sus voces:
4 «A ustedes, hombres, yo los llamo, y mi voz se dirige a los seres humanos.4 «A vosotros, hombres, os llamo,
para los hijos de hombre es mi voz.
5 Entiendan, incautos, qué es la perspicacia; entiendan, necios, qué es la sensatez.5 Entended, simples, la prudencia
y vosotros, necios, sed razonables.
6 Escuchen: es muy importante lo que voy a decir, mis labios se abren para expresar lo que es recto.6 Escuchad: voy a decir cosas importantes
y es recto cuanto sale de mis labios.
7 Sí, mi boca profiere la verdad, la maldad es una abominación para mis labios.7 Porque verdad es el susurro de mi boca
y mis labios abominan la maldad.
8 Todas mis palabras son conformes a la justicia, no hay en ellas nada retorcido o sinuoso;8 Justos son todos los dichos de mi boca,
nada hay en ellos astuto ni tortuoso.
9 todas son exactas para el que sabe entender y rectas para los que ha hallado la ciencia.9 Todos están abiertos para el inteligente
y rectos para los que la ciencia han encontrado.
10 Adquieran mi instrucción, no la plata, y la ciencia más que el oro acrisolado.10 Recibid mi instrucción y no la plata,
la ciencia más bien que el oro puro.
11 Porque la Sabiduría vale más que las perlas, y nada apetecible se le puede igualar».11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas,
ninguna cosa apetecible se le puede igualar.
12 Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y poseo la ciencia de la reflexión.12 «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia,
yo he inventado la ciencia de la reflexión.
13 El temor del Señor es detestar el mal: yo detesto la soberbia, el orgullo, la mala conducta y la boca perversa.13 (El temor de Yahveh es odiar el mal.)
La soberbia y la arrogancia y el camino malo
y la boca torcida yo aborrezco.
14 A mí me pertenecen el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mío es el poder.14 Míos son el consejo y la habilidad,
yo soy la inteligencia, mía es la fuerza.
15 Por mí reinan los reyes y los soberanos decretan la justicia;15 Por mí los reyes reinan
y los magistrados administran la justicia.
16 por mí gobiernan los príncipes y los nobles juzgan la tierra.16 Por mí los príncipes gobiernan
y los magnates, todos los jueces justos.
17 Yo amo a los que me aman y los que me buscan ardientemente, me encontrarán.17 Yo amo a los que me aman
y los que me buscan me encontrarán.
18 Conmigo están la riqueza y la gloria, los bienes perdurables y la justicia.18 Conmigo están la riqueza y la gloria,
la fortuna sólida y la justicia.
19 Mi fruto vale más que el oro, que el oro fino, y rindo más que la plata acrisolada.19 Mejor es mi fruto que el oro, que el oro puro,
y mi renta mejor que la plata acrisolada.
20 Yo voy por el sendero de la justicia, en medio de las sendas de la equidad,20 Yo camino por la senda de la justicia,
por los senderos de la equidad,
21 para repartir posesiones a los que me aman y para colmar sus tesoros.21 para repartir hacienda a los que me aman
y así llenar sus arcas».
22 El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre.22 «Yahveh me creó, primicia de su camino,
antes que sus obras más antiguas.
23 Yo fui formada desde la eternidad, desde el comienzo, antes de los orígenes de la tierra.23 Desde la eternidad fui fundada,
desde el principio, antes que la tierra.
24 Yo nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes de aguas caudalosas.24 Cuando no existían los abismos fui engendrada,
cuando no había fuentes cargadas de agua.
25 Antes que fueran cimentadas las montañas, antes que las colinas, yo nací,25 Antes que los montes fuesen asentados,
antes que las colinas, fui engendrada.
26 cuando él no había hecho aún la tierra ni los espacios ni los primeros elementos del mundo.26 No había hecho aún la tierra ni los campos,
ni el polvo primordial del orbe.
27 Cuando él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba el horizonte sobre el océano,27 Cuando asentó los cielos, allí estaba yo,
cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
28 cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando infundía poder a las fuentes del océano,28 cuando arriba condensó las nubes,
cuando afianzó las fuentes del abismo,
29 cuando fijaba su límite al mar para que las aguas no transgredieran sus bordes, cuando afirmaba los cimientos de la tierra,29 cuando al mar dio su precepto
- y las aguas no rebasarán su orilla -
cuando asentó los cimientos de la tierra,
30 yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo,30 yo estaba allí, como arquitecto,
y era yo todos los días su delicia,
jugando en su presencia en todo tiempo,
31 recreándome sobre la faz de la tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres.31 jugando por el orbe de su tierra;
y mis delicias están con los hijos de los hombres».
32 Y ahora, hijos, escúchenme: ¡felices los que observan mis caminos!32 «Ahora pues, hijos, escuchadme,
dichosos los que guardan mis caminos.
33 Escuchen la instrucción y sean sabios: ¡no la descuiden!33 Escuchad la instrucción y haceos sabios,
no la despreciéis.
34 ¡Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas día tras día y vigilando a la entrada de mi casa!34 Dichoso el hombre que me escucha
velando ante mi puerta cada día,
guardando las jambas de mi entrada.
35 Porque el que me encuentra ha encontrado la vida y ha obtenido el favor del Señor;35 Porque el que me halla, ha hallado la vida,
ha logrado el favor de Yahveh.
36 pero el que peca contra mí se hace daño a sí mismo y todos los que me odian, aman la muerte.36 Pero el que me ofende, hace daño a su alma;
todos los que me odian, aman la muerte».