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Lunedi, 3 giugno 2024 - San Carlo Lwanga ( Letture di oggi)

Salmos 42


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Del maestro de coro. Poema de los hijos de Coré.

1 Del maestro de coro. Poema. De los hijos de Coré.
2 Como la cierva sedienta

busca las corrientes de agua,

así mi alma suspira

por ti, mi Dios.

2 Como jadea la cierva,
tras las corrientes de agua,
así jadea mi alma,
en pos de ti, mi Dios.
3 Mi alma tiene sed de Dios,

del Dios viviente:

¿Cuándo iré a contemplar

el rostro de Dios?

3 Tiene mi alma sed de Dios,
del Dios vivo;
¿cuándo podré ir a ver
la faz de Dios?
4 Las lágrimas son mi único pan

de día y de noche,

mientras me preguntan sin cesar:

«Dónde está tu Dios?»

4 ¡Son mis lágrimas mi pan,
de día y de noche,
mientras me dicen todo el día:
¿En dónde está tu Dios?
5 Al recordar el pasado,

me dejo llevar por la nostalgia:

¡cómo iba en medio de la multitud

y la guiaba hacia la Casa de Dios,

entre cantos de alegría y alabanza,

en el júbilo de la fiesta!

5 Yo lo recuerdo, y derramo
dentro de mí mi alma,
cómo marchaba a la Tienda admirable,
a la Casa de Dios,
entre los gritos de júbilo y de loa,
y el gentío festivo.
6 ¿Por qué te deprimes, alma mía?

¿Por qué te inquietas?

Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,

a él, que es mi salvador y mi Dios

6 ¿Por qué, alma mía, desfalleces
y te agitas por mí?
Espera en Dios: aún le alabaré,
¡salvación de mi rostro y
7 Mi alma está deprimida:

por eso me acuerdo de ti,

desde la tierra del Jordán y el Hermón,

desde el monte Misar.

7 mi Dios!
En mí mi alma desfallece.
por eso te recuerdo
desde la tierra del Jordán y los Hermones,
a ti, montaña humilde.
8 Un abismo llama a otro abismo,

con el estruendo de tus cataratas;

tus torrentes y tus olas

pasaron sobre mí.

8 Abismo que llama al abismo,
en el fragor de tus cataratas,
todas tus olas y tus crestas
han pasado sobre mí.
9 De día, el Señor me dará su gracia;

y de noche, cantaré mi alabanza

al Dios de mi vida.

9 De día mandará
Yahveh su gracia,
y el canto que me inspire por la noche
será una oración al Dios de mi vida.
10 Diré a mi Dios:

«Mi Roca, ¿por qué me has olvidado?

¿Por qué tendré que estar triste,

oprimido por mi enemigo?».

10 Diré a Dios mi Roca:
¿Por qué me olvidas?,
¿por qué he de andar sombrío
por la opresión del enemigo?
11 Mis huesos se quebrantan

por la burla de mis adversarios;

mientras me preguntan sin cesar:

«¿Dónde está tu Dios?»

11 Con quebranto en mis huesos
mis adversarios me insultan,
todo el día repitiéndome:
¿En dónde está tu Dios?
12 ¿Por qué te deprimes, alma mía?

¿Por qué te inquietas?

Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias,

a él, que es mi salvador y mi Dios.
12 ¿Por qué, alma mía, desfalleces
y te agitas por mí?
Espera en Dios: aún le alabaré,
¡salvación de mi rostro y mi Dios!