Scrutatio

Giovedi, 16 maggio 2024 - San Simone Stock ( Letture di oggi)

Deuteronomio 9


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Escucha, Israel. Hoy vas a cruzar el Jordán, para desposeer a naciones más numerosas y fuertes que tú, y a grandes ciudades defendidas por murallas que se alzan hasta el cielo.1 Escucha, Israel. Hoy vas a pasar ya el Jordán para ir a desalojar a naciones más grandes y fuertes que tú, ciudades grandes, de murallas que llegan hasta el cielo,
2 Son los anaquitas, un pueblo numeroso y de elevada estatura. Tú ya los conoces y has oído decir de ellos: «¿Quién es capaz de enfrentar a los anaquitas?».2 un pueblo grande y corpulento, los anaquitas, a quienes tú conoces y de quienes has oído decir: «¿Quién puede hacer frente a los hijos de Anaq?»
3 Pero ten presente que desde hoy el Señor irá delante de ti como un fuego devorador, y los destruirá. El los someterá a ti para que puedas desposeerlos y hacerlos desaparecer rápidamente, como el Señor te lo ha prometido.3 Pero has de saber hoy que Yahveh tu Dios es quien va a pasar delante de ti como un fuego devorador que los destruirá y te los someterá, para que los desalojes y los destruyas rápidamente, como te ha dicho Yahveh.
4 Y cuando el Señor, tu Dios, los arroje lejos de ti, no digas en tu corazón: «A causa de mi justicia, el Señor me ha puesto en posesión de esta tierra». Porque sólo por la perversidad de esas naciones, el Señor, tu Dios, las despoja ante ti.4 No digas en tu corazón cuando Yahveh tu Dios los arroje de delante de ti: «Por mis méritos me ha hecho Yahveh entrar en posesión de esta tierra», siendo así que sólo por la perversidad de estas naciones las desaloja Yahveh ante ti.
5 No son ni tu justicia ni la rectitud de tu corazón las que te harán tomar posesión de esa tierra. todo lo contrario: es a causa de la maldad de esas naciones que el Señor las despoja ante ti, para cumplir la promesa que él juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob.5 No por tus méritos ni por la rectitud de tu corazón vas a tomar posesión de su tierra, sino que sólo por la perversidad de estas naciones las desaloja Yahveh tu Dios ante ti; y también por cumplir la palabra que juró a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob.
6 Reconoce, entonces, que el Señor no te da la posesión de esa hermosa tierra a causa de tu justicia, porque tú eres un pueblo obstinado.6 Has de saber, pues, que no es por tu justicia por lo que Yahveh tu Dios te da en posesión esa tierra buena, ya que eres un pueblo de dura cerviz.
7 Acuérdate de esto, no lo olvides: has irritado en el desierto al Señor, tu Dios. Desde el día en que salieron de Egipto hasta que llegaron a este lugar, ustedes han sido rebeldes al Señor.7 Acuérdate. No olvides que irritaste a Yahveh tu Dios en el desierto. Desde el día en que saliste del país de Egipto hasta vuestra llegada a este lugar, habéis sido rebeldes a Yahveh.
8 Ya en el Horeb lo irritaron, y él se indignó tanto que estuvo a punto de destruirlos.8 En el Horeb irritasteis a Yahveh, y Yahveh montó en tal cólera contra vosotros que estuvo a punto de destruiros.
9 Eso sucedió cuando yo subí a la montaña para recibir las tablas de piedra, las tablas de la alianza que el Señor hizo con ustedes. Yo estuve arriba, en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber.9 Yo había subido al monte a recoger las tablas de piedra, las tablas de la alianza que Yahveh había concluido con vosotros. Permanecí en el monte cuarenta días y cuarenta noches sin comer pan ni beber agua.
10 Entonces el Señor me entregó las dos tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios, donde estaban todas las palabras que él les dirigió en la montaña, desde el fuego, el día de la asamblea.10 Yahveh me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios, en las que estaban todas las palabras que Yahveh os había dicho de en medio del fuego, en la montaña, el día de la Asamblea.
11 Al cabo de esos cuarenta días, cuando el Señor me entregó las dos tablas de piedras, las tablas de la alianza.11 Al cabo de cuarenta días y cuarenta noches, después de darme las dos tablas de piedra, las tablas de la alianza,
12 me dijo: «Baja de la montaña ahora mismo, porque tu pueblo, ese que sacaste de Egipto, se ha pervertido. Ellos se apartaron rápidamente del camino que yo les había trazado y se han fabricado una estatua de metal fundido».12 me dijo Yahveh: «Levántate, baja de aquí a toda prisa, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido. Bien pronto se han apartado del camino que yo les había prescrito: se han hecho un ídolo de fundición».
13 Después agregó» «Ya veo que este es un pueblo obstinado.13 Continuó Yahveh y me dijo: «He visto a este pueblo: es un pueblo de dura cerviz.
14 Por eso, déjame que los destruya y que borre de la tierra hasta su nombre. De ti, en cambio, suscitaré una nación más numerosa y fuerte que ellos».14 Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo; y que haga de ti una nación más fuerte y numerosa que ésta».
15 Yo me di vuelta y bajé de la montaña, que ardía envuelta en llamas, llevando en mis manos las tablas de la alianza.15 Yo me volví y bajé del monte, que ardía en llamas, llevando en mis manos las dos tablas de la alianza.
16 Entonces vi que ustedes habían pecado contra el Señor, su Dios, haciéndose un ternero de metal fundido y apartándose rápidamente del camino que él les había trazado.16 Y vi que vosotros habíais pecado contre Yahveh vuestro Dios. Os habíais hecho un becerro de fundición: bien pronto os habíais apartado del camino que Yahveh os tenía prescrito.
17 Por eso tomé las dos tablas de piedras, las arrojé violentamente, y las hice añicos en presencia de todos.17 Tomé entonces las dos tablas, las arrojé de mis manos y las hice pedazos a vuestros propios ojos.
18 Luego me postré delante del Señor, y permanecí cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber, como lo había hecho la vez anterior. Lo hice a causa de todos los pecados que ustedes habían cometido, haciendo lo que es malo a los ojos del Señor y provocando su enojo.18 Luego me postré ante Yahveh; como la otra vez, estuve cuarenta días y cuarenta noches sin comer pan ni beber agua, por todo el pecado que habíais cometido haciendo el mal a los ojos de Yahveh hasta irritarle.
19 Porque yo sentía un gran temor ante la ira y la indignación del Señor que se había desatado contra ustedes, hasta el punto de querer aniquilarlos. Pero él me escuchó una vez más.19 Porque tenía mucho miedo de la ira y del furor que irritaba a Yahveh contra vosotros hasta querer destruiros. Y una vez más me escuchó Yahveh.
20 El Señor estaba tan irritado contra Aarón que quería destruirlo, y en aquella oportunidad también intercedí por él.20 También contra Aarón estaba Yahveh violentamente irritado hasta querer destruirle. Yo intercedí también entonces en favor de Aarón.
21 Y a esa obra del pecado, a ese ternero que ustedes habían fabricado, lo tomé, lo quemé y lo molí, hasta convertirlo en polvo muy fino, y después lo arrojé en el torrente que baja de la montaña.21 Y vuestro pecado, el becerro que os habíais hecho, lo tomé y lo quemé; lo hice pedazos, lo pasé a la muela hasta que quedó reducido a polvo, y tiré el polvo al torrente que baja de la montaña.
22 Además, ustedes irritaron al Señor en Taberá, en Masá y en Quibrot Hataavá.22 Y en Taberá, y en Massá, y en Quibrot Hattaavá, irritasteis a Yahveh.
23 Y cuando el Señor les ordenó que salieran de Cades Barné, diciéndoles. «Suban a tomar posesión de la tierra que yo les he dado», ustedes se rebelaron contra la orden del Señor, su Dios; no le tuvieron confianza ni le obedecieron.23 Y cuando Yahveh os hizo salir de Cadés Barnea diciendo: «Subid a tomar posesión de la tierra que yo os he dado», os rebelasteis contra la orden de Yahveh vuestro Dios, no creísteis en él ni eschuchasteis su voz.
24 Rebeldes! Eso es lo que ustedes han sido para con el Señor, su Dios, desde el día en que los conocí.24 Habéis sido rebeldes a Yahveh vuestro Dios desde el día en que os conoció.
25 A pesar de todo, yo me postré delante del Señor y así estuve cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor amenazaba con destruirlos.25 Me postré, pues, ante Yahveh y estuve postrado estos cuarenta días y cuarenta noches, porque Yahveh había hablado de destruiros.
26 Entonces intercedí ante el Señor con estas palabras: «Señor, no destruyas al pueblo que es tu herencia, ese pueblo que tú has rescatado por tu grandeza, y que hiciste salir de Egipto con mano poderosa.26 Supliqué a Yahveh y dije: «Señor Yahveh, no destruyas a tu pueblo, tu heredad, que tú rescataste con tu grandeza y que sacaste de Egipto con mano fuerte.
27 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, y no tengas en cuenta la obstinación de este pueblo, ni su maldad, ni su pecado.27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob, y no tomes en cuenta la indocilidad de este pueblo, ni su maldad ni su pecado,
28 De lo contrario, se dirá en el país de donde nos hiciste salir: «El Señor es impotente para introducirlos en la tierra que les había prometido, y por el odio que les tiene, los sacó para hacerlos morir en el desierto».28 para que no se diga en el país de donde nos sacaste: “Porque Yahveh no ha podido llevarlos a la tierra que les había prometido, y por el odio que les tiene, los ha sacado para hacerlos morir en el desierto.”
29 Después de todo, ellos son tu pueblo y tu herencia, y tú los libraste con tu gran fuerza y tu brazo poderoso».29 Pero ellos son tu pueblo, tu heredad, aquellos a quienes tú sacaste con tu gran fuerza y tu tenso brazo».