Scrutatio

Mercoledi, 15 maggio 2024 - Sant'Isidoro agricoltore ( Letture di oggi)

II Livro dos Macabeus 3


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SAGRADA BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Enquanto os habitantes de Jerusalém gozavam de uma paz perfeita, por causa da piedade e retidão do sumo sacerdote Onias, na exata observância das leis,1 Cuando la Ciudad santa se encontraba en completa paz y las leyes se observaban a la perfección, gracias a la piedad y a la rectitud del Sumo Sacerdote Onías,
2 o templo era respeitado, mesmo pelos reis estrangeiros. Estes honravam o santuário com os mais ricos presentes,2 solía suceder que hasta los mismos reyes honraban el Santuario y lo enriquecían con espléndidos regalos,
3 a tal ponto que Seleuco, rei da Ásia, subministrava com suas rendas pessoais toda a despesa necessária à liturgia dos sacrifícios.3 hasta tal punto que Seleuco, rey de Asia, mantenía con sus propios recursos todas las expensas para la celebración de los sacrificios.
4 Todavia, certo Simão, da tribo de Belga, nomeado prefeito do templo, entrou em desacordo com o sumo sacerdote quanto à inspeção do mercado público.4 Pero un tal Simón, de la familia de Bilgá, que había sido designado administrador del Templo, tuvo diferencias con el Sumo Sacerdote en lo relativo al control de los mercados de la ciudad.
5 Como não pudesse vencer Onias, foi procurar Apolônio de Társis, então governador militar da Celesíria e da Fenícia.5 Como no lograba imponerse a Onías, acudió a Apolonio de Tarso, que era entonces gobernador de Celesiria y de Fenicia,
6 Declarou-lhe que o tesouro do templo transbordava de indizíveis riquezas, a não poder enumerá-las; que nada tinham a ver com os sacrifícios, e que ele daria um jeito de fazê-las passar ao erário real.6 y le comunicó que el tesoro de Jerusalén estaba repleto de incontables riquezas, tanto que la cantidad de dinero era incalculable y muy superior al presupuesto de los sacrificios, y nada impedía que fuera puesto a disposición del rey.
7 Tendo uma audiência com o rei, Apolônio o advertiu sobre as riquezas que lhe haviam sido declaradas, e este, tomando uma decisão, enviou seu intendente Heliodoro com a ordem de trazer as ditas riquezas.7 En la audiencia con el rey, Apolonio lo puso al tanto de las riquezas que la habían sido denunciadas, y el rey designó a Heliodoro, su encargado de negocios, y lo envió con la orden de incautarse de aquellos tesoros.
8 Imediatamente, Heliodoro pôs-se a caminho, simulando visitas às cidades da Celesíria e da Fenícia; na realidade, porém, era para executar a ordem do rei.8 Heliodoro emprendió inmediatamente el viaje, fingiendo que inspeccionaba las ciudades de Celesiria y Fenicia, aunque su intención era cumplir los planes del rey.
9 Tendo chegado a Jerusalém e sendo recebido pelo sumo sacerdote da cidade com amabilidade, transmitiu-lhe as revelações recebidas e comunicou-lhe o sentido de sua visita; contudo, indagou se tudo isso correspondia à realidade.9 Al llegar a Jerusalén, fue recibido amistosamente por el Sumo Sacerdote de la ciudad, al que informó sobre la denuncia que se había hecho y le manifestó el motivo de su presencia, preguntándole si todo eso era verdad.
10 O sumo sacerdote fez-lhe ver que se tratava do depósito das viúvas e dos órfãos;10 El Sumo Sacerdote le explicó que se trataba de unos depósitos pertenecientes a las viudas y a los huérfanos,
11 que somente um dos depósitos pertencia a Hircano, filho de Tobias, varão muito eminente; que não era como o pretendiam as calúnias do ímpio Simão, mas que tudo se reduzia a uma soma de quatrocentos talentos de prata e duzentos talentos de ouro.11 y que una parte pertenecía a Hircano, hijo de Tobías, que era un personaje de posición muy elevada. Contrariamente a la calumniosa denuncia de Simón, el total ascendía a cuatrocientos talentos de plata y doscientos de oro.
12 Era completamente impossível defraudar os que haviam depositado confiança na santidade do lugar e no caráter sagrado e inviolável do templo venerado no mundo inteiro.12 Y no se podía defraudar a los que habían depositado su confianza en la santidad de ese Lugar y en la inviolable majestad de aquel Templo venerado en todo el mundo.
13 Firme nas ordens do rei, Heliodoro respondeu que essas riquezas deveriam ser transportadas absolutamente para o tesouro real13 Pero Heliodoro, siguiendo las órdenes del rey, sostenía inflexiblemente que aquellas riquezas debían ser confiscadas en beneficio del tesoro real.
14 e, num dia por ele fixado, entrou com a intenção de organizar o inventário. A partir dessa hora, uma grande inquietude se espalhou pela cidade toda.14 En la fecha fijada, Heliodoro procedió a realizar el inventario de los bienes, con gran consternación de toda la ciudad:
15 Revestidos de suas vestes sacerdotais e prostrados diante do altar, os sacerdotes suplicavam ao céu e imploravam ao Autor da lei acerca dos depósitos, rogando-lhe que os conservasse intactos para aqueles que lhos tinham confiado.15 los sacerdotes, postrados ante el altar con sus ornamentos sagrados, suplicaban al Cielo, que había dictado la ley sobre los bienes en depósito, rogándole que los conservara intactos para quienes los había depositado.
16 Já o aspecto do sumo sacerdote causava pena ver, do mesmo modo seu semblante; e a alteração de seus traços manifestava sua angústia interior.16 A uno se le partía el alma con solo mirar el rostro del Sumo Sacerdote, porque su aspecto y su palidez revelaban la angustia de su alma.
17 O susto que o havia tolhido agitava seu corpo com um tremor, que mostrava o sofrimento íntimo de sua alma.17 El miedo y el temblor estremecían todo su cuerpo, descubriendo a quienes lo observaban el sufrimiento de su corazón.
18 Diante da profanação que ameaçava o templo, o povo se precipitava em multidão para fora das casas, a fim de se ajuntarem à prece comum.18 Además, algunos salían de sus casas en grupos para hacer rogativas públicas, a causa del inminente ultraje a que se vería expuesto el Santuario;
19 As mulheres cingidas com sacos pela altura dos seios enchiam as ruas, e quanto às jovens, retidas nas casas, corriam umas para as portas, outras para as muralhas, outras ainda se debruçavam nas janelas;19 las mujeres, ceñidas de cilicio debajo de los senos, se aglomeraban en las calles; las más jóvenes, habitualmente recluidas, corrían, unas a las puertas, otras a los muros, y otras, se asomaban por las ventanas.
20 todas erguiam as mãos para o céu com gritos de súplica.20 Todas elevaban sus plegarias con los brazos extendidos hacia el Cielo.
21 Causava dó observar toda a confusão desse povo abatido e a angústia em que jazia o sumo sacerdote.21 Daba pena ver a la muchedumbre postrada desordenadamente, y al Sumo Sacerdote lleno de ansiedad y de angustia.
22 Enquanto suplicavam assim a proteção do todo-poderoso para que conservasse invioláveis os depósitos que lhes haviam sido confiados,22 Mientras ellos rogaban al Señor todopoderoso que guardara intactos los bienes depositados, dando plena seguridad a sus dueños.
23 Heliodoro executava o seu intento.23 Heliodoro, por su parte, comenzó a ejecutar lo que se había propuesto.
24 Já se achava ali, com seus homens armados, quando o Senhor dos espíritos e soberano detentor de todo o poder suscitou uma tal aparição que todos os que haviam ousado vir ali desfaleceram de espanto, atingidos de pavor ante a majestade de Deus.24 Pero cuando ya se encontraba con su escolta junto al Tesoro, el Soberano de los espíritus y de toda Potestad se manifestó tan esplendorosamente que todos los que se habían atrevido a venir con él, heridos por el poder de Dios, quedaron sin fuerzas y acobardados.
25 Viram eles, montado num cavalo ricamente ajaezado e guiado furiosamente, um cavaleiro de terrível aspecto, que lançava em Heliodoro as patas dianteiras do cavalo. O que vinha nele montado parecia ter uma armadura de ouro.25 Porque se les apareció un caballo montado por un temible jinete y ricamente enjaezado, el cual, arrojándose con ímpetu, levantó contra Heliodoro sus cascos delanteros. El jinete aparecía cubierto con una armadura de oro.
26 Ao mesmo tempo, apareceram-lhe outros dois jovens, cheios de força extraordinária, fulgurantes de luz, ricamente vestidos; colocando-se dos dois lados, puseram-se eles a açoitá-lo sem interrupção e descarregaram sobre ele uma saraivada de golpes.26 También se le aparecieron otros dos jóvenes de extraordinario vigor, resplandecientes por su hermosura y vestidos espléndidamente: ellos se pusieron uno a cada lado y lo azotaban sin cesar, moliéndolo a golpes.
27 Atirado logo por terra, Heliodoro foi envolvido por espessas trevas; seus companheiros ergueram-no e depositaram-no numa liteira.27 Heliodoro cayó en tierra, envuelto en una densa oscuridad, y en seguida lo recogieron y lo sacaron en una camilla.
28 E ele, que vinha para penetrar no mencionado tesouro com uma escolta numerosa e guardas pessoais, incapaz de se ajudar a si mesmo, foi levado por pessoas que reconheciam o manifesto poder de Deus.28 Así llevaban ahora, incapaz de valerse por sí mismo, al que poco antes había entrado al Tesoro, acompañado de numeroso séquito y de toda su escolta. Y todos reconocieron claramente la soberanía de Dios.
29 Enquanto ele se achava estendido e ferido pela força de Deus, sem fala e sem esperança alguma de salvação,29 Mientras él yacía derribado por la fuerza divina, sin habla y sin esperanza de salvación,
30 os habitantes de Jerusalém bendiziam o Senhor que havia glorificado seu templo. O santuário, que pouco antes estava cheio de confusão e de tumulto, logo que o Senhor manifestou sua onipotência encheu se de regozijo e de alegria.30 los judíos bendecían al Señor, que había glorificado su propio Lugar. El Templo, que poco antes había estado lleno de miedo y consternación, desbordaba ahora de alegría y de júbilo por la manifestación del Señor todopoderoso.
31 Todavia, alguns dos companheiros de Heliodoro suplicavam logo a Onias que rezasse ao todo-poderoso, para restituir-lhe a vida, prestes, na verdade, a apagar-se.31 En seguida, algunos de los acompañantes de Heliodoro rogaron a Onías que invocara al Altísimo a fin de que perdonara la vida al que ya estaba a punto de expirar.
32 Receando que o rei suspeitasse de que os judeus houvessem organizado um atentado contra Heliodoro, o sumo sacerdote ofereceu um sacrifício por ele.32 El Sumo Sacerdote, temiendo que el rey sospechara que los judíos habían atentado contra Heliodoro, ofreció un sacrificio por su curación.
33 Ora, enquanto o pontífice executava a cerimônia expiatória, os mesmos jovens apareceram a Heliodoro, revestidos das mesmas vestes. Achegaram-se a ele e disseram-lhe: Sê reconhecido ao sumo sacerdote, porque é por causa dele que Deus te dá a vida.33 Mientras el Sumo Sacerdote ofrecía el sacrificio de expiación, se aparecieron otra vez a Heliodoro los mismos jóvenes, cubiertos con las mismas vestiduras y, puestos de pie, le dijeron: «Da muchas gracias al Sumo Sacerdote Onías, porque por su intercesión el Señor te concede la vida.
34 Proclama diante de todos seu grande poder, tu que foste açoitado por Deus. Ditas estas palavras, desapareceram.34 Y ahora tú, que has sido castigado por el Cielo, anuncia a todos la grandeza del poder de Dios». Dicho esto, desaparecieron.
35 Após ter oferecido um sacrifício ao Senhor, erguido abundantes preces ao que lhe havia poupado a vida, e agradecido a Onias, Heliodoro regressou com suas tropas para junto do rei.35 Heliodoro, después de ofrecer un sacrificio al Señor y de orar largamente al que le había concedido la vida, se despidió de Onías y volvió con sus tropas adonde estaba el rey.
36 Testemunhava, diante de todos, os prodígios operados pelo Grande Deus, aos seus olhos36 Y daba testimonio delante de todos de las obras del gran Dios, que él había contemplado con sus propios ojos.
37 e, como o rei lhe perguntasse que homem julgava ele que pudesse enviar ainda uma vez a Jerusalém, respondeu:37 Cuando el rey preguntó a Heliodoro a quién convendría enviar otra vez a Jerusalén, él respondió:
38 Se tens algum inimigo, ou alguém que maquina contra ti, envia-o para lá, e encontrá-lo-ás ferido, se ainda viver, porque há verdadeiramente, naquele lugar, uma força divina.38 «Si tienes algún enemigo o alguien que conspira contra el gobierno, envíalo allá y volverá molido a golpes, si es que logra salvar su vida. Porque te aseguro que una fuerza divina rodea aquel lugar;
39 O que habita no céu zela por aquele templo. Protege-o e arruína mortalmente os que aí vêm com más intenções.39 el que tiene su morada en el cielo vela por él y lo protege, y a todos los que se acercan con malas intenciones los castiga con la muerte».
40 Foi assim que se passaram estas coisas a respeito de Heliodoro e do tesouro sagrado que foi protegido.40 Así terminaron los hechos referentes a Heliodoro y a la preservación del Tesoro.