Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Deuteronomio 7


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1Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra de la que vas a tomar posesión, él expulsará a siete naciones más numerosas y fuertes que tú: a los hititas, los guirgasitas, los amorreos, los cananeos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos.2El Señor, tu Dios, los pondrá en tus manos, y tú los derrotarás. Entonces los consagrarás al exterminio total: no hagas con ellos ningún pacto, ni les tengas compasión.3No establezcas vínculos de parentesco con ellos, permitiendo que tu hija se case con uno de sus hijos, o tomando una hija suya por esposa de tu hijo.4De lo contrario, ella apartará de mí a tu hijo y lo hará servir a otros dioses. Entonces el Señor se irritará contra ustedes y en seguida los exterminará.5Por eso, trátenlos de este modo: derriben sus altares, destruyan sus piedras conmemorativas, talen sus postes sagrados y prendan fuego a sus ídolos.6Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras su pueblo y su propiedad exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.7El Señor se prendó de ustedes y los eligió, no porque sean el más numeroso de todos los pueblos. al contrario, tú eres el más insignificante de todos.8Pero por el amor que les tiene, y para cumplir el juramento que hizo a tus padres, el Señor los hizo salir de Egipto con mano poderosa, y los libró de la esclavitud y del poder del Faraón, rey de Egipto.9Reconoce, entonces, que el Señor, tu Dios, es el verdadero Dios, el Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones, mantiene su alianza y su fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus mandamientos;10pero que no tarda en dar su merecido a aquel que lo aborrece, a él mismo en persona, haciéndolo desaparecer.11Por eso, observa los mandamientos, los preceptos y las leyes que hoy te ordeno poner en práctica.12Porque si escuchas estas leyes, las observas y las practicas, el Señor, tu Dios, mantendrá en tu favor la alianza y la fidelidad que juró a tus padres.13El te amará, te bendecirá y te multiplicará. Bendecirá el fruto de tu seno, el fruto de tu suelo –tu trigo, tu vino y tu aceite– y las crías de tus ganados y rebaños, en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres.14Serás más bendecido que todos los demás pueblos. Nadie será estéril entre ustedes, ni los hombres, ni las mujeres, ni los animales.15El Señor apartará de ti toda enfermedad, y no te infligirá ninguna de esas plagas malignas que envió sobre Egipto, y que tú ya conoces. Las tendrá reservadas, en cambio, para aquellos que te odian.16Destruye entonces a todos esos pueblos que el Señor, tu Dios, pone en tus manos. No les tengas compasión ni sirvas a sus dioses, porque eso sería para ti una trampa.17Y si alguna vez te preguntas: «¿Cómo voy a desposeer a esas naciones, si son más numerosas que yo?»,18no les tengas miedo. Recuerda cómo trató el Señor, tu Dios, al Faraón y a todo Egipto:19los grandes portentos que has visto con tus propios ojos y los signos que él realizó, cuando con mano poderosa y brazo fuerte te hizo salir de Egipto. Así tratará el Señor, tu Dios, a todos los pueblos que temes enfrentar.20Más aún, él hará cundir el pánico en medio de ellos, hasta que todos queden exterminados, incluso los sobrevivientes y los que intenten permanecer ocultos.21No tiembles delante de ellos, porque en medio de ti está el Señor, tu Dios, el Dios grande y temible,22que irá eliminando a tu paso. No podrás exterminarlas de un solo golpe, porque de lo contrario, los animales salvajes se multiplicarían en perjuicio tuyo.23Pero el Señor, tu Dios, te las entregará, y sembrará entre ellas una gran confusión, hasta destruirlas.24El pondrá a sus reyes en tus manos, y tú harás desaparecer sus nombres de la tierra. Ninguno te podrá resistir, hasta que los extermines por completo.25Ustedes, por su parte, prendan fuego a las estatuas de sus dioses. Y no codicies la plata y el oro de que están recubiertas, ni te quedes con ellos, para no caer en una trampa. Porque eso es una abominación para el Señor, tu Dios.26No introduzcas en tu casa nada abominable, porque también tú te harías digno de ser consagrado al exterminio. Detesta todo eso y considéralo abominable, porque está consagrado al exterminio.