Scrutatio

Domenica, 28 aprile 2024 - San Luigi Maria Grignion da Montfort ( Letture di oggi)

Deuteronomio 18


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1Los sacerdotes levitas –o sea, toda la tribu de Levi– no tendrán parte ni herencia con los israelitas: ellos se alimentarán de las ofrendas destinadas a los sacrificios y de la herencia del Señor.2Por lo tanto, esta tribu no poseerá una herencia en medio de sus hermanos: su herencia es el Señor, como él mismo se lo ha declarado.3Los derechos de los sacerdotes sobre las personas que ofrecen en sacrificio un animal del ganado mayor o menor son los siguientes: se dará al sacerdote la espalda, las quijadas y el estómago.4También le darás las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la esquila de tu ganado menor.5Porque el Señor, tu Dios, eligió al sacerdote y a sus hijos, entre todas tus tribus, para que siempre estuviera en su presencia y oficiara en nombre del Señor.6Si un levita que reside en cualquier parte del Israel, se traslada por voluntad propia de una de tus ciudades al lugar que elija el Señor, su Dios,7podrá oficiar allí en nombre del Señor como todos sus hermanos levitas que están en la presencia del Señor.8Y comerá una porción igual a la de ellos además de lo que obtenga por la venta de sus bienes patrimoniales.9Cuando entre en la tierra que el Señor, tu Dios, te dará, no aprendas a practicar las abominaciones que cometen esas naciones.10Que no haya entre ustedes nadie que inmole en el fuego a su hijo o a su hija, ni practique la adivinación, la astrología, la magia o la hechicería.11Tampoco hará ningún encantador, ni consultor de espectros o de espíritus, ni evocador de muertos.12Porque todo el que practica estas cosas es abominable al Señor, tu Dios, y por causa de estas abominaciones. él desposeerá a esos pueblos delante de ti.13Tú serás irreprochable en tu trato con el Señor, tu Dios.14Porque las naciones que vas a desposeer escuchan a los astrólogos y adivinos, pero a ti el Señor no te permite semejante cosa.15El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo; lo harás surgir de entre ustedes, de entre tus hermanos, y es a él a quien escucharán.16Esto es precisamente lo que pediste al Señor. Tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: «No quiero seguir escuchando la voz del Señor, mi Dios, ni miraré más este gran fuego, porque de lo contrario moriré».17Entonces el Señor me dijo: «Lo que acaban de decir está muy bien.18Por eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le ordene.19Al que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie en mi Nombre, yo mismo le pediré cuenta.20Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá».21Tal vez te preguntes: «¿Cómo sabremos que tal palabra no la ha pronunciado el Señor?».22Si lo que el profeta decide en nombre del Señor no se cumple y queda sin efecto, quiere decir que el Señor no ha dicho esa palabra. El profeta ha hablado temerariamente: no le temas.