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Martedi, 14 maggio 2024 - San Mattia ( Letture di oggi)

Jeremías 31


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 En aquel tiempo –oráculo del Señor– yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi Pueblo.1 En aquel tiempo - oráculo de Yahveh - seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellos serán mi pueblo.
2 Así habla el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina hacia su descanso.2 Así dice Yahveh: Halló gracia en el desierto el pueblo que se libró de la espada: va a su descanso Israel.
3 De lejos se le apareció el Señor: Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad.3 De lejos Yahveh se me apareció. Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti.
4 De nuevo te edificaré y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo te adornarás con tus tamboriles y saldrás danzando alegremente;4 Volveré a edificarte y serás reedificada, virgen de Israel; aún volverás a tener el adorno de tus adufes, y saldrás a bailar entre gentes festivas.
5 de nuevo plantarás viñas sobre los montes de Samaría: los que las planten tendrán los primeros frutos.5 Aún volverás a plantar viñas en los montes de Samaría: (plantarán los plantadores, y disfrutarán).
6 Porque llega el día en que la los vigías gritarán sobre la montaña de Efraím: «¡De pie, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!».6 Pues habrá un día en que griten los centinelas en la montaña de Efraím: «¡Levantaos y subamos a Sión, adonde Yahveh, el Dios nuestro!»
7 Porque así habla el Señor: ¡Griten jubilosos por Jacob, aclamen a la primera de las naciones! Háganse oír, alaben y digan: «¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel!».7 Pues así dice Yahveh: Dad hurras por Jacob con alegría, y gritos por la capital de las naciones; hacedlo oír, alabad y decid: «¡Ha salvado Yahveh a su pueblo, al Resto de Israel!»
8 Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremos de la tierra; hay entre ellos ciegos y lisiados, mujeres embarazadas y parturientas: ¡es una gran asamblea la que vuelve aquí!8 Mirad que yo los traigo del país del norte, y los recojo de los confines de la tierra. Entre ellos, el ciego y el cojo, la preñada y la parida a una. Gran asamblea vuelve acá.
9 Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito.9 Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo, los llevo a arroyos de agua por camino llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel un padre, y Efraím es mi primogénito.
10 ¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño».10 Oíd la palabra de Yahveh, naciones, y anunciad por las islas a lo lejos, y decid: «El que dispersó a Israel le reunirá y le guardará cual un pastor su hato».
11 Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él.11 Porque ha rescatado Yahveh a Jacob, y le ha redimido de la mano de otro más fuerte.
12 Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor, hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer.12 Vendrán y darán hurras en la cima de Sión y acudirán al regalo de Yahveh: al grano, al mosto, y al aceite virgen, a las crías de ovejas y de vacas, y será su alma como huerto empapado, no volverán a estar ya macilentos.
13 Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción.13 Entonces se alegrará la doncella en el baile, los mozos y los viejos juntos, y cambiaré su duelo en recocijo, y les consolaré y alegraré de su tristeza;
14 Colmaré a los sacerdotes con la grasa de las víctimas, y mi pueblo se saciará de mis bienes –oráculo del Señor–.14 empaparé el alma de los sacerdotes de grasa, y mi pueblo de mi regalo se hartará - oráculo de Yahveh -.
15 Así habla el Señor: ¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser consolada, porque ya no existen.15 Así dice Yahveh: En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguísimo. Raquel que llora por sus hijos, que rehúsa consolarse - por sus hijos - porque no existen.
16 Así habla el Señor: Reprime tus sollozos, ahoga tus lágrimas, porque tu obra recibirá su recompensa –oráculo del Señor– y ellos volverán del país enemigo.16 Así dice Yahveh: Reprime tu voz del lloro y tus ojos del llanto, porque hay paga para tu trabajo - oráculo de Yahveh -: volverán de tierra hostil,
17 Sí, hay esperanza para tu futuro –oráculo del Señor–: los hijos regresarán a su patria.17 y hay esperanza para tu futuro - oráculo de Yahveh -: volverán los hijos a su territorio.
18 Oigo muy bien a Efraím que se estremece de pesar: «Me has corregido, y yo acepté la corrección como un ternero no domado. Conviérteme y yo me convertiré, porque tú, Señor, eres mi Dios.18 Bien he oído a Efraím lamentarse: «Me corregiste y corregido fui, cual becerro no domado. Hazme volver y volveré, pues tú, Yahveh, eres mi Dios.
19 Sí, después de apartarme, me arrepentí, y al darme cuenta, me he golpeado el pecho. Estoy avergonzado y confundido, porque cargo con el oprobio de mi juventud».19 Porque luego de desviarme, me arrepiento, y luego de darme cuenta, me gopeo el pecho, me avergüenzo y me confundo luego, porque aguanto el oprobio de mi mocedad».
20 ¿Es para mí Efraím un hijo querido o un niño mimado, para que cada vez que hablo de él, todavía lo recuerde vivamente? Por eso mis entrañas se estremecen por él, no puedo menos que compadecerme de él –oráculo del Señor–.20 ¿Es un hijo tan caro para mí Efraím, o niño tan mimado, que tras haberme dado tanto que hablar, tenga que recordarlo todavía? Pues, en efecto, se han conmovido mis entrañas por él; ternura hacia él no ha de faltarme - oráculo de Yahveh -.
21 Levanta para ti mojones, colócate señales, fíjate bien en el sendero, en el camino que has recorrido. ¡Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades!21 Plántate hitos, ponte jalones de ruta, presta atención a la calzada al camino que anduviste. Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas ciudades.
22 ¿Hasta cuándo irás de aquí para allá, hija apóstata? Porque el Señor crea algo nuevo en el país: la mujer rodea al varón.22 ¿Hasta cuándo darás rodeos, oh díscola muchacha? Pues ha creado Yahveh una novedad en la tierra: la Mujer ronda al Varón.
23 Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: De nuevo se dirá esta palabra en el país de Judá y en sus ciudades, cuando yo haya cambiado su suerte: ¡Que el Señor te bendiga, morada de justicia, Montaña santa!23 Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Todavía dirán este refrán en tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver a sus cautivos: «¡Bendígate Yahveh, oh estancia justa, oh monte santo!»
24 Allí se establecerán Judá y todas sus ciudades, los agricultores y los que se desplazan con los rebaños.24 Y morarán allí Judá y todas sus ciudades juntamente, los labradores y los que trashuman con el rebaño,
25 Porque yo abrevaré a los que están agotados y colmaré a los que están exhaustos.25 porque yo empaparé el alma agotada y toda alma macilenta colmaré.
26 De pronto me desperté y abrí los ojos, y mi sueño había sido agradable.26 En esto, me desperté y vi que mi sueño era sabroso para mí.
27 Llegarán los días –oráculo del Señor– en que yo sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con semilla de hombres y semilla de animales.27 He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombres y ganados.
28 Y así como yo he velado sobre ellos para arrancar y derribar, para demoler, perder y hacer el mal, así también velaré sobre ellos para edificar y para plantar –oráculo del Señor–.28 Entonces, del mismo modo que anduve presto contra ellos para extirpar, destruir, arruinar, perder y dañar, así andaré respecto a ellos para reconstruir y replantar - oráculo de Yahveh -.
29 En aquellos días, no se dirá más: Los padres comieron uva verde y los hijos sufren la dentera.29 En aquellos días no dirán más: «Los padres comieron el agraz, y los dientes de los hijos sufren de dentera»;
30 No, cada uno morirá por su propia iniquidad: todo el que coma uva verde sufrirá la dentera.30 sino que cada uno por su culpa morirá: quienquiera que coma el agraz tendrá la dentera.
31 Llegarán los días –oráculo del Señor– en que estableceré una nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá.31 He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza;
32 No será como la Alianza que establecí con sus padres el día en que los tomé de la mano para hacerlos salir del país de Egipto, mi Alianza que ellos rompieron, aunque yo era su dueño –oráculo del Señor–.32 no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh -.
33 Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días –oráculo del Señor–: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.33 Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
34 Y ya no tendrán que enseñarse mutuamente, diciéndose el uno al otro: «Conozcan al Señor». Porque todos me conocerán, del más pequeño al más grande –oráculo del Señor–. Porque yo habré perdonado su iniquidad y no me acordaré más de su pecado.34 Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos me conocerán del más chico al más grande - - oráculo de Yahveh - cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.
35 Así habla el Señor, el que puso el sol para alumbrar el día, la luna y las estrellas para iluminar la noche, el que agita el mar y rugen sus olas; su nombre es Señor de los ejércitos:35 Así dice Yahveh, el que da el sol para alumbrar el día, y gobierna la luna y las estrellas para alumbrar la noche, el que agita el mar y hace bramar sus olas, cuyo nombre es Yahveh Sebaot.
36 Si este ordenamiento dejara de regir delante de mi –oráculo del Señor– entonces, también la descendencia de Israel dejaría de ser para siempre una nación delante de mí.36 Si fallaren estas normas en mi presencia - oráculo de Yahveh - también la prole de Israel dejaría de ser una nación en mi presencia a perpetuidad.
37 Así habla el Señor: Si se pudieran medir los cielos en lo alto y explorar aquí abajo los cimientos de la tierra, también yo rechazaría a la descendencia de Israel a causa de todo lo que hicieron –oráculo del Señor–.37 Así dice Yahveh: Si fueren medidos los cielos por arriba, y sondeadas las bases de la tierra por abajo, entonces también yo renegaría de todo el linaje de Israel por todo cuanto hicieron - oráculo de Yahveh -.
38 Llegarán los días –oráculo del Señor– en que la ciudad será reconstruida para el Señor, desde la torre de Jananel hasta la puerta del Angulo.38 He aquí que vienen días - oráculo de Yahveh - en que será reconstruida la ciudad de Yahveh desde la torre de Jananel hasta la Puerta del Angulo;
39 La cuerda de medir se extenderá en línea recta hasta la colina de Gareb, y luego girará hacia Goa.39 y volverá a salir la cuerda de medir toda derecha hasta la cuesta de Gareb, y torcerá hasta Goá,
40 Todo el valle de los cadáveres y de la ceniza de los sacrificios, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la puerta de los Caballos, al oriente, estarán consagrados al Señor: ¡nunca más se arrancará, nunca más se demolerá!40 y toda la hondonada de los Cuerpos Muertos y de la Ceniza, y toda la Campa del Muerto hasta el torrente Cedrón, hasta la esquina de la Puerta de los Caballos hacia oriente será sagrado de Yahveh: no volverá a ser destruido ni dado al anatema nunca jamás.