Scrutatio

Martedi, 14 maggio 2024 - San Mattia ( Letture di oggi)

2 Macabeos 3


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSSAGRADA BIBLIA
1 Cuando la Ciudad santa se encontraba en completa paz y las leyes se observaban a la perfección, gracias a la piedad y a la rectitud del Sumo Sacerdote Onías,1 Enquanto os habitantes de Jerusalém gozavam de uma paz perfeita, por causa da piedade e retidão do sumo sacerdote Onias, na exata observância das leis,
2 solía suceder que hasta los mismos reyes honraban el Santuario y lo enriquecían con espléndidos regalos,2 o templo era respeitado, mesmo pelos reis estrangeiros. Estes honravam o santuário com os mais ricos presentes,
3 hasta tal punto que Seleuco, rey de Asia, mantenía con sus propios recursos todas las expensas para la celebración de los sacrificios.3 a tal ponto que Seleuco, rei da Ásia, subministrava com suas rendas pessoais toda a despesa necessária à liturgia dos sacrifícios.
4 Pero un tal Simón, de la familia de Bilgá, que había sido designado administrador del Templo, tuvo diferencias con el Sumo Sacerdote en lo relativo al control de los mercados de la ciudad.4 Todavia, certo Simão, da tribo de Belga, nomeado prefeito do templo, entrou em desacordo com o sumo sacerdote quanto à inspeção do mercado público.
5 Como no lograba imponerse a Onías, acudió a Apolonio de Tarso, que era entonces gobernador de Celesiria y de Fenicia,5 Como não pudesse vencer Onias, foi procurar Apolônio de Társis, então governador militar da Celesíria e da Fenícia.
6 y le comunicó que el tesoro de Jerusalén estaba repleto de incontables riquezas, tanto que la cantidad de dinero era incalculable y muy superior al presupuesto de los sacrificios, y nada impedía que fuera puesto a disposición del rey.6 Declarou-lhe que o tesouro do templo transbordava de indizíveis riquezas, a não poder enumerá-las; que nada tinham a ver com os sacrifícios, e que ele daria um jeito de fazê-las passar ao erário real.
7 En la audiencia con el rey, Apolonio lo puso al tanto de las riquezas que la habían sido denunciadas, y el rey designó a Heliodoro, su encargado de negocios, y lo envió con la orden de incautarse de aquellos tesoros.7 Tendo uma audiência com o rei, Apolônio o advertiu sobre as riquezas que lhe haviam sido declaradas, e este, tomando uma decisão, enviou seu intendente Heliodoro com a ordem de trazer as ditas riquezas.
8 Heliodoro emprendió inmediatamente el viaje, fingiendo que inspeccionaba las ciudades de Celesiria y Fenicia, aunque su intención era cumplir los planes del rey.8 Imediatamente, Heliodoro pôs-se a caminho, simulando visitas às cidades da Celesíria e da Fenícia; na realidade, porém, era para executar a ordem do rei.
9 Al llegar a Jerusalén, fue recibido amistosamente por el Sumo Sacerdote de la ciudad, al que informó sobre la denuncia que se había hecho y le manifestó el motivo de su presencia, preguntándole si todo eso era verdad.9 Tendo chegado a Jerusalém e sendo recebido pelo sumo sacerdote da cidade com amabilidade, transmitiu-lhe as revelações recebidas e comunicou-lhe o sentido de sua visita; contudo, indagou se tudo isso correspondia à realidade.
10 El Sumo Sacerdote le explicó que se trataba de unos depósitos pertenecientes a las viudas y a los huérfanos,10 O sumo sacerdote fez-lhe ver que se tratava do depósito das viúvas e dos órfãos;
11 y que una parte pertenecía a Hircano, hijo de Tobías, que era un personaje de posición muy elevada. Contrariamente a la calumniosa denuncia de Simón, el total ascendía a cuatrocientos talentos de plata y doscientos de oro.11 que somente um dos depósitos pertencia a Hircano, filho de Tobias, varão muito eminente; que não era como o pretendiam as calúnias do ímpio Simão, mas que tudo se reduzia a uma soma de quatrocentos talentos de prata e duzentos talentos de ouro.
12 Y no se podía defraudar a los que habían depositado su confianza en la santidad de ese Lugar y en la inviolable majestad de aquel Templo venerado en todo el mundo.12 Era completamente impossível defraudar os que haviam depositado confiança na santidade do lugar e no caráter sagrado e inviolável do templo venerado no mundo inteiro.
13 Pero Heliodoro, siguiendo las órdenes del rey, sostenía inflexiblemente que aquellas riquezas debían ser confiscadas en beneficio del tesoro real.13 Firme nas ordens do rei, Heliodoro respondeu que essas riquezas deveriam ser transportadas absolutamente para o tesouro real
14 En la fecha fijada, Heliodoro procedió a realizar el inventario de los bienes, con gran consternación de toda la ciudad:14 e, num dia por ele fixado, entrou com a intenção de organizar o inventário. A partir dessa hora, uma grande inquietude se espalhou pela cidade toda.
15 los sacerdotes, postrados ante el altar con sus ornamentos sagrados, suplicaban al Cielo, que había dictado la ley sobre los bienes en depósito, rogándole que los conservara intactos para quienes los había depositado.15 Revestidos de suas vestes sacerdotais e prostrados diante do altar, os sacerdotes suplicavam ao céu e imploravam ao Autor da lei acerca dos depósitos, rogando-lhe que os conservasse intactos para aqueles que lhos tinham confiado.
16 A uno se le partía el alma con solo mirar el rostro del Sumo Sacerdote, porque su aspecto y su palidez revelaban la angustia de su alma.16 Já o aspecto do sumo sacerdote causava pena ver, do mesmo modo seu semblante; e a alteração de seus traços manifestava sua angústia interior.
17 El miedo y el temblor estremecían todo su cuerpo, descubriendo a quienes lo observaban el sufrimiento de su corazón.17 O susto que o havia tolhido agitava seu corpo com um tremor, que mostrava o sofrimento íntimo de sua alma.
18 Además, algunos salían de sus casas en grupos para hacer rogativas públicas, a causa del inminente ultraje a que se vería expuesto el Santuario;18 Diante da profanação que ameaçava o templo, o povo se precipitava em multidão para fora das casas, a fim de se ajuntarem à prece comum.
19 las mujeres, ceñidas de cilicio debajo de los senos, se aglomeraban en las calles; las más jóvenes, habitualmente recluidas, corrían, unas a las puertas, otras a los muros, y otras, se asomaban por las ventanas.19 As mulheres cingidas com sacos pela altura dos seios enchiam as ruas, e quanto às jovens, retidas nas casas, corriam umas para as portas, outras para as muralhas, outras ainda se debruçavam nas janelas;
20 Todas elevaban sus plegarias con los brazos extendidos hacia el Cielo.20 todas erguiam as mãos para o céu com gritos de súplica.
21 Daba pena ver a la muchedumbre postrada desordenadamente, y al Sumo Sacerdote lleno de ansiedad y de angustia.21 Causava dó observar toda a confusão desse povo abatido e a angústia em que jazia o sumo sacerdote.
22 Mientras ellos rogaban al Señor todopoderoso que guardara intactos los bienes depositados, dando plena seguridad a sus dueños.22 Enquanto suplicavam assim a proteção do todo-poderoso para que conservasse invioláveis os depósitos que lhes haviam sido confiados,
23 Heliodoro, por su parte, comenzó a ejecutar lo que se había propuesto.23 Heliodoro executava o seu intento.
24 Pero cuando ya se encontraba con su escolta junto al Tesoro, el Soberano de los espíritus y de toda Potestad se manifestó tan esplendorosamente que todos los que se habían atrevido a venir con él, heridos por el poder de Dios, quedaron sin fuerzas y acobardados.24 Já se achava ali, com seus homens armados, quando o Senhor dos espíritos e soberano detentor de todo o poder suscitou uma tal aparição que todos os que haviam ousado vir ali desfaleceram de espanto, atingidos de pavor ante a majestade de Deus.
25 Porque se les apareció un caballo montado por un temible jinete y ricamente enjaezado, el cual, arrojándose con ímpetu, levantó contra Heliodoro sus cascos delanteros. El jinete aparecía cubierto con una armadura de oro.25 Viram eles, montado num cavalo ricamente ajaezado e guiado furiosamente, um cavaleiro de terrível aspecto, que lançava em Heliodoro as patas dianteiras do cavalo. O que vinha nele montado parecia ter uma armadura de ouro.
26 También se le aparecieron otros dos jóvenes de extraordinario vigor, resplandecientes por su hermosura y vestidos espléndidamente: ellos se pusieron uno a cada lado y lo azotaban sin cesar, moliéndolo a golpes.26 Ao mesmo tempo, apareceram-lhe outros dois jovens, cheios de força extraordinária, fulgurantes de luz, ricamente vestidos; colocando-se dos dois lados, puseram-se eles a açoitá-lo sem interrupção e descarregaram sobre ele uma saraivada de golpes.
27 Heliodoro cayó en tierra, envuelto en una densa oscuridad, y en seguida lo recogieron y lo sacaron en una camilla.27 Atirado logo por terra, Heliodoro foi envolvido por espessas trevas; seus companheiros ergueram-no e depositaram-no numa liteira.
28 Así llevaban ahora, incapaz de valerse por sí mismo, al que poco antes había entrado al Tesoro, acompañado de numeroso séquito y de toda su escolta. Y todos reconocieron claramente la soberanía de Dios.28 E ele, que vinha para penetrar no mencionado tesouro com uma escolta numerosa e guardas pessoais, incapaz de se ajudar a si mesmo, foi levado por pessoas que reconheciam o manifesto poder de Deus.
29 Mientras él yacía derribado por la fuerza divina, sin habla y sin esperanza de salvación,29 Enquanto ele se achava estendido e ferido pela força de Deus, sem fala e sem esperança alguma de salvação,
30 los judíos bendecían al Señor, que había glorificado su propio Lugar. El Templo, que poco antes había estado lleno de miedo y consternación, desbordaba ahora de alegría y de júbilo por la manifestación del Señor todopoderoso.30 os habitantes de Jerusalém bendiziam o Senhor que havia glorificado seu templo. O santuário, que pouco antes estava cheio de confusão e de tumulto, logo que o Senhor manifestou sua onipotência encheu se de regozijo e de alegria.
31 En seguida, algunos de los acompañantes de Heliodoro rogaron a Onías que invocara al Altísimo a fin de que perdonara la vida al que ya estaba a punto de expirar.31 Todavia, alguns dos companheiros de Heliodoro suplicavam logo a Onias que rezasse ao todo-poderoso, para restituir-lhe a vida, prestes, na verdade, a apagar-se.
32 El Sumo Sacerdote, temiendo que el rey sospechara que los judíos habían atentado contra Heliodoro, ofreció un sacrificio por su curación.32 Receando que o rei suspeitasse de que os judeus houvessem organizado um atentado contra Heliodoro, o sumo sacerdote ofereceu um sacrifício por ele.
33 Mientras el Sumo Sacerdote ofrecía el sacrificio de expiación, se aparecieron otra vez a Heliodoro los mismos jóvenes, cubiertos con las mismas vestiduras y, puestos de pie, le dijeron: «Da muchas gracias al Sumo Sacerdote Onías, porque por su intercesión el Señor te concede la vida.33 Ora, enquanto o pontífice executava a cerimônia expiatória, os mesmos jovens apareceram a Heliodoro, revestidos das mesmas vestes. Achegaram-se a ele e disseram-lhe: Sê reconhecido ao sumo sacerdote, porque é por causa dele que Deus te dá a vida.
34 Y ahora tú, que has sido castigado por el Cielo, anuncia a todos la grandeza del poder de Dios». Dicho esto, desaparecieron.34 Proclama diante de todos seu grande poder, tu que foste açoitado por Deus. Ditas estas palavras, desapareceram.
35 Heliodoro, después de ofrecer un sacrificio al Señor y de orar largamente al que le había concedido la vida, se despidió de Onías y volvió con sus tropas adonde estaba el rey.35 Após ter oferecido um sacrifício ao Senhor, erguido abundantes preces ao que lhe havia poupado a vida, e agradecido a Onias, Heliodoro regressou com suas tropas para junto do rei.
36 Y daba testimonio delante de todos de las obras del gran Dios, que él había contemplado con sus propios ojos.36 Testemunhava, diante de todos, os prodígios operados pelo Grande Deus, aos seus olhos
37 Cuando el rey preguntó a Heliodoro a quién convendría enviar otra vez a Jerusalén, él respondió:37 e, como o rei lhe perguntasse que homem julgava ele que pudesse enviar ainda uma vez a Jerusalém, respondeu:
38 «Si tienes algún enemigo o alguien que conspira contra el gobierno, envíalo allá y volverá molido a golpes, si es que logra salvar su vida. Porque te aseguro que una fuerza divina rodea aquel lugar;38 Se tens algum inimigo, ou alguém que maquina contra ti, envia-o para lá, e encontrá-lo-ás ferido, se ainda viver, porque há verdadeiramente, naquele lugar, uma força divina.
39 el que tiene su morada en el cielo vela por él y lo protege, y a todos los que se acercan con malas intenciones los castiga con la muerte».39 O que habita no céu zela por aquele templo. Protege-o e arruína mortalmente os que aí vêm com más intenções.
40 Así terminaron los hechos referentes a Heliodoro y a la preservación del Tesoro.40 Foi assim que se passaram estas coisas a respeito de Heliodoro e do tesouro sagrado que foi protegido.