Scrutatio

Giovedi, 9 maggio 2024 - Beata Maria Teresa di Gesù (Carolina Gerhardinger) ( Letture di oggi)

Éxodo 15


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor: «Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: él hundió en el mar los caballos y los carros.1 Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron: «Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro.
2 El Señor es mi fuerza y mi protección, él me salvó. El es mi Dios y yo lo glorifico, es el Dios de mi padre y yo proclamo su grandeza.2 Mi fortaleza y mi canción es Yah. El es mi salvación. El, mi Dios, yo le glorifico, el Dios de mi padre, a quien exalto.
3 El Señor es un guerrero, su nombre es «Señor».3 ¡Un guerrero Yahveh, Yahveh es su nombre!
4 El arrojó al mar los carros del Faraón y su ejército, lo mejor de sus soldados se hundió en el Mar Rojo.4 Los carros de Faraón y sus soldados precipitó en el mar. La flor de sus guerreros tragó el mar de Suf;
5 El abismo los cubrió, cayeron como una piedra en lo profundo del mar5 cubriólos el abismo, hasta el fondo cayeron como piedra.
6 Tu mano, Señor, resplandece por su fuerza, tu mano, Señor, aniquila al enemigo.6 Tu diestra, Yahveh, relumbra por su fuerza; tu diestra, Yahveh, aplasta al enemigo.
7 Con la inmensidad de tu gloria derribas a tus adversarios, desatas tu furor, que los consume como paja.7 En tu gloria inmensa derribas tus contrarios, desatas tu furor y los devora como paja.
8 Al soplo de tu ira se agolparon las aguas, las olas se levantaron como un dique, se hicieron compactos los abismos del mar.8 Al soplo de tu ira se apiñaron las aguas, se irguieron las olas como un dique, los abismos cuajaron en el corazón del mar.
9 El enemigo decía: «Los perseguiré, los alcanzaré, repartiré sus despojos, saciaré mi avidez, desenvainaré la espada, mi mano los destruirá».9 Dijo el enemigo: «Marcharé a su alcance, repartiré despojos, se saciará mi alma, sacaré mi espada y los aniquilará mi mano.»
10 Tú soplaste con tu aliento, y el mar los envolvió; se hundieron como plomo en las aguas formidables.10 Mandaste tu soplo, cubriólos el mar; se hundieron como plomo en las temibles aguas.
11 ¿Quién, como tú, es admirable entre los santos, terrible por tus hazañas, autor de maravillas?11 ¿Quién como tú, Yahveh, entre los dioses? ¿Quién como tú, glorioso en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas?
12 Extendiste tu mano y los tragó la tierra.12 Tendiste tu diestra y los tragó la tierra.
13 Guías con tu fidelidad al pueblo que has rescatado y lo conduces con tu poder hacia tu santa morada.13 Guiaste en tu bondad al pueblo rescatado. Tu poder los condujo a tu santa morada.
14 Tiemblan los pueblos al oír la noticia: los habitantes de Filistea se estremecen,14 Oyéronlo los pueblos, se turbaron, dolor como de parto en Filistea.
15 cunde el pánico entre los jefes de Edom, un temblor sacude a los príncipes de Moab, desfallecen todos los habitantes de Canaán.15 Los príncipes de Edom se estremecieron, se angustiaron los jefes de Moab y todas las gentes de Canaán temblaron.
16 El pánico y el terror los invaden, la fuerza de tu brazo los deja petrificados, hasta que pasa tu pueblo, Señor, hasta que pasa el pueblo que tú has adquirido.16 Pavor y espanto cayó sobre ellos. La fuerza de tu brazo los hizo enmudecer como una piedra, hasta que pasó tu pueblo, oh Yahveh, hasta pasar el pueblo que compraste.
17 Tú lo llevas y lo plantas en la montaña de tu herencia, en el lugar que preparaste para tu morada, en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos.17 Tú le llevas y le plantas en el monte de tu herencia, hasta el lugar que tú te has preparado para tu sede, ¡oh Yahveh! Al santuario, Adonay, que tus manos prepararon.
18 ¡El Señor reina eternamente!».18 ¡Yahveh reinará por siempre jamás!»
19 Cuando la caballería del Faraón, con sus carros y sus guerreros, entró en medio del mar, el Señor hizo que las aguas se volvieran contra ellos; los israelitas, en cambio, cruzaron el mar como si fuera tierra firme.19 Porque cuando los caballos de Faraón y los carros con sus guerreros entraron en el mar, Yahveh hizo que las aguas del mar volvieran sobre ellos, mientras que los israelitas pasaron a pie enjuto por medio del mar.
20 Entonces Miriam, la profetisa, que era hermana de Aarón, tomó en sus manos un tamboril, y todas las mujeres iban detrás de ella, con tamboriles y formando coros de baile.20 María, la profetisa, hermana de Aarón tomó en sus manos un tímpano y todas la mujeres la seguían con tímpanos y danzando en coro.
21 Y Miriam repetía: «Canten al Señor, que se ha cubierto de gloria: él hundió en el mar los caballos y los carros».21 Y María les entonaba el estribillo: «Cantad a Yahveh pues se cubrió de gloria. arrojando en el mar caballo y carro.»
22 Moisés hizo partir a los israelitas del Mar Rojo. Ellos se dirigieron hacia el desierto de Sur, y después de caminar tres días por ese desierto sin encontrar agua,22 Moisés hizo partir a los israelitas del mar de Suf y se dirigieron hacia el desierto de Sur: caminaron tres días por el desierto sin encontrar agua.
23 llegaron a Mará, pero no pudieron beber el agua porque era amarga. De allí procede el nombre de Mará –que significa «Amarga»– dado a ese lugar.23 Luego llegaron a Mará, porque era amarga. Por eso se llama aquel lugar Mará.
24 Y el pueblo se puso a protestar contra Moisés, diciendo: «¿Qué vamos a beber ahora?».24 El pueblo murmuró contra Moisés, diciendo: «¿Qué vamos a beber?»
25 Moisés invocó al Señor, y el Señor le indicó un árbol. Moisés arrojó un trozo de él en el agua, y esta se volvió dulce. Allí el Señor les impuso una legislación y un derecho, y allí los puso a prueba.25 Entonces Moisés invocó a Yahveh, y Yahveh le mostró un madero que Moisés echó al agua, y el agua se volvió dulce. Allí dio a Israel decretos y normas, y allí le puso a prueba.
26 Luego les dijo: «Si escuchas realmente lo voz del Señor, tu Dios, y practicas lo que es recto a sus ojos, si prestas atención a sus mandamientos y observas todos sus preceptos, no te infligiré ninguna de las enfermedades que envié contra Egipto, porque yo, el Señor, soy el que te da la salud».26 Y dijo: «Si de veras escuchas la voz de Yahveh, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandatos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque yo soy Yahveh, el que te sana.»
27 Después llegaron a Elim, un lugar donde había doce fuentes y setenta palmeras, y allí establecieron su campamento, a orilla de las aguas.27 Después llegaron a Elim, donde hay doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.