Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

2 Crónicas 30


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1Entonces Ezequías dio órdenes a todo Israel y Judá, y también escribió cartas a Efraím y a Manasés para que acudieran a la casa del Señor, en Jerusalén, a celebrar la Pascua en honor del Señor, el Dios de Israel.2El rey, sus jefes y toda la asamblea de Jerusalén se pusieron de acuerdo para celebrar esta Pascua en el segundo mes,3ya que no habían podido celebrarla a su debido tiempo, porque los sacerdotes no se habían purificado en número suficiente y el pueblo no se había reunido en Jerusalén.4Esto pareció bien al rey y a toda la asamblea,5y decidieron anunciarlo a todo Israel, desde Berseba hasta Dan, para que fueran a celebrar la Pascua en honor del Señor, el Dios de Israel, en Jerusalén, porque la mayoría no la había celebrado como estaba prescrito.6Los enviados recorrieron todo Israel y Judá con las cartas del rey de sus jefes. En ellas se decía lo siguiente, conforme a la orden del rey: «Israelitas: vuelvan al Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al resto que ha quedado de ustedes, y a los que han escapado de las manos de los reyes de Asiria.7No sean como sus padres y sus hermanos, que se rebelaron contra el Señor, el Dios de sus padres, y por eso él los entregó a la devastación, como ustedes lo están viendo.8No se obstinen como sus padres, extiendan sus manos hacia el Señor y entren en el Santuario que él ha santificado para siempre. Sirvan al Señor, su Dios, y el ardor de su ira se apartará de ustedes.9Si ustedes se convierten al Señor, sus hermanos y sus hijos serán tratados con misericordia y por aquellos que los han deportado, y podrán volver a esta tierra, porque el Señor, su Dios, es bondadoso y compasivo: él no apartará su rostro de ustedes si ustedes vuelven a él».10Los enviados fueron de ciudad en ciudad, por el territorio de Efraím y Manasés hasta Zabulón, pero todos se reían y se burlaban de ellos.11Solamente algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se sometieron y fueron a Jerusalén.12Pero fue sobre todo en Judá donde la mano del Señor movió los corazones para que se cumpliera unánimemente la orden del rey de los jefes, conforme a la palabra del Señor.13Una gran multitud se reunió en Jerusalén para celebrar la fiesta de los Acimos en el segundo mes: fue una asamblea muy numerosa.14Primero retiraron los altares que había en Jerusalén y todos los altares para el incienso, y los arrojaron al torrente Cedrón.15Luego inmolaron la Pascua el día catorce del segundo mes. Llenos de compunción, los sacerdotes y los levitas se purificaron y ofrecieron holocaustos en el Templo del Señor.16Ocuparon sus puestos, conforme al ritual según la ley de Moisés, el hombre de Dios, y los sacerdotes hacían aspersiones con la sangre que recibían de manos de los levitas.17Como en la asamblea había muchos que no se habían purificado, los levitas se encargaron de inmolar las víctimas pascuales de todos los que no estaban debidamente purificados para consagrarlos al Señor.18En efecto, una gran parte del pueblo, sobre todo de Efraím, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se habían purificado y, sin embargo, comieron la Pascua sin ajustarse a los prescrito. Pero Ezequías rogó por ellos, diciendo: «¡Que el Señor por su bondad perdone19a todos los que están dispuestos a buscar de corazón a Dios, el Señor, el Dios de sus padres, aunque no tengan la pureza requerida para las cosas santas!».20El Señor escuchó a Ezequías y perdonó al pueblo.21Los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron con alegría la fiesta de los Acimos durante siete días, mientras los levitas y los sacerdotes alababan diariamente al Señor con todas sus fuerzas.22Ezequías habló cordialmente a todos los levitas que se habían aplicado con tanto acierto al servicio del Señor. Y así continuaron la solemnidad durante siete días, ofreciendo los sacrificios de comunión y alabando al Señor, el Dios de sus padres.23Luego toda la asamblea resolvió prolongar la fiesta siete días más, y así pasaron otros siete días de gran alegría.24Porque Ezequías, rey de Judá, había reservado para la asamblea mil terneros y siete mil cabras y ovejas, mientras que los jefes habían aportado mil novillos y diez mil ovejas, y ya se habían purificado muchos sacerdotes.25Reinaba una gran alegría en toda la asamblea de Judá, lo mismo que entre los sacerdotes y levitas, entre los que habían llegado de Israel, los forasteros que llegaban del territorio de Israel y los habitantes de Judá.26Hubo una alegría muy grande en Jerusalén, porque desde los tiempos de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no había sucedido nada semejante en Jerusalén.27Después, los sacerdotes levíticos se pusieron a bendecir al pueblo: su voz fue escuchada y su oración llegó hasta la santa morada de Dios en el cielo.