Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Génesis 31


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1Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: «Jacob se ha apoderado de todos los bienes de nuestro padre, y a expensas de él ha conseguido toda esta riqueza».2Y también advirtió que la actitud de Labán para con él ya no era la misma de antes.3Entonces el Señor le dijo: «Vuelve a la tierra de tus padres y de tu familia, y yo estaré contigo».4Jacob mandó llamar a Raquel y a Lía para que fueran a encontrarse con él en el campo donde estaba el rebaño,5y le dijo: «He advertido que el padre de ustedes ya no se comporta conmigo como antes, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.6Ustedes saben muy bien que yo puse todo mi empeño en servir a mi suegro.7Sin embargo, él se ha burlado de mí y ha cambiado diez veces mi salario. Pero Dios no le ha permitido que me hiciera ningún mal.8Si él establecía: «Los animales manchados serán tu salario», todo el rebaño tenía crías manchadas; y si él decía: «Los animales rayados serán tu paga», todo el rebaño tenía crías rayadas.9Así Dios lo despojó de su ganado y me lo dio a mí.10Una vez, durante el período en que el rebaño entra en celo, yo tuve un sueño. De pronto vi que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados.11Y en el sueño, el Angel de Dios me llamó: «¡Jacob!». «Aquí estoy», le respondí.12Entonces él me dijo: Fíjate bien: todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados, porque yo me he dado cuenta de todo lo que te hizo Labán.13Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, allí donde tú ungiste una piedra conmemorativa y me hiciste un voto. Ahora levántate, sal de este país, y regresa a tu tierra natal».14Raquel y Lía le respondieron diciendo: «¿Tenemos todavía una parte y una herencia en la casa de nuestro padre?15¿Acaso no nos ha tratado como a extrañas? No sólo nos ha vendido, sino que además se ha gastado el dinero que recibió de nosotras.16Sí, toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Procede como Dios te lo ha ordenado».17Inmediatamente Jacob hizo montar en los camellos a sus hijos y a sus mujeres,18y se llevó todo su ganado y todos sus bienes –el ganado de su propiedad, que había adquirido en Padán Aram– para ir a la tierra de Canaán, donde se encontraba Isaac, su padre.19Como Labán estaba ausente, esquilando sus ovejas, Raquel se adueñó de los ídolos familiares que pertenecían a su padre.20Y Jacob engañó a Labán, el arameo, porque huyó sin decirle una palabra.21Así escapó Jacob con todo lo que tenía, y apenas estuvo al otro lado del Eufrates, se dirigió hacia la montaña de Galaad.22Al tercer día notificaron a Labán que Jacob había huido.23Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días, hasta que al fin lo alcanzó en la montaña de Galaad.24Pero esa misma noche, Dios se apareció en sueños a Labán, el arameo, y le dijo: «Cuidado con entrometerse para nada en los asuntos de Jacob».25Cuando Labán alcanzó a Jacob, este había instalado su campamento en la montaña. Labán, por su parte, acampó en la montaña de Galaad.26Labán dijo entonces a Jacob: «¿Qué has hecho? ¡Me has engañado y te has llevado a mis hijas como prisioneras de guerra!27¿Por qué has huido ocultamente y me has engañado? Si me hubieras avisado, yo te habría despedido con una fiesta, con cantos y con música de tambores y liras.28Pero tú ni siquiera me has permitido saludar con un beso a mis nietos y a mis hijas. Realmente te has comportado como un insensato.29Yo tengo poder suficiente para hacerles una mala jugada a todos ustedes. Sin embargo, ayer por la noche, el Dios de tu padre me dijo: «Cuidado con entrometerte para nada en los asuntos de Jacob».30De todas maneras, está bien: tú te has ido porque añorabas tu casa paterna. Pero ¿por qué robaste mis dioses?».31«Yo estaba atemorizado, respondió Jacob a Labán, pensando que podías quitarme a tus hijas.32Y en lo que respecta a tus dioses, si llegas a encontrarlos en poder de alguno de nosotros, ese no quedará con vida. Revisa bien, en presencia de nuestros hermanos, a ver si hay aquí algo que te pertenece, y llévatelo». Por supuesto, Jacob ignoraba que Raquel los había robado.33Labán entró en la carpa de Jacob, en la de Lía, y en la de las dos esclavas, y no encontró nada. Al salir de la carpa de Lía, entró en la de Raquel.34Pero Raquel había tomado los ídolos, los había guardado en la montura del camello y se había sentado encima de ellos. Después que Labán registró toda la carpa sin obtener ningún resultado,35Raquel dijo a su padre: «Que mi señor no lo tome a mal; pero no puedo ponerme de pie ante él, porque me sucede lo que es habitual en las mujeres». Y por más que buscó, no logró encontrar los ídolos.36Jacob se llenó de indignación, y reprochó a Labán diciéndole: «¿Qué delito o falta he cometido para que me acoses de esa manera?37Acabas de registrar todas mis cosas y no has encontrado un solo objeto que te pertenezca. Si lo has encontrado, colócalo aquí, delante de tu gente y de la mía, y que ellos decidan quién de nosotros tiene razón.38En los veinte años que estuve contigo, tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, y jamás me comí los carneros de tu rebaño.39Nunca te llevé un animal despedazado por las fieras: yo mismo debía reparar la pérdida, porque tú me reclamabas lo que había sido robado tanto de día como de noche.40De día me consumía el calor, y de noche, la helada; y el sueño huía de mis ojos.41De los veinte años que pasé en tu casa, catorce trabajé por tus dos hijas, y seis por tu rebaño, y tú me cambiaste el salario diez veces.42Y si el Dios de mi padre –el Dios de Abraham y el Terror de Isaac– no hubiera estado de mi parte, me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi opresión y mi fatiga, y ayer por la noche pronunció su fallo».43Labán replicó a Jacob: «Estas mujeres son mis hijas, y estos muchachos, mis nietos; y también es mío el rebaño. Todo lo que ves me pertenece. Pero ¿qué puedo hacer ahora contra mis hijas y mis nietos?44Por eso, hagamos una alianza, y que haya un testigo entre tú y yo».45Entonces Jacob tomó una piedra y la erigió como piedra conmemorativa.46Labán por su parte, dijo a sus hermanos: «Recojan unas piedras». Ellos las recogieron, las amontonaron y comieron allí, sobre el montón de piedras.47Y Labán le puso el nombre de Iegar Sahadutá, mientras que Jacob lo llamó Galed.48Después Labán declaró: «Este montón de piedras será siempre un testigo entre tú y yo, como lo es ahora». Por eso lo llamó Galed.49Además, le puso el nombre de Mispá, porque dijo: «Que el Señor nos vigile a los dos, cuando estemos lejos el uno del otro:50si tú maltratas a mis hijas o te unes a otras mujeres además de ellas –aunque no haya nadie entre nosotros– recuerda que Dios está como testigo entre tú y yo».51Luego añadió: «Mira este montón de piedras, y mira la piedra conmemorativa que yo erigí entre tú y yo:52una y otra cosa serán testigos de que ninguno de los dos iremos más allá de este montón de piedras y de esta piedra conmemorativa, con malas intenciones.53Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea nuestro juez». Entonces Jacob prestó un juramento por el Terror de Isaac.54Luego ofreció un sacrificio sobre la Montaña, e invitó a sus hermanos a participar del banquete. Ellos comieron y pasaron la noche en la Montaña.