Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Génesis 27


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1Cuando Isaac envejeció, sus ojos se debilitaron tanto que ya no veía nada. Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: «¡Hijo mío!». «Aquí estoy», respondió él.2«Como ves, continuó diciendo Isaac, yo estoy viejo y puedo morir en cualquier momento.3Por eso, toma tus armas –tu aljaba y tu arco– ve al campo, y cázame algún animal silvestre.4Después prepárame una buena comida, de esas que a mí me gustan, y tráemela para que la coma. Así podré darte mi bendición antes de morir».5Rebeca había estado escuchando cuando Isaac hablaba con su hijo Esaú. Y apenas este se fue al campo a cazar un animal para su padre,6Rebeca dijo a Jacob: «Acabo de oír que tu padre le decía a tu hermano Esaú:7«Tráeme un animal silvestre y prepárame una buena comida. Yo la comeré, y te bendeciré en la presencia del Señor antes de morir».8Ahora, hijo mío, escucha bien lo que voy a ordenar.9Ve al corral y tráeme de allí dos cabritos bien cebados. Yo prepararé con ellos una buena comida para tu padre, de esas que le agradan a él,10y tú se la llevarás para que la coma. Así él te bendecirá antes de morir».11Pero Jacob respondió a su madre Rebeca: «Mira que mi hermano Esaú es velludo y yo soy lampiño.12Si mi padre me llega a tocar, pensará que me estoy burlando de él, y entonces atraeré sobre mí una maldición, y no una bendición».13Que esa maldición caiga sobre mí, hijo mío», le respondió su madre. «Tú obedéceme, y tráeme los cabritos».14Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó una buena comida, como le agradaba a su padre.15Después Rebeca tomó una ropa de su hijo mayor Esaú, la mejor que había en la casa, y se la puso a Jacob, su hijo menor;16y con el cuero de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello.17Luego le entregó la comida y el pan que había preparado.18Jacob se presentó ante su padre y le dijo: «¡Padre!». Este respondió: «Sí, ¿quién eres, hijo mío?».19«Soy Esaú, tu hijo primogénito, respondió Jacob a su padre, y ya hice lo que me mandaste. Por favor, siéntate y come lo que cacé, para que puedas bendecirme».20Entonces Isaac le dijo: «¡Qué rápido lo has logrado, hijo mío!». Jacob respondió: «El Señor, tu Dios, hizo que las cosas me salieran bien».21Pero Isaac añadió: «Acércate, hijo mío, y deja que te toque, para ver si eres realmente mi hijo Esaú o no».22El se acercó a su padre; este lo palpó y dijo: «La voy es de Jacob, pero las manos son de Esaú».23Y no lo reconoció, porque sus manos estaban cubiertas de vello, como las de su hermano Esaú. Sin embargo, cuando ya se disponía a bendecirlo,24le preguntó otra vez: «¿Tú eres mi hijo Esaú?». «Por supuesto», respondió él.25«Entonces sírveme, continuó diciendo Isaac, y déjame comer lo que has cazado, para que pueda darte mi bendición». Jacob le acercó la comida, y su padre la comió; también le sirvió vino, y lo bebió.26Luego su padre Isaac le dijo: «Acércate, hijo mío, y dame un beso».27Cuando él se acercó para besarlo, Isaac percibió la fragancia de su ropa. Entonces lo bendijo diciendo: «Sí, la fragancia de mi hijo es como el aroma de un campo que el Señor ha bendecido.28Que el Señor te dé el rocío del cielo, y la fertilidad de la tierra, trigo y vino en abundancia.29Que los pueblos te sirvan y las naciones te rindan homenaje. Tú serás el señor de tus hermanos, y los hijos de tu madre se inclinarán ante ti. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga».30Apenas Isaac había terminado de bendecir a Jacob, en el preciso momento que este se apartaba de su padre, su hermano Esaú volvió de cazar.31El también preparó una comida apetitosa y la presentó a su padre, diciendo: «Levántate, padre, y come la presa que tu hijo ha cazado. Así podrás bendecirme».32Isaac, su padre, le preguntó: «Y tú, ¿quién eres?». «Soy Esaú, tu hijo primogénito», le respondió él.33Isaac quedó profundamente turbado y exclamó: «¿Quién ha sido entonces el que cazó una presa y me la trajo? Yo la comí antes que tú llegaras, lo bendije, y quedará bendecido».34Al oír las palabras de su padre, Esaú lanzó un fuerte grito lleno de amargura. Luego dijo: «¡Padre, bendíceme también a mí!».35Pero Isaac respondió a Esaú: «Ha venido tu hermano y, valiéndose de un engaño, se llevó tu bendición».36Esaú dijo entonces: «Sí, con razón se llama Jacob. Ya van dos veces que me desplaza: primero arrebató mi condición de hijo primogénito, y ahora se ha llevado mi bendición». Y agregó: «¿No has reservado una bendición para mí?».37Isaac respondió a Esaú: «Lo he constituido tu señor y le he dado como servidores a todos sus hermanos; lo he provisto de trigo y de vino: ¿Qué más puedo hacer por ti, hijo mío?».38Esaú dijo a su padre: «¿Acaso tienes sólo una bendición?». Isaac permaneció en silencio. Esaú lanzó un grito y se puso a llorar.39Isaac le respondió, diciéndole: «Tu morada estará lejos de los campos fértiles y del rocío que cae del cielo.40Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano. Pero cuando te rebeles, lograrás sacudir su yugo de tu cuello».41Esaú sintió hacia su hermano un profundo rencor, por la bendición que le había dado su padre. Y pensó: «Pronto estaremos de duelo por mi padre. Entonces mataré a mi hermano Jacob».42Cuando contaron a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor, ella mandó llamar a Jacob, su hijo menor y le dijo: «Tu hermano te quiere matar para vengarse de ti.43Ahora, hijo mío, obedéceme. Huye inmediatamente a Jarán, a casa de mi hermano Labán,44y quédate con él algún tiempo, hasta que tu hermano se tranquilice,45hasta que se calme su ira contra ti y olvide lo que le has hecho. Después yo te mandaré a buscar. ¿Por qué voy a perderlos a los dos en un solo día?».46Rebeca dijo a Isaac: «¡Esas mujeres hititas me han quitado hasta las ganas de vivir! Si también Jacob se casa con una de esas hititas, con una nativa de ese país, ¿qué me importa ya de la vida?».