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Martedi, 14 maggio 2024 - San Mattia ( Letture di oggi)

I Livro de Samuel 5


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SAGRADA BIBLIAEL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS
1 Os filisteus apoderaram-se, pois, da arca de Deus e levaram-na de Eben-Ezer para Azot.1 Los filisteos capturaron el Arca de Dios y la trasladaron de Eben Ezer a Asdod.
2 Tomaram a arca de Deus e meteram-na no templo de Dagon, colocando-a junto do ídolo.2 Allí tomaron el Arca de Dios, la introdujeron en el templo de Dagón y la expusieron al lado de Dagón.
3 No dia seguinte, levantando-se pela manhã, os habitantes de Azot viram Dagon estendido com o rosto por terra diante da arca do Senhor. Levantaram o ídolo e repuseram-no no seu lugar.3 A la mañana siguiente, los asdoditas se levantaron bien temprano, y encontraron a Dagón caído en el suelo, boca abajo, ante el Arca del Señor. Lo recogieron y lo volvieron a poner en su sitio.
4 Na manhã seguinte, ao se levantarem, encontraram {de novo} Dagon estendido com o rosto por terra diante da arca do Senhor; a cabeça do deus e suas duas mãos estavam desprendidas e jaziam perto do limiar. Dele só restou o tronco.4 Pero a la mañana siguiente, cuando los asdoditas se levantaron, encontraron a Dagón caído en el suelo, boca abajo, ante el Arca del Señor. La cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos yacían cortadas sobre el umbral, y no le quedaba más que el tronco.
5 É por isto que os sacerdotes de Dagon e todos os que entram no seu templo em Azot, evitam ainda hoje pôr o pé no limiar da porta.5 Por eso, hasta el día de hoy los sacerdotes de Dagón y los que entran en su templo, en Asdod, no pisan el umbral.
6 A mão do Senhor pesava sobre os habitantes de Azot; ele os devastou e os feriu de hemorróidas na cidade e no seu território.6 La mano del Señor se hizo sentir pesadamente sobre los asdoditas y los devastó, hiriéndolos con tumores por todo el territorio de Asdod.
7 Vendo isto, os habitantes de Azot exclamaram: A arca do Deus de Israel não ficará conosco, porque a sua mão pesou sobre nós e sobre Dagon, nosso Deus.7 Al ver lo que sucedía, los asdoditas dijeron: «Que el Arca del Señor no se quede entre nosotros, porque su mano es dura contra nosotros y contra Dagón, nuestro dios».
8 Mandaram mensageiros que convocassem todos os príncipes dos filisteus e perguntaram-lhes: Que faremos nós da arca do Deus de Israel? Eles responderam: Transportem-na a Get. E a arca do Deus de Israel foi levada para ali.8 Entonces invitaron a todos los príncipes de los filisteos a reunirse con ellos, y dijeron: «¿Qué podemos hacer con el Arca del Dios de Israel?». Ellos respondieron: «Hay que trasladarla a Gat». Así trasladaron el Arca del Dios de Israel.
9 Logo que o fizeram, a mão do Senhor foi contra a cidade, causando nela um grande terror. Feriu os habitantes desde o menor até ao maior com muitos tumores de hemorróidas.9 Pero una vez que fue trasladada, la mano del Señor se hizo sentir sobre la ciudad y cundió un pánico terrible, porque el Señor hirió a la gente de la ciudad, del más pequeño al más grande, y les brotaron tumores.
10 Mandaram então a arca de Deus para Acaron. Chegando ela ali, os acaronitas clamaram, dizendo: Trouxeram-nos a arca do Deus de Israel, para nos matar como todo o povo!10 Entonces enviaron el Arca de Dios a Ecrón. Pero apenas el Arca llegó a Ecrón, los ecronitas gritaron: «Han trasladado aquí el Arca del Dios de Israel, para hacerme morir a mí y a mi pueblo».
11 Convocaram todos os príncipes dos filisteus e disseram-lhes: Devolvei a arca do Deus de Israel; que ela volte para o seu lugar, e não nos faça perecer com todo o povo.11 Luego invitaron a reunirse a todos los príncipes de los filisteos, y estos decían: «Devuelvan el Arca del Dios de Israel; que regrese al lugar donde estaba, y no me haga morir a mí y a mi pueblo». Porque reinaba un pánico mortal en toda la ciudad, tal era el peso con que se hacía sentir la mano del Señor.
12 Reinava na cidade um pavor mortal, e a mão de Deus fazia-se sentir rudemente. Aqueles que escapavam à morte, eram feridos de hemorróidas, e da cidade subia até ao céu um clamor angustiado.12 A los que no morían les brotaban tumores, y el clamor de la ciudad subía hasta el cielo.