Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Lucas 2


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1En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.2Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.3Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.4José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,5para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.6Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;7y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.8En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.9De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,10pero el Angel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:11Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.12Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre».13Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:14¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él».15Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado».16Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre.17Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño,18y todos los que los escuchaban quedaron admirados de que decían los pastores.19Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.20Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.21Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Angel antes de su concepción.22Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,23como está escrito en la Ley: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor".24También debían ofrecer un sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.25Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él26y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.27Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley,28Angel lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:29«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,30porque mis ojos han visto la salvación31que preparaste delante de todos los pueblos:32luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».33Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.34Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción,35y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».36Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casa en su juventud, había vivido siete años con su marido.37Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.38Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.39Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.40El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.41Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.42Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,43y acababa la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.44Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos.45Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.46Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.47Y todos los que los oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.48Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados».49Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?».50Ellos no entendieron lo que les decía.51El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.52Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres.