Scrutatio

Sabato, 11 maggio 2024 - San Fabio e compagni ( Letture di oggi)

Marcos 7


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús,1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén.
2 y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas,
3 Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;3 - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos,
4 y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas -.
5 Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?».5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?»
6 El les respondió: «¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.6 El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
7 En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.7 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.
8 Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres».8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».
9 Y les decía: «Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.9 Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición!
10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís:
11 En cambio, ustedes afirman: «Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro "corbán" –es decir, ofrenda sagrada– todo aquello con lo que podría ayudarte...»11 Si uno dice a su padre o a su madre: “Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -”,
12 En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.12 ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre,
13 Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!».13 anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas».
14 Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: «Escúchenme todos y entiéndanlo bien.14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended.
15 Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre.15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.
16 ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!».16 Quien tenga oídos para oír, que oiga».
17 Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola.17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola.
18 El les dijo: «¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo,18 El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle,
19 porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?». Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -.
20 Luego agregó: «Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro.20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.
21 Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos,
22 los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino.22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez.
23 Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre».23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».
24 Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.24 Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido,
25 En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies.25 sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies.
26 Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio.
27 El le respondió: «Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros».27 El le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
28 Pero ella le respondió: «Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos».28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños».
29 Entonces él le dijo: «A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija».29 El, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija».
30 Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.
31 Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.31 Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis.
32 Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.32 Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él.
33 Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua.33 El, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua.
34 Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y dijo: «Efatá», que significa: «Abrete».34 Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: «¡Abrete!»
35 Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.35 Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente.
36 Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban36 Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban.
37 y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».37 Y se maravillaban sobremanera y decían «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».