Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

Marcos 3


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1Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.2Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.3Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante».4Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». Pero ellos callaron.5Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada.6Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.7Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea.8Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón.9Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara.10Porque, como curaba a muchos, todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre él para tocarlo.11Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!».12Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto.13Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él,14y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar15con el poder de expulsar a los demonios.16Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro;17Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;18luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo,19y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.20Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer.21Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado».22Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios».23Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: «¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás?24Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir,25Y una familia dividida tampoco puede subsistir.26Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llega a su fin.27Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.28Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.29Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre».30Jesús dijo esto porque ellos decían: «Está poseído por un espíritu impuro».31Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.32La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera».33El les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».34Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.35Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».