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Martedi, 14 maggio 2024 - San Mattia ( Letture di oggi)

Nehemías 9


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EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOSBIBLIA
1 El día veinticuatro de ese mes, los israelitas se reunieron para un ayuno, vestidos de sayales y cubiertos de polvo.1 El día veinticuatro de aquel mismo mes, se congregaron los israelitas para ayunar, vestidos de sayal y la cabeza cubierta de polvo.
2 Los de la estirpe de Israel se separaron de todos los extranjeros y se presentaron para confesar sus pecados y las faltas de sus padres.2 La raza de Israel se separó de todos los extranjeros; y puestos en pie, confesaron sus pecados y las culpas de sus padres.
3 Una vez ubicados en sus puestos, durante una cuarta parte del día se leyó el libro de la Ley del Señor, su Dios, y durante otra cuarta parte, confesaron sus pecados y se postraron delante del Señor, su Dios.3 (De pie y cada uno en su sitio, leyeron en el libro de la Ley de Yahveh su Dios, por espacio de un cuarto de día; durante otro cuarto hacían confesión y se postraban ante Yahveh su Dios.)
4 Sobre la tribuna de los levitas se levantó Josué, junto con Binuí, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní, y clamaron en alta voz al Señor, su Dios.4 (Josué, Binnuy, Cadmiel, Sebanías, Bunní, Serebías, Baní y Quenaní subieron al estrado de los levitas y clamaron en alta voz hacia Yahveh su Dios,
5 Luego los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jasbanías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petajías dijeron: «¡Levántense, bendigan al Señor, su Dios, desde siempre y para siempre! Sea bendecido tu Nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza».5 y los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jasabneías, Serebías, Hodiyías, Sebanías y Petajías dijeron: «¡Levantaos, bendecid a Yahveh nuestro Dios!») ¡Bendito seas, Yahveh Dios nuestro, de eternidad en eternidad! ¡Y sea bendito el Nombre de tu Gloria que supera toda bendición y alabanza!
6 Y Esdras dijo: «¡Tú eres el Señor, sólo tú! Tú hiciste los cielos, lo más alto del cielo y todo su ejército, la tierra y todo lo hay en ella, los mares y todo lo que contienen, A todo eso le das vida. y el ejército del cielo se postra ente ti.6 ¡Tú, Yahveh, tú el único! Tú hiciste los cielos, el cielo de los cielos y toda su mesnada, la tierra y todo cuanto abarca, los mares y todo cuanto encierran. Todo esto tú lo animas, y la mesnada de los cielos ante ti se prosterna.
7 Tú, Señor, eres el Dios que elegiste a Abram, lo hiciste salir de Ur de los caldeos y le pusiste por nombre Abraham.7 Tú, Yahveh, eres el Dios que elegiste a Abram, le sacaste de Ur de Caldea y le diste el nombre de Abraham.
8 Al ver que su corazón te era fiel, concluiste con él la alianza, para darle el país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jebuseos y guirgasitas, y para dárselo a su descendencia. Y has cumplido tus palabras, porque eres justo.8 Hallaste su corazón fiel ante ti, con él hiciste alianza, para darle el país del cananeo, del hitita y del amorreo, del perizita, del jebuseo y del guirgasita, a él y a su posteridad. Y has mantenido tu palabra, porque eres justo.
9 Tú viste la miseria de nuestros padres en Egipto, oíste su clamor junto al Mar Rojo,9 Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y escuchaste su clamor junto al mar de Suf.
10 Hiciste signos y prodigios contra el Faraón, contra sus servidores y todo el pueblo de su país, porque sabías con qué arrogancia los habían tratado; así adquiriste un renombre que perdura hasta hoy.10 Contra Faraón obraste señales y prodigios, contra sus siervos y todo el pueblo de su país, pues supiste que eran altivos con ellos. ¡Te hiciste un nombre hasta el día de hoy!
11 Abriste ante ellos el mar, y ellos lo cruzaron sin mojarse los pies; pero a sus perseguidores los hundiste en el abismo, como una piedra en las aguas caudalosas.11 Tú hendiste el mar ante ellos: por medio del mar pasaron a pie enjuto. Hundiste en los abismos a sus perseguidores, como una piedra en aguas poderosas.
12 Los guiaste de día con una columna de nube y de noche, con una columna de fuego, para iluminarles el camino que debían recorrer.12 Con columna de nube los guiaste de día, con columna de fuego por la noche, para alumbrar ante ellos el camino por donde habían de marchar.
13 Tú bajaste a la montaña del Sinaí y hablaste con ellos desde el cielo; les diste normas justas y leyes fidedignas, preceptos y mandamientos excelentes.13 Bajaste sobre el monte Sinaí y del cielo les hablaste; les diste normas justas, leyes verdaderas, preceptos y mandamientos excelentes;
14 Les hiciste conocer tu santo día sábado y les prescribiste mandamientos, preceptos y una Ley, por medio de Moisés, tu servidor.14 les diste a conocer tu santo sábado; les ordenaste mandamientos, preceptos y Ley por mano de Moisés, tu siervo.
15 Tú les diste pan del cielo para saciar su hambre, hiciste brotar agua de la roca para calmar su sed, y les mandaste ir a tomar posesión de la tierra que, con la mano en alto, habías jurado darles.15 Del cielo les mandaste el pan para su hambre, para su sed hiciste brotar el agua de la roca. Y les mandaste ir a apoderarse de la tierra que tú juraste darles mano en alto.
16 Pero nuestros padres se mostraron arrogantes, se obstinaron y desoyeron tus mandamientos.16 Altivos se volvieron nuestros padres, su cerviz endurecieron y desoyeron tus mandatos.
17 Se negaron a obedecer, sin acordarse de las maravillas que habías hecho por ellos; se obstinaron, empecinándose en volver a su servidumbre en Egipto. Pero tú eres el Dios del perdón, compasivo y misericordioso, lento para enojarte y lleno de fidelidad; por eso, no los has abandonado.17 No quisieron oír, no recordaron los prodigios que con ellos hiciste; endurecieron la cerviz y se obstinaron en volver a Egipto y a su servidumbre. Pero tú eres el Dios de los perdones, clemente y entrañable, tardo a la cólera y rico en bondad. ¡No los desamparaste!
18 Ellos se fabricaron un ternero de metal fundido, diciendo: «Aquí está tu Dios, el que te hizo salir de Egipto», y así cometieron un gran ultraje.18 Ni siquiera cuando se fabricaron un becerro de metal fundido y exclamaron: «¡Este es tu dios que te sacó de Egipto!» (grandes desprecios te hicieron).
19 Pero aún entonces, por tu gran misericordia, no los abandonaste en el desierto: la columna de nube no se alejó de ellos de día, para guiarlos por el camino, no la columna de fuego durante la noche, para iluminarles el camino que debían recorrer.19 Tú, en tu inmensa ternura, no los abandonaste en el desierto: la columna de nube no se apartó de ellos, para guiarles de día por la ruta, ni la columna de fuego por la noche, para alumbrar ante ellos el camino por donde habían de marchar.
20 Tú les diste tu buen espíritu, para que supieran discernir; no les quitaste el maná de la boca y les diste agua para calmar su sed.20 Tu Espíritu bueno les diste para instruirles, el maná no retiraste de su boca, y para su sed les diste agua.
21 Cuarenta años los sustentaste en el desierto y nunca les faltó nada: no se gastaron sus vestidos ni se les hincharon los pies.21 Cuarenta años los sustentaste en el desierto, y nada les faltó: ni sus vestidos se gastaron ni se hincharon sus pies.
22 Tú les entregaste reinos y pueblos, y se los repartiste como zona fronteriza: tomaron posesión del país de Sijón, rey de Jesbón, y del país de Og, rey de Basán.22 Reinos y pueblos les donaste y las tierras vecinas repartiste: se apoderaron del país de Sijón, rey de Jesbón, y del país de Og, rey de Basán.
23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los introdujiste en la tierra que habías prometido a sus padres en posesión.23 Y multiplicaste sus hijos como estrellas del cielo, los llevaste a la tierra que a sus padres dijiste que entrarían a poseer.
24 Los hijos entraron y tomaron posesión del país, y tú sometiste ante ellos a los habitantes del país, los cananeos: los pusiste en sus manos, igual que a sus reyes y a los pueblos del país, para que ellos los trataran a su arbitrio.24 Llegaron los hijos y tomaron el país, y tú ante ellos aplastaste a los habitantes del país, los cananeos, los pusiste en sus manos, con sus reyes y las gentes del país, para que los trataran a merced de su capricho.
25 Así conquistaron plazas fuertes y un suelo fértil; se adueñaron de casas llenas de toda clase de bienes, de cisternas excavadas, viñas y olivares y de árboles frutales en abundancia. Comieron hasta saciarse y engordaron, y por tu gran bondad, vivieron en medio de delicias.25 Ciudades fuertes conquistaron y una tierra generosa; y heredaron casas de toda suerte de bienes rebosantes, cisternas ya excavadas, viñas y olivares, árboles frutales sin medida: comieron, se saciaron, engordaron, se deleitaron en tus inmensos bienes.
26 Pero después fueron indóciles y se rebelaron contra ti: arrojaron tu Ley a sus espaldas, mataron a los profetas que los conminaban a volver a ti, y cometieron grandes ultrajes.26 Pero después, indóciles, se rebelaron contra ti, arrojaron tu Ley a sus espaldas, mataron a los profetas que les conjuraban a convertirse a ti; (grandes desprecios te hicieron).
27 Tú los entregaste en manos de sus opresores, y ellos los oprimían. En el momento de la opresión, clamaban a ti; tú los escuchabas desde el cielo y, por tu gran misericordia, les mandabas salvadores que los salvaban de sus opresores.27 Tú los entregaste en poder de sus enemigos que los oprimieron. Durante su opresión clamaban hacia ti, y tú los escuchabas desde el cielo; y en tu inmensa ternura les mandabas salvadores que los libraron de las manos opresoras.
28 Pero apenas se sentían tranquilos, volvían a hacer el mal delante de ti, y tú los abandonabas en manos de sus enemigos, que los oprimían; ellos volvían a invocarte y tú los oías desde el cielo: ¡cuántas veces los salvaste por tu misericordia!28 Pero, apenas en paz, volvían a hacer el mal ante ti, y tú los dejabas en mano de sus enemigos que los oprimían. Ellos de nuevo gritaban hacia ti, y tú escuchabas desde el cielo: ¡muchas veces, por ternura, los salvaste!
29 Tú los conminabas a que volvieran a tu Ley, pero ellos se mostraron arrogantes y no obedecieron tus mandamientos; pecaron contra tus normas, las que el hombre debe cumplir para tener la vida; volvieron la espalda con rebeldía, se obstinaron y no obedecieron.29 Les conminaste para volverlos a tu Ley, pero ellos en su orgullo no escucharon tus mandatos; contra tus normas pecaron, contra aquellas que, cumplidas, dan la vida; dieron la espalda, endurecieron su cerviz y no escucharon.
30 Tú fuiste paciente con ellos durante muchos años; les advertiste con tu espíritu, por medio de tus profetas; pero ellos no escucharon y tú los entregaste en manos de otros pueblos.30 Tuviste paciencia con ellos durante muchos años; les advertiste por tu Espíritu, por boca de tus profetas; pero ellos no escucharon. Y los pusiste en manos de las gentes de los países.
31 Sin embargo, por tu gran misericordia, no los has exterminado ni abandonado, porque eres un Dios compasivo y misericordioso.31 Mas en tu inmensa ternura no los acabaste, no los abandonaste, porque eres tú Dios clemente y lleno de ternura.
32 Y ahora, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que mantienes la alianza y la fidelidad, no menosprecies las tribulaciones que nos han sobrevenido a nosotros, a nuestros reyes y a nuestros jefes, a nuestros sacerdotes y profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los tiempos de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.32 Ahora, pues, oh Dios nuestro, tú, Dios grande, poderoso y temible, que mantienes la alianza y el amor, no menosprecies esta miseria que ha caído sobre nosotros, sobre nuestros reyes y príncipes, nuestros sacerdotes y profetas, sobre todo tu pueblo, desde los tiempos de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.
33 Tú has sido justo en todo lo que nos ha sobrevenido, porque tú has obrado con fidelidad y nosotros cometimos el mal.33 Has sido justo en todo lo que nos ha sobrevenido, pues tú fuiste fiel, y nosotros malvados:
34 Sí, nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no practicaron la ley, no hicieron caso de tus mandamientos ni de las advertencias que les habías hecho.34 nuestros reyes y jefes, nuestros sacerdotes y padres no guardaron tu Ley, no hicieron caso de los mandamientos y dictámenes que tú les diste.
35 Durante su reinado, en medio de los grandes bienes que les concediste, y en la tierra espaciosa y fértil que les entregaste, ellos no te sirvieron ni se convirtieron de sus malas acciones.35 Mientras vivían en su reino, entre los grandes bienes que tú les regalabas, y en la espaciosa y generosa tierra que tú les habías preparado, no te sirvieron ellos ni se convirtieron de sus malas acciones.
36 Mira que hoy estamos esclavizados, sí, somos esclavos aquí, en el país que diste a nuestros padres, para que gozáramos de sus frutos y de sus bienes.36 Míranos hoy a nosotros esclavos, y en el país que habías dado a nuestros padres para gozar de sus frutos y bienes, mira que aquí en servidumbre nos sumimos.
37 Sus abundantes productos son para los reyes que tú nos has impuesto a causa de nuestros pecados, y ellos disponen a su arbitrio de nuestras personas y nuestro ganado. ¡En qué opresión hemos caído!».37 Sus muchos frutos son para los reyes, que por nuestros pecados tú nos impusiste, y que a capricho dominan nuestras personas, cuerpos y ganados. ¡En gran angustia nos hallamos!