Scrutatio

Sabato, 27 aprile 2024 - Santa Zita ( Letture di oggi)

2 Crónicas 1


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1Dos años después, el Faraón tuvo un sueño: él estaba de pie junto al Nilo,2cuando de pronto subieron del río siete vacas hermosas y robustas, que se pusieron a pastar entre los juncos.3Detrás de ella subieron otras siete vacas feas y escuálidas, que se pararon al lado de las primeras;4y las vacas feas y escuálidas se comieron a las siete vacas hermosas y robustas. En seguida el Faraón se despertó.5Luego volvió a dormirse y tuvo otro sueño: siete espigas grandes y lozanas salían de un mismo tallo.6Pero inmediatamente después brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento del este;7y las espigas delgadas devoraron a las siete espigas grandes y cargadas de granos. Cuando se despertó, el Faraón se dio cuenta de que había estado soñando.8A la mañana siguiente, el Faraón se sintió muy preocupado y mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, para contarles sus sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.9Entonces el copero mayor se dirigió al Faraón y le dijo: «Ahora reconozco mi negligencia.10En cierta oportunidad, el Faraón se irritó contra sus servidores, y me puso bajo custodia, junto con el panadero mayor, en la casa del capitán de guardias.11El y yo tuvimos un sueño en el transcurso de una misma noche, cada sueño con su propio significado.12Con nosotros estaba un joven hebreo, un servidor del capitán de guardias; nosotros le contamos nuestros sueños, y él los interpretó, dando a cada uno su explicación.13Y todo sucedió como él lo había interpretado: yo fui restituido a mi cargo, mientras que el otro fue ahorcado».14El Faraón mandó llamar a José, que sin pérdida de tiempo fue sacado de la prisión. Este se afeitó, se cambió de ropa y compareció ante el Faraón.15El Faraón dijo a José: «He tenido un sueño que nadie puede interpretar. Pero me han informado que te basta oír un sueño para interpretarlo».16José respondió al Faraón: «No soy yo, sino Dios, el que dará al Faraón la respuesta conveniente».17Entonces el Faraón dijo a José: «Soñé que estaba parado a orilla del Nilo,18y de pronto subían del río siete vacas robustas y hermosas, que se pusieron a pastar entre los juncos.19Detrás de ellas subieron otras siete vacas, escuálidas, de aspecto horrible y esqueléticas, como nunca había visto en todo el territorio de Egipto.20Y las vacas escuálidas y feas devoraron a las otras siete vacas robustas.21Pero una vez que las comieron, nadie hubiera dicho que las tenían en su vientre, porque seguían tan horribles como antes. En seguida me desperté.22En el otro sueño, vi siete espigas hermosas y cargadas de granos, que brotaban de un mismo tallo.23Después de ellas brotaron otras siete espigas, marchitas, delgadas y quemadas por el viento del este,24que devoraron a las siete espigas hermosas. Yo he contado todo esto a los adivinos, pero ninguno me ha dado una explicación».25José dijo al Faraón: «El Faraón ha soñado una sola cosa, y así Dios le ha anunciado lo que está a punto de realizar.26Las siete vacas hermosas y las siete espigas lozanas representan siete años. Los dos sueños se tratan de lo mismo.27Y las siete vacas escuálidas y feas que subieron después de ellas son siete años, lo mismo que las siete espigas sin grano y quemadas por el viento del este. Estos serán siete años de hambre.28Es como lo acabo de decir al Faraón: Dios ha querido mostrarle lo que está a punto de realizar.29En los próximos siete años habrá en todo Egipto una gran abundancia.30Pero inmediatamente después, sobrevendrán siete años de hambre, durante los cuales en Egipto no quedará ni el recuerdo de aquella abundancia, porque el hambre asolará al país.31Entonces nadie sabrá lo que es la abundancia, a causa del hambre, que será muy intensa.32El hecho de que el Faraón haya tenido dos veces el mismo sueño, significa que este asunto ya está resuelto de parte de Dios y que él lo va a ejecutar de inmediato.33Por eso, es necesario que el Faraón busque un hombre prudente y sabio, y lo ponga al frente de todo Egipto.34Además, el Faraón deberá establecer inspectores en todo el país y exigir a los egipcios la quinta parte de las cosechas durante los siete años de abundancia.35Ellos reunirán los víveres que se cosechen en estos próximos siete años de prosperidad, y almacenarán el grano bajo la supervisión del Faraón, para tenerlo guardado en las ciudades.36Así el país tendrá una reserva de alimentos para los siete años de hambre que vendrán sobre Egipto, y no morirá de inanición.37La respuesta agradó al Faraón y a todos sus servidores.38Por eso el Faraón les dijo a estos: «¿Podemos encontrar otro hombre que tenga en igual medida el espíritu de Dios?».39Y dirigiéndose a José, le expresó: «Ya que Dios te ha hecho conocer todas estas cosas, no hay nadie que sea tan prudente y sabio como tú.40Por eso tú estarás al frente de mi palacio, y todo mi pueblo tendrá que acatar tus órdenes. Sólo por el trono real seré superior a ti».41Y el Faraón siguió diciendo a José: «Ahora mismo te pongo al frente de todo el territorio de Egipto».42En seguida se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano de José; lo hizo vestir con ropa de lino fino y le colgó al cuello una cadena de oro.43Luego lo hizo subir a la mejor carroza después de la suya, e iban gritando delante de él: «¡Atención!» Así le dio autoridad sobre todo Egipto.44El Faraón dijo a José: «Yo soy el Faraón, pero nadie podrá mover una mano o un pie en todo el territorio de Egipto si tú no lo apruebas».45Luego impuso a José el nombre de Safnat Panéaj, y le dio por esposa a Asnat, la hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. Y José fue a recorrer el país de Egipto.46Cuando se puso al servicio del Faraón, rey de Egipto, José tenía treinta años. José se alejó de la presencia del Faraón e hizo un recorrido por todo el territorio de Egipto.47Durante los siete años de abundancia, la tierra produjo copiosamente,48y él reunió todos los víveres recogidos en esos siete años y los almacenó en las ciudades, depositando en cada una de las cosechas de los campos vecinos.49De esa manera, José acumuló una enorme cantidad de cereales, tanto como la arena del mar, hasta tal punto que dejó de llevar un control, porque superaba toda medida.50Antes que comenzaran los años de hambre, José tuvo dos hijos, que le dio Asnat, la hija de Potifera, el sacerdote de On.51Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: «Dios me ha hecho olvidar por completo mis penas y mi casa paterna».52Y al segundo le puso el nombre de Efraím, diciendo: «Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción».53Entonces terminaron los años en que Egipto gozó de abundancia,54y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos.55Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos al Faraón que le diera de comer, este respondió: «Vayan a ver a José y hagan lo que él les diga».56Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa.57Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre asolaba toda la tierra.